Es muy común, y a muchos nos ha pasado, que al intentar introducir la llave de nuestra moto en el contacto, esta no entre a la primera, ni a la segunda... Es algo normal que la llave se atasque al meterla en la cerradura de contacto porque se endurece poco a poco. A veces incluso se bloquea si no se hace un mantenimiento básico; lo digo por experiencia.
¿La solución? Un truco japonés que también utilizamos en la otra parte del globo terráqueo, pero que no todo el mundo conoce: un lápiz.
El lápiz puede ayudar a engrasar cualquier llave fácilmente
No es ninguna broma: la cerradura de tu moto también necesita mantenimiento. Prácticamente como cualquier pequeño sistema mecánico. Con el paso del tiempo se van endureciendo debido al desgaste que supone meter y sacar constantemente la llave.
Eso lo notarás con el paso del tiempo. Si estrenaste la moto, meter la llave era hasta placentero al principio. Luego, pasan los años y la sensación ya no es tan agradable; a veces incluso te cuesta encajarla a la primera. Y te preguntarás, ¿es normal? Completamente. Y te pasará en la llave de la moto, del coche, y hasta en la de casa.
Es por ese motivo que muchos acuden a remedios como sprays o desengrasantes. Y ese es el primer error. Como sabrás, estos líquidos no hacen más que absorber el polvo y la suciedad; son eficientes a corto plazo, pero luego la llave empeorará su estado y te será más difícil meterla incluso.
Y eso no es lo peor de todo. La suciedad y el polvo que se acumulan van penetrando en el interior de la cerradura, y con el paso del tiempo (aunque bastante), esta puede dañarse. Así que descartemos el uso de sprays para llaves, por favor.
Entonces, ¿cuál es la solución? Ya te lo hemos dicho antes: un lápiz. Ahora te explicamos por qué: este truco utilizado en tiendas de motos y cerrajerías es de lo más eficiente gracias a la mina del lápiz, hecha de grafito y arcilla. El grafito, concretamente, actúa lubricante. Y cuanta más proporción de grafito tenga el lápiz, más lubricante (2B o superior).
El método es bastante simple. Simplemente tienes que frotar la llave contra la punta del lápiz hasta que veas que una pequeña película en forma de polvo recubre el metal. Luego pasas la llave por la cerradura varias veces y la giras otras tantas.
¿El inconveniente? Que el polvo de la mina del lápiz te va a ensuciar el bolsillo cuando guardes la llave. Así que una vez hayas terminado con el método, límpiala con un pequeño trapo.