Barcelona quiere acabar con la paradoja del 'bicing', o que los chavales y adolescentes de 15 años pueden conducir ciclomotores, pero no pueden abonarse al servicio de bicicletas compartidas hasta los 16 años. No sabemos si les parece bien o mal que vayan en moto, pero desde luego que un objetivo certero es que quieren acabar con el vehículo en la ciudad.
Con los datos en la mano, objetivamente, es mucho más peligroso desplazarse en una moto o scooter que en una bicicleta. Y eso es precisamente con lo que quiere acabar Barcelona.
Objetivo: desenganchar a los jóvenes de las motos
En Barcelona pasa algo curioso: los adolescentes pueden subirse a una moto a los 15 años, pero no pueden usar el Bicing hasta los 16. Mientras los ciclomotores rugen bajo las manos de chavales que acaban de salir de la ESO, las bicicletas públicas, aparentemente inofensivas, les están vetadas hasta que cumplan un año más.
En Barcelona pasa algo curioso: los adolescentes pueden subirse a una moto a los 15 años, pero no pueden usar el Bicing hasta los 16. Mientras los ciclomotores rugen bajo las manos de chavales que acaban de salir de la ESO, las bicicletas públicas, aparentemente inofensivas, les están vetadas hasta que cumplan un año más.
Los datos son los que son. Y según El Periódico, las motos suponen menos del 8% de los desplazamientos urbanos en la ciudad, pero concentran la mitad de las muertes en accidentes en los últimos 15 años. Parece obvio que es más peligroso que una bici.
Pero no es el único problema, y es que según detalla el citado medio, hay otro problema: chavales de 14 años usando el servicio. ¿Cómo? Usan el abono de un hermano mayor, un amigo o cualquier otra "préstamo generoso", algo que, naturalmente, está prohibido.
Así que como las motos son peligrosas y Barcelona quiere reducir el uso del vehículo privado (concretamente un 25% de aquí a cinco años, según EP), el Ayuntamiento está considerando una medida que podría cambiar las cosas: bajar la edad mínima del Bicing a 14 años. Evidentemente, este cambio necesitaría de ajustes legales como la autorización de los padres o tutores.
El trasfondo parece obvio: desenganchar a los jóvenes de las motos que tanto atraen por su velocidad y comodidad.