Tener una BMW S1000RR es sinónimo de exclusividad, deportividad, fiereza, alma de carreras... Es la moto perfecta para ir rápido. Cuando la probamos decíamos que era "afilada, intimidante y vestida con colores de guerra". Y como todo, los modelos más añejos se van quedando algo anticuados.
Es lo que le pasó a Nicola Giannattasio, un hombre que se compró una S1000RR en 2011 pero percibió que se quedaba demasiado vieja con el paso de los años. Así que ya puestos, la hizo todavía más antigua y construyó una custom retro racer muy ochentera en honor a Nürburgring.
Misma moto que la BMW S1000RR de 2011, aspecto totalmente distinto
Es natural que con el paso de los años las motos vayan evolucionando en todo: desde el motor, pasando por pequeños avances en la parte ciclo y por supuesto, en el aspecto visual donde hasta las superbikes de calle llevan los archiconocidos alerones o 'winglets' al más puro estilo MotoGP.
Y eso tiene una consecuencia directa: que tu moto se queda atrás. ¿Cómo paliarlo? Haciéndola más vieja aún. Con un poco de clase y estilo es posible convertir tu moto medio moderna en una joya clásica, y eso es exactamente lo que se le ocurrió a Nicola Giannattasio, que convirtió su S1000RR en una moto única e irrepetible.
Bautizó a la reconvertida custom retro racer como Nurburg, en honor a las deportivas de la década de los '80 que utilizaban para correr en las carreras de resistencia. Quizá sea indicio de ello la característica 'X' que envuelve el faro redondo.
Punto y aparte. Como curiosidad, esa 'X' que también puedes ver en los coches (no es más que cinta aislante) se busca, en caso de accidente, que los trozos de cristal del faro no acaben saltando por los aires y perjudicando la seguridad del trazado.
Empezó por los carenados, retirando las piezas originales y cambiándolas por un conjunto de personalizado y fijado a un subchasis fabricado por él mismo. El colín, si te has fijado, tampoco es el original: ahora es cuadrado y con fuerza, muy al estilo del siglo anterior.
En la parte delantera coge fuerza el carenado redondeado con un faro también redondo, situado en un lateral (con bombilla halógena) y una 'X' cubriendo el otro faro. De hecho, nos recuerda mucho a las primeras motos de carreras de resistencia de Suzuki. La entrada de aire también le da bastante personalidad a la moto.
El conjunto se completa con una librea personalizada que combina los colores originales de BMW: blanco, rojo y azul con el gris del depósito y el logo de la marca. Ah, y el sillín, claro, que es de nueva factura, con una fina capa de espuma. El soporte de matrícula es heredado de una Kawasaki Z1000.
Si bien el aspecto físico puede pasar por algo anticuado en comparación con la generación actual, nada que ver con el motor, que no necesitó de ningún retoque interno. Sin embargo, sí que lo retocó por fuera para que combinase con el resto de la moto.
Lo recubrió con carcasas de aluminio aeronáutico construidas por un preparador... Además del lustre también sirven de protección para el propulsor. Y es una pena que no haya vídeo, porque debe sonar a las mil maravillas con el sistema de escape Akrapovic de titanio.
Así que convertir tu moto con más de 10 años en una clásica tiene un resultado como este. No hay duda de que lo clásico y lo retro está de moda, hasta el punto de quedar así de bien.