La llegada de la normativa anticontaminación Euro 5 no era tan definitiva y restrictiva. Entraba en vigor en 2021 pero no era definitiva, sino que se dividía en dos partes para no ser tan severa. Estamos a las puertas de la llegada de esa segunda parte, la llamada Euro 5+ que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2024.
Si la Euro 5 ya suponía un reto mayúsculo y un esfuerzo importante para las fábricas de motos que querían comercializar sus modelos en la Unión Europea, la Euro 5+ añadirá cierta dificultad a los vehículos de nueva homologación.
Euro5+ será todavía más difícil para las marcas
El reto de la Euro 5 ya se ha llevado por delante a algunos modelos importantes de moto en Europa. Entre ellos la Suzuki GSX-R 1000, que dejó de venderse en territorio europeo a causa de la normativa, pero que todavía sigue en pie de guerra en Japón y Estados Unidos, por ejemplo.
El problema para muchas marcas de motos es que suponía actualizar un motor, y eso supone una inversión que no sale rentable porque no se venden tantas motos. El 1 de enero de 2023 era la fecha límite, momento en el que acaba el plazo concedido por Europa para que las marcas terminasen de liquidar su stock de motos con Euro4, y entre otras, Suzuki no ha querido invertir dinero en actualizar el motor a la nueva normativa medioambiental, por lo que se suma a las GSX-R 600 y GSX-R 750, que también dijeron adiós con la llegada de Euro4.
Lo que ya se mide con la actual Euro 5. Con la llegada de la Euro 5 se pasó a regular el sonido del escape a través del silenciador y del propio motor tuvo que reducirse, midiéndose con niveles más bajos de los que ya estipulaba la Euro 4. En otras palabras, reducción de emisiones acústicas. Asimismo, reducción de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno del 38 %, y de las emisiones de monóxido de carbono (CO) del 12 %
Se buscaba un distinto rendimiento de las válvulas de admisión y escape junto a la cantidad de revoluciones por minutos a la que llegaban dependiendo de las emisiones. Por último también se implantó el OBD II, una evolución que notifica al conductor la situación contaminante y la desconexión del ABS, no permitiendo que se desconecte en su totalidad con distintos niveles de intervención.
Así que la Euro 5+ es el siguiente paso, obligatoria a partir de 2024 para todas las motos de nueva homologación. Un año después, para 2025 se prohibirán las nuevas matriculaciones de los modelos que ya forman parte de esa gama, como le pasó a la GSX-R 1000.
Si bien no hay cambios significativos como sucedió con el paso de la Euro 4 a la Euro 5, los fabricantes tienen ahora ciertas dificultades añadidas porque no será suficiente con pasar las pruebas para no superar los nuevos límites de emisión.
Euro 5+ vendrá con algunos cambios principales que no se limitan a que la moto cumpla con los requisitos nada más pase la inspección, sino que se mantengan en el tiempo.
Por ello, en la Euro 5 había una prueba matemática que analizaba el deterioro y evaluaba el nivel de contaminantes emitidos tras ciertos kilómetros que variaban dependiendo de la categoría de la moto. Ahora se hará un cálculo acumulado de los kilómetros en un ciclo predefinido que dependerá de la moto (según recoge Motociclismo.it, será de cerca de 35.000 km).
Habrá dos pruebas: una de acumulación total y otra de acumulación parcial (la mitad, 17.500 km). Tras el análisis de los datos se determinará si se siguen cumpliendo los niveles de emisión, lo que supondrá un gasto extra a los fabricantes y probablemente encarecerá a los nuevos modelos.
Por último, se renovará el sistema OBD II que monitoriza los diferentes sistemas a través de sensores incorporados en el motor y otros sistemas. Ahora obligarán a que la diagnosis de a bordo entre en funcionamiento al menos una vez cada 10 minutos en la moto. Deberá encargarse también de comprobar convertidor catalítico, el estado de los sensores y si hay una reducción significativa del par motor.