La bicicleta está en auge en España, especialmente en la desescalada de la COVID-19. Es un medio de transporte que no es demasiado popular en nuestro territorio, especialmente si comparamos la situación con el resto de Europa.
Países como Alemania o Bélgica tienen mucha más cultura de ciclismo urbano, pero no es oro todo lo que reluce. Por desgracia también hay robos y de ahí nace la investigación que están llevando a cabo en Alemania donde parece que un grupo de policías se aprovechaba para hacer negocio con las bicicletas de los depósitos municipales de la ciudad de Leipzig.
Las bicicletas del depósito municipal, un negocio secundario muy suculento
El caso que ahora investiga en Ministerio del Interior alemán a través de la Oficina Estatal de la Policía Criminal se destapó durante 2019, aunque era una actuación que venia sucediendo desde varios años atrás.
Según parece, un grupo de policías en Leipzig habría creado una depurada estrategia para lucrarse con la compra-venta de bicicletas de alta gama del depósito municipal. Lo hacían a través de una asociación intermedia y los precios rondaban los 50 o 100 euros, muy por debajo de la cifra de mercado.
En la ciudad localizada en el noreste existía un grupo especial de la policía local que se encargaba de hacer un seguimiento y estudiar los casos de robo de las bicicletas que terminaban en el depósito municipal. En muchos casos la investigación se cerraba con el abono de la cuantía de la bicicleta al propietario por parte del seguro dando por perdido el vehículo.
El caso que ahora se investiga salpica a una cantidad importante de agentes ya que, además de los que actuaban con la venta también están quienes se beneficiaron con la compra a precios extremadamente económicos. De momento no se ha resuelto el caso, pero los investigados se enfrentan a varios delitos tales como corrupción, fraude en el cargo público, robo o malversación de fondos.
Más de mil bicicletas fueron vendidas a través de este método
El entramado fraudulento que se está estudiando en Alemania tiene unas cifras que no son nada desdeñables. Se baraja una cifra superior a las 1.000 bicicletas de alta gama vendidas en cuatro años.
La forma de operar del grupo investigado estaba depurada. Primeramente conocían perfectamente el estado legal de cada vehículo y sabían si era apto o no para su posterior venta. En otras palabras, sabían si el caso de su sustracción estaba abierto o cerrado. Una vez determinaban como apta cada bicicleta la cedían a una asociación intermedia que era la que se encargaba de comercializarlas a precios muy rebajados.
De momento el caso continua en fase de investigación y no existe ninguna sentencia en firme, pero está causando revuelo público en el país germano así como reacciones en redes sociales en clave de humor satírico por parte de la población civil.
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