"El jueves había quedado con Miguel, el del concesionario, para ir a recoger la Zeta. La verdad es que todo iba bien hasta que llegué a casa." contaba F.N.G. "Paré la moto y busqué la patilla con el pie. La conseguí poner, pero al bajarme la vi ahí, sola, y parecía que no, ¡pero se movía!" continuaba este joven motero que apenas lleva dos semanas con su recién sacado carné A2.
Nos contaba además que podía escuchar el sonido de la patilla al resbalar por la arenilla del cemento de la acera. Su brillante y recién estrenada Kawasaki Z800e parecía estar demoniacamente atraída hacía el suelo. F.N.G seguía explicándonos: "No creo que la patilla aguante el peso de verdad, seguro que ya se ha caído… y aquí estoy, ¡si la que tiene que ir al hospital es ella!". Su pareja sentimental, quien avisó a las autoridades, explicaba: "No sabía qué hacer, estaba ahí helado y no entraba ni diciéndole que ya me había bajado el siguiente capítulo de Juego de Tronos. Yo quiero que la venda ya, para que luego digan que las motos no son peligrosas.".
Pese a la insistencia de este joven motero, su Kawasaki sigue en el lugar donde la dejó y no parece que tenga ninguna intención de caer al suelo. Eso sí, nos ha prometido que le va a comprar un caballete de los buenos para acabar con este sufrimiento.
Foto vía | Garry Knight Flickr