Las imprudencias en la carretera se pagan, y sino que se lo digan a este motorista noruego. Y es que conducir a 263 km/h en un tramo de 80 km/h le ha supuesto un año y medio de cárcel y la prohibición de conducir de por vida.
Las autoridades noruegas pillaron a nuestro protagonista excediendo la velocidad dos veces en un mismo día, momento en el cual se procedió a detenerle e incautar su vehículo. Un vehículo que al examinarlo contenía una cámara de video con memoria incorporada. ¿El resultado? imágenes grabadas entre julio de 2020 y mayo de 2021 donde el protagonista incurría en hasta 56 delitos por exceso de velocidad. Y eso sólo atendiendo a los más graves.
La tecnología aliada de la policía
El exceso de velocidad es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las autoridades cuando hablamos de motoristas. Tanto es así que la Dirección General de Tráfico ya ha realizado unas cuantas campañas intentando evitarlo. No obstante no es un problema localizado de nuestro país, sino que es una problemática que afecta a todo el mundo.
De hecho, el protagonista de nuestra noticia de hoy viene desde Noruega, ocurriendo los hechos en mayo del año pasado según informó el Norwegian Broadcasting Corporation. El conductor, un joven de 31 años, circuló hasta en dos ocasiones a una velocidad muy superior en un tramo de carretera que vigilaba la policía, un hecho que sirvió para detenerlo e incautar su vehículo.
Al examinarlo, los agentes se dieron cuenta que la moto contenía una pequeña cámara en su frontal donde el piloto se había grabado varios vídeos a largo de un año. Vídeos en los que el exceso de velocidad, los adelantamientos en zonas prohibidas o los zigzagueos eran parte de su rutina. Con estas evidencias, el conductor fue llevado a juicio y condenado a año y medio de prisión y a la retirada del carnet de por vida.
Y eso, habiendo tenido en cuanta sólo 56 delitos graves por exceso de velocidad, aunque en la cámara se encontraron evidencias de otros delitos que no se tuvieron en cuenta. Uno de los episodios más graves por el que se le condenó, sucedió el 10 de septiembre donde se podía ver al piloto circular por un túnel a una velocidad de marcador de 293 km/h. Sin embargo, después de comprobar el velocímetro, las autoridades se dieron cuenta que la velocidad real había sido de 263 km/h, superando el límite de 80 km/h con creces.
El acusado por su parte se intentó excusar en que el protagonista de la moto, una BMW S1000RR del 2016, no había sido él y que había prestado el vehículo a varios amigos a los que, por supuesto, no quiso nombrar. Las autoridades no tuvieron en cuenta esto castigándole como decíamos anteriormente a un año y medio de cárcel y a la retirada del carnet de por vida.
Pese a la dureza de esa última prohibición, las leyes del país nórdico permiten que la parte afectada vuelva a solicitar su licencia de conducir después de que hayan pasado cinco años. El abogado defensor del acusado tiene la intención de apelar el caso, aunque con las evidencias mostradas será difícil que pueda conseguir algo.