El tema de la movilidad y la gestión del espacio urbano está siendo clave en las capitales de provincia en estos momentos. En los ayuntamientos españoles se están llevando a cabo diferentes políticas que van desde la peatonalización parcial los fines de semana, como es el caso de Madrid, hasta la actuación permanente, como por ejemplo ha hecho Valladolid.
La moto, al tratarse de un transporte individual y de alta ocupación se presenta como una buena solución de movilidad para la situación actual pero quedará mermada en algunos lugares. Barcelona y Zaragoza han sido las primeras ciudades en regular de una manera más estricta que antes el estacionamiento en las aceras.
Espacio de seguridad, aceras estrechas, motos aparcadas y ahora... el tema de las terrazas
El espacio urbano es limitado y los ayuntamientos tienen que jugarlo bien. La superficie es la que hay y tiene que dar respuesta a todos los colectivos que participan en la movilidad (peatones, ciclistas, conductores de dos y cuatro ruedas). Todos tienen argumentos suficientes como para justificar la necesidad de una zona específica para su medio de transporte.
Además de las acciones referidas a la movilidad, los espacios públicos también tienen que ajustarse a otras actividades económicas. Es el ejemplo de la gestión de los residuos sólidos urbanos o la instalación de equipamiento itinerante, como es el caso de las terrazas de los bares.
Todas las provincias de España están, al menos, en la fase 1 de la desescalada. Los bares ya pueden recuperar parte de su actividad después de haber estado más de dos meses parados y pueden ofrecer servicios de restauración en las terrazas de toda la geografía nacional.
Muchos establecimientos demandan la flexibilidad de las políticas municipales que rigen los límites de las terrazas. Esto es así por motivos económicos y de pura supervivencia del negocio. No hay que olvidar que, por el momento, no está permitido el consumo dentro del local. Esto se está evaluando por parte de los ayuntamientos y la idea que gana fuerza es la de ceder para las terrazas el espacio reservado para el estacionamiento de los vehículos en la calzada.
El aparcamiento de las motos en las aceras, un punto que crea controversia
La moto es un tema que crea conflicto de intereses en la ciudad de hoy. Por un lado se trata de un vehículo que es una solución de movilidad acertada en estos momentos, por lo que ponerle trabas no parece lo mejor. Por la otra parte sí que se dan imágenes que, dentro y fuera de la normativa de movilidad local, son incómodas. Especialmente si se ven desde el plano peatonal.
Una de las fotografías que más chirría es la de las alternativas de motosharing. Las compañías ofrecen un servicio de movilidad sostenible que es positivo para la sociedad, pero muchas veces existe una sensación de impunidad ante sus actos que no es agradable. También se nota una cierta "situación de poder" ante el conductor particular. Esto sucede, por ejemplo, en el momento de estacionar en los espacios reservados para los vehículos de dos ruedas. En ciudades como Madrid es sencillo verlos copados en su práctica totalidad por las motos de la empresa de movilidad compartida "X".
El usuario particular también debe entonar el "mea culpa" en el caso del estacionamiento en la acera. Muchas veces la colocación del vehículo no se cuida como se debería y no cumple con la prioridad peatonal que tiene este espacio.
Las normativas de movilidad municipales regulan la manera de hacer este tipo de estacionamientos. Suelen establecer zonas específicas y explican el modo concreto de hacerlo en cada lugar. Entre el desconocimiento general por parte de los usuarios y que son normas que no se hacen cumplir con la exigencia que se debería, el resultado es el punto de caos que todos observamos en las grandes ciudades.
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