Nuestro pasajero a bordo del Can-Am Spyder está casi tan mimado como en una moto turística. Dispone de un amplio asiento con un respaldo regulable en longitud, aunque en la unidad probada este no quedaba completamente fijo en la posición que le marcabas y tendía a moverse hacia adelanta y hacia atrás. Además, dos amplias asas laterales completan las posibilidades de sujeción.
Hay suficiente espacio como para que dos usuarios de talla “nórdica” viajen sin problemas. Es más, prácticamente no se tocan el uno al otro. Para subir, lo mejor es dejar que lo haga primero el pasajero, colocándose en el lugar del piloto para luego pasar al asiento trasero. Incluso con los dos a bordo, los retrovisores siguen mostrando una magnífica visión de todo lo que llevamos detrás sin que prácticamente nada les estorbe la visión.
Las luces cortas y largas poseen focos diferentes. Mientras las luces de cruce están situadas abajo, las de carretera está colocadas en la parte alta del Can-Am. Tanto unas como otras alumbran muchísimo, tanto como las luces de un coche. Mientras que las primeras amplían muchísimo el campo de visión, alumbrando perfectamente los dos carriles y la entrada en curvas, las largas nos ofrecen una luz en forma de elipse en el centro de la vía que nos permite ver muy lejos. De lo mejor que he visto.
Además, dos pequeñas luces de posición colocadas en los guardabarros delanteros indican la anchura del vehículo. Esta es un hándicap cuando queremos pasar por algún lugar estrecho o maniobrar con él para aparcar ya que debemos tener cuídado de no rozar en ningún sitio. Al final y con un poco de práctica, nos acostumbraremos rápidamente.
Por último, el consumo del Can-Am Spyder no es precisamente bajo. No llegaba a las barbaridades de once litros a los cien que me consumía la KTM Superduke cuando iba alegre pero oscila en torno a los 8 o 9 litros en una conducción deportiva con un 65% carretera y 35% ciudad. Esto unido a su depósito de 25 litros nos da una autonomía teórica de unos 250-300 kilómetros, lo que entra dentro de la media.
En resumen, un vehículo muy seguro en cuanto te acostumbras a su particular forma de conducir, divertido, ideal para viajar (todavía más en la versión RT, que será presentada oficialmente esta tarde y de la que os traeré mis impresiones) pero que no renuncia a hacerse unas curvitas en cualquier carretera de montaña. Está perfectamente indicada para aquellos que le tienen miedo o respeto a la moto o bien se ven ya demasiado mayores para sacarse el carnet A pero no quieren renunciar a las sensaciones que rodean al mundo de las dos ruedas.
Can-Am Spyder
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Motor:
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Tipo:Bicilíndrico en V , 4 Tiempos, DOHC 4
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Cilindrada: 998 cm³
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Potencia max. dec.: 106 cv a 8.500 rpm
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Par max. dec: 104,3 Nm a 6.250 rpm
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Embrague: Multidisco en baño de aceite
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Cambio: 5 velocidades manual o secuencial automático en opción
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Transmisión: Correa reforzada con Kevlar
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Delantera: Doble trapecio con barra estabilizadora, 145 mm de recorrido
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Trasera: Brazo basculante con monoamortiguador, 145 mm de recorrido
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Delantero: 2 discos de Ø 260 mm con pinzas de 4 pistones, con ABS de serie
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Trasero: Disco de Ø 260 mm, pinza de pistón único
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Delanteras: KR21 165/65 R 14
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Trasera: KR21 225/50 R 15
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Longitud total: 2667 mm
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Distancia entre ejes: 1.727 mm
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Altura asiento: 737 mm
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Depósito de combustible: 25 litros
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Consumo medio declarado: N/D litros
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Peso en seco: 317 kg
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Motor: 8
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Suspensiones: 7,5
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Frenos: 7
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Estética: 9,5
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Comodidad del piloto: 8
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Comodidad del pasajero: 8.5
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Valoración media: 8,08
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A favor: Comodidad, estética, alumbrado
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En contra: Menos deportiva que una moto, consumo, protección a alta velocidad
Vehículo cedido por Moto Oviedo.
En Moto22 | Can-Am Spyder, la prueba (1/4), (2/4), (3/4)