Cuando nos vamos a subir a una moto, grande o pequeña y de cualquier tipo que sea, sólo hay un elemento de protección que es obligatorio: el casco. Siempre insistimos en la importancia de ir bien equipados con el resto de protecciones, y hay gente que va equipada hasta arriba con material de primera, pero sigue sorprendiendo encontrarme gente con el casco mal abrochado.
Para que un casco desarrolle todas sus prestaciones de seguridad y proteja apropiadamente nuestra cabeza necesita de nuestra participación. Además de cumplir con las homologaciones necesarias debemos abrocharnos el casco, es un gesto tan rápido como necesario que puede salvarnos de un susto tan serio como el que tenéis a continuación.
El conductor de la pequeña moto que espera pacientemente detrás del coche ni se entera de lo que pasa. Una custom llega por detrás sin frenar (¿dónde iría mirando?) e impacta directamente contra la zaga de la víctima. El top case que monta sale disparado justo contra la cabeza del conductor e impacta con tanta violencia que, por un lado el baúl sale volando, y por el otro le arranca el casco de la cabeza.
Por suerte la velocidad no era demasiada, pero si la velocidad hubiera sido superior y el pobre inocente sale impulsado contra el coche o cae de mala manera al suelo, no hubiera tenido un casco para protegerle. Así que ya sabes la moraleja: aunque vayas aquí al lado ponte el casco, y abróchatelo.