Es normal que cuando un piloto sube de Moto3 a Moto2 sufra, por mucho que ese piloto se llame Pedro Acosta y fuese campeón del mundo en su primer año en la categoría pequeña. La diferencia entre la Moto3 y la Moto2 es radical, mucho más que la que hay entre la Moto2 y la MotoGP. Pero aún así Pedro Acosta preocupa.
El piloto murciano está sufriendo mucho en sus primeras seis carreras en la categoría intermedia. Y lo peor es que da la sensación de haberse perdido por el camino. Son tres caídas consecutivas en las tres últimas carreras, justo desde que dijo que iba a cambiar su forma de afrontar los Grandes Premios.
Pedro Acosta lleva tres caídas en las tres últimas carreras
"Ni yo me quiero ver el decimoquinto ni me sale verme el decimoquinto", reincidía Acosta en Jerez. Era una forma de decir que no iba a seguir con el plan de crecimiento progresivo que el equipo había establecido para él, y el cual le permitió hacer discretos pero aceptables resultados en sus tres primeras carreras.
En Losail, Mandalika y Argentina, las tres primeras carreras de la temporada, Acosta consiguió un duodécimo, un noveno y un séptimo puesto respectivamente. En las tres carreras fue el novato mejor clasificado, e incluso en la primera, Catar, dio un recital de adelantamientos tras un incidente en la salida.
Pero tras la carrera de Termas de Río Hondo el español decidió cambiar de rumbo. Y mandó un recado a su equipo: "espero que me dejen pilotar como yo quiero, a ver si empiezan a salir las cosas un poco mejor. Quizá el problema es que no me he caído. Tendré que empezar a caerme más y a pilotar como yo quiero", dijo Acosta entonces.
Si ese era su plan, lo ha cumplido a la perfección. Tres caídas en las tres siguientes carreras. Y si bien la de Austin fue rodando relativamente arriba, las de Portimao y Jerez fueron cuando estaba en esas posiciones en las que ni se quiere ver ni le sale verse. Y en Jerez casi se lleva por delante a Fermín Aldeguer, el otro joven murciano que empieza a hacerle sombra.
No, no hay que empezar a pensar que Acosta va a ser una promesa frustrada. Al contrario, a punto de cumplir 18 años está demostrando que velocidad sí tiene, aunque falte limar unas décimas. Pero lo más importante es pulir los detalles, y el primero es hacerle caso a un equipo que ya las ha visto de todos los colores, y que el año pasado arrasó.
Su talón de Aquiles en Moto3, que eran las malas clasificaciones, le está pasando mucha factura en Moto2, donde adelantar no es tan sencillo. Recordemos que Acosta ya tiene contrato para subir a MotoGP con KTM en 2024, pero antes de eso hay una carrera que enderezar. El ejemplo de Raúl Fernández y el suyo propio habían puesto el listón demasiado alto.