Problemón mayúsculo al que se enfrentan los motoristas en París. En la ciudad del amor quieren prohibir las motos y los scooters por las noches, o eso ha propuesto un concejal parisino. Irá a votación, y si es favorable, supondrá un serio problema.
El planteamiento de este concejal, apoyado por asociaciones anti vehículos, es que las motos hacen mucho ruido. La propuesta incluye un plan provisional de un año, y luego, ya veremos.
Las motos y scooters eléctricos se librarían de la medida
Las prohibiciones siguen en boca de todos, especialmente en París. Si hace poco contábamos que los parisinos quieren echar a los SUV de sus calles (y les da igual si son eléctricos o de combustión), ahora quieren hacer lo mismo con las motos y los scooters, pero solo durante las noches.
El concejal de la ciudad Pierre-Yves Bournazel, que es copresidente del grupo Independientes y Progresistas, quiere sacar adelante la propuesta para echar a todos los vehículos de dos ruedas térmicos (las motos y scooters eléctricos quedarían exentos) por hacer mucho ruido.
Su propuesta incluye un período de prueba de un año, con una prohibición completa entre las 22.00 y las 7.00 horas. Eso supone un problema por bastantes motivos, pero el principal, para todos aquellos que lo utilizan como método de transporte, tanto si salen o entran del trabajo.
Argumenta que muchos vecinos de la ciudad se quejan del ruido de los motores durante la noche, y que molestan. También quieren incentivar a los usuarios de estos medios de transporte a optar por medios de movilidad eléctricos u otros más silenciosos como las bicicletas eléctricas. Incentivar a costa de prohibir.
Pero ahí no termina la cosa. Asociaciones anti vehículos como 'Ras le Scoot' no solo apoyan la propuesta, sino que directamente piden abiertamente una prohibición total de las motocicletas y los scooters en toda la ciudad. Puede tener que ver que su portavoz es director comercial de un fabricante de bicicletas eléctricas.
Otros concejales utilizan un discurso más serenado, como Emmanuel Grégoire. Acepta que el ruido de las motos en la ciudad puede llegar a preocupar, y que han tomado medidas como sensores acústicos, pero que la prohibición va un paso más allá y no es competencia de la ciudad.
El debate está servido, y asociaciones moteras como FFMC ya critican el "aspecto liberticida y restrictivo" de la medida.