La moto más cara del mundo es esta custom con forma de escarabajo y motor Suzuki de 185 CV

Las motos custom son especiales y únicas. Eso también va en consonancia con el precio que hay que por ellas, a veces imposible, como es el caso de hoy. Un preparador americano llamado Ransom Motorcycles vende una de las motos más caras del mundo.

Para hacernos una idea de lo que cuestan, sus precios varían entre las seis y siete cifras. Es decir, una moto que puede llegar a costar un millón de dólares, es decir, más de 900.000 euros. Y no hay moto comparable por ese dinero.

185 CV que provienen del motor de una Suzuki GSX-R 1000

No encontrarás esta moto en ningún concesionario. Ransom Motorcycles es un preparador americano, de Nueva Jersey, que hace motos bajo encargo, previa reserva de 2.000 dólares. Aunque esta cifra es calderilla para el que quiera comprar una, teniendo en cuenta que sus precios llegan hasta el millón.

Este taller, descubierto por Forbes, dedica miles de horas (literalmente, además) a construir sus motos. Lo hace a mano su dueño, Robert, cuyo apellido da nombre a su taller, Ransom. Aparte de él no hay nadie más ayudándolo.

El motor ni siquiera es de fabricación propia. El preparador simplemente dice que proviene de una moto deportiva japonesa, y es un cuatro cilindros en línea que rinde 185 CV de potencia a 13.000 vueltas. Algo nos hace sospechar que proviene de una Suzuki GSX-R 1000 más bien por sus cifras. Según su creador, no lo dice porque no quiere que sus motos se confundan con motos originales y se asocien a otro tipo de moto.

Resulta raro que una custom equipe un tetracilíndrico de una deportiva japonesa y no un V-Twin con sello yanqui. Quizá eso la haga especial. La moto se forma sobre un bastidor de tubos de cromo-molibdeno, y tiene un basculante monobrazo con una enorme rueda de 300 mm. Desde atrás impresiona, y no poco precisamente.

No cuesta lo que vale. Al menos no sus piezas y horas de trabajo. Probablemente ninguna moto en el mundo p4ueda justificar un precio de un millón de dólares, al menos basándonos en sus materiales y mano de obra. Lo que se paga en esta moto, según su dueño, es el "arte y diseño".

Parece pesada, pero no lo es tanto. Su precio son algo más de 180 kilos (no sabemos si en seco o en orden de marcha). Además, su aspecto de escarabajo recoge alguna virguería, como su faro LED, que se hace visible gracias a una carátula retráctil. Curioso.

De hecho tiene una concepción meramente artística, aunque sus motos sean plenamente funcionales, tengan VIN (americano) y puedan circular. Sabe que quienes las compren no las utilizarán a diario, ni siquiera a menudo.

Más bien son obras de arte para exponer para clientes adinerados. Muy adinerados y exquisitos como para gastarse un millón de euros en una moto que casi no usarán.

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