En la historia de Nürburgring, el 'Infierno Verde', hay un nombre que ya quedará siempre grabado a fuego, y que todavía nadie ha podido superar varios años después. Lo curioso es que tiene el récord de vuelta rápida en moto tanto en seco como en mojado: pasen y saluden a Andy Carlile.
Además, su historia tiene cierto intríngulis; es curiosa. Carlile es un mito viviente de Nürburgring. Desde 2012 nadie le quita el título al motero más rápido del trazado en seco y mojado. Aunque hace poco casi le quitan las pegatinas.
Récord en seco y mojado, misma Yamaha R1 y sin electrónica
Hay gente que prepara sus motos al límite, o que creen que con la ultimísima generación cargada de electrónica podrán con todo. Carlile es el ejemplo que no. Y para ello, el circuito más complicado y peligroso del planeta, Nürburgring y su vieja Yamaha R1 del 2005 accidentada.
Una moto, recordemos, que no trae ABS ni control de tracción, ni pijadas electrónicas varias que sí trae la última generación de la Yamaha R1 (que por cierto, será descontinuada). En su lugar, este británico que trabajaba en el trazado, andaba justo de presupuesto, y era gran amante de las motos.
Además de trabajar en Nürburgring, también colaboraba con alguna revista especializada en motociclismo. Ahorró y ahorró hasta que se pudo permitir comprar una Yamaha R1 por 4.000 euros. Aunque había un pero: estaba desguazada. Él, manitas, se ocupó de arreglarla y ponerla a punto para circular en carretera y circuito.
Así, la Yamaha R1 de 2005 accidentada volvió a la vida con alguna que otra modificación mínima: suspensiones Nitron, escape Akrapovic de titanio, un Power Commander para optimizar el ajuste de la inyección y unas llantas BST de carbono para aligerarla hasta 11 kg. Nada del otro mundo.
Como vivía cerca del circuito y además trabajaba en él, consiguió un pase anual económico con el que poder entrar en sus ratos libres. Allí que se metió con la Yamaha R1 a hacer historia; tanta historia que hoy en día nadie ha batido su crono de 7 minutos y 10 segundos. Rompió en 20 segundos el récord, que antes de él estaba en los 7 minutos y 30 segundos. El dichoso Carlile fue más rápido que un Mercedes-AMG GT-R (7:10.92).
Pero nos ha faltado decirte que esto era en seco. Y cuando parecía que no podía hacer más historia, allí que volvió, pero en mojado. La R1 modificada, sin ayudas más que la habilidad del piloto y unos neumáticos deportivos para lluvia, fueron suficientes parar el crono en los 10 minutos y 7 segundos...
Y otro récord para la saca. Lo mejor de todo es que está grabado.