Hoy nos levantamos muy pronto. Es primera hora de la mañana y los primeros rayos de sol se cuelan tímidamente entre las ramas de los árboles que flanquean ambos lados de la carretera. Volvemos a salir a dar un largo paseo con la BMW R 1200 GS Adventure pero en éste caso será un viaje de esos aburridotes de largas tiradas por autopista. Lo primero es pasar por la gasolinera para quitar los restos que aún quedan sobre la moto de la aventura de ayer.
Llenamos el depósito y vaya... hay pocas motos en las que entren más de 40 euros de gasolina de una sola tacada. Hay que rascarse un poco más el bolsillo de lo normal al pasar por caja pero tenemos la seguridad de que en un buen puñado de kilómetros no tendremos que volver a abrir el tapón del depósito.
BMW R 1200 GS Adventure: intrusismo profesional
Cuando ayer hablábamos sobre que la BMW R 1200 GS Adventure es una buena moto para hacer turismo por carreteras de cualquier tipo no estaba diciendo que fuera mala compañera para viajar por autovías, todo lo contrario. Las carreteras de todo tipo también incluyen las vías rápidas y allí, donde no pensábamos que una trail con ligero enfoque campero pudiera defenderse, es donde marca la diferencia.
Puedo decir sin pelos en la lengua que la BMW R 1200 GS Adventure es una de las mejores y más completas motos viajeras. De serie, mejora por mucho las capacidades ruteras de su hermana menor la GS gracias a que su protección aerodinámica se incrementa de forma considerable con unos nuevos aditamentos, tiene una autonomía generosa gracias a su enorme depósito y con el juego de maletas y baúl podemos llevar cualquier cosa que necesitemos. Como detalle sobre el depósito tenemos una pequeña guantera para llevar dinero para el peaje, por ejemplo.
La carrocería lateral más voluminosa resguardará nuestras piernas casi por completo, la pantalla frontal (regulable manualmente) más alta y con una curvatura más vertical en su parte superior desvía el aire justo por encima del casco a cualquier velocidad, los paramanos protegen hasta buena parte del antebrazo y los deflectores laterales apartan el aire del pecho.
Y diréis que todo esto me lo podría estar inventando, pero resulta que otra de las peripecias que me pasaron con ésta moto fue una tremenda tormenta veraniega con granizo incluido que se desencadenó nada más llegar al idílico lugar donde debería haber hecho la sesión de fotos. Obviamente tuve que desistir y decidimos volver al alojamiento, sólo que éste estaba a 60 kilómetros.
Por lo tanto, puestos a vivir la experiencia pasé 45 kilómetros por una autovía casi desierta a velocidad elevada bajo un aguacero épico. Podía ver perfectamente cómo el agua seguía la estela del viento y se apartaba de mi camino. Agachando un poco el cuello las gotas no llegaban a la pantalla del casco, las manos quedaron a buen recaudo y sólo me mojé los pies (vuelvo a remarcar como ya lo hice en su día la necesidad de una quilla) y parte de los brazos. Con los puños calefactables confieso que ha sido la vez que menos me ha importado mojarme en moto.
Con un depósito de 30 litros nos aseguramos ya de entrada que aunque el propulsor necesite beber más de la cuenta no tendremos que agobiarnos por encontrar una gasolinera cada dos por tres. El caso es que la eficiencia energética del propulsor bóxer también pone su granito de arena con un contenido consumo verificado de 5,8 litros en un uso intensivo, siempre con maletas y nunca vacías. En esa fase de la prueba bajo el aguacero, con un 70% de carga en las maletas, mucha agua que despejar y alta velocidad el consumo subió hasta los 6,8 litros según el ordenador de abordo.
En cuanto a las maletas hay que decir que sus formas regulares ayudan mucho cuando queremos aprovechar al máximo su espacio. Con 44 litros para la maleta izquierda, 36 litros en la derecha (por el escape) y 32 litros en el top case hacen un total 112 litros de volumen para llenar con todo lo que se os pueda ocurrir.
Se desmontan con facilidad desbloqueando el cierre con la llave y para abrirlas podemos hacerla hacia delante o detrás, dispone de una cerradura/bisagra a cada lado. Maletas por cierto que, aunque no son herméticas, mantuvieron a salvo las cámaras tras nuestro viaje acuático.
BMW R 1200 GS Adventure: para viajes en pareja
El pasajero que tenga la fortuna de montar en la BMW R 1200 GS Adventure será difícil que se baje de la moto renegando. Vale que la operación de subirse a su asiento es un poco más complicado incluso que para el piloto, pero una vez en su lugar el copiloto dispondrá de un mullido mucho más generoso de lo que nuestro pasajero habitual está acostumbrado y una superficie también de buenas dimensiones.
A parte de eso la parrilla portaobjetos que incorpora de serie la moto hace al mismo tiempo las veces de asidero con su estructura tubular. Y si también le añadimos el baúl tendrá un buen lugar donde apoyarse. Si vamos a viajar asiduamente acompañados deberíamos invertir unos euros en el pequeño respaldo opcional para que las vértebras del acompañante no pidan clemencia con el paso de los baches.
La postura está bien resuelta también en la segunda plaza, dejando que el copiloto se relaje y disfrute del paisaje. No llegan vibraciones hasta su cuerpo lo que evitará que se le duerman los miembros y el aire tampoco le azotará gracias a lo bien resuelta que está la carrocería, que no se limita a cubrir un poco al pasajero y los demás que se apañen.
Después de largas tiradas el pasajero no sufre porque tiene espacio de sobra para moverse y cambiar de postura, así que es una muy buena opción para viajar a dúo. Sin duda.
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