Catalina la Grande fue emperatriz reinante de Rusia durante 34 años, pero eso no nos interesa en el mundo de la moto. Sin embargo, una joya sobre dos ruedas se llama igual que ella, Catalina la Grande, y es una moto rusa que también ostenta el nobiliario título a la más pesada y grande del mundo. Tanto que hay que llevarla de pie.
Esta mastodóntica moto está fabricada únicamente con piezas rusas. Y además de 'Catalina la Grande', también se llama 'Panzerbike'. Es tan grande, tan grande, que hacen falta dos conductores. Casi parece un tren con ruedas de excavadora.
Espíritu soviético y 5.000 horas de trabajo
La Panzerbike es una moto nacida en Alemania, pero tiene espíritu soviético. Son dos hermanos los que se encargaron de construirla al ritmo de la banda Rammstein en su taller de personalización de motos, 'Harzer Bike'. No solo las preparan, sino que crean monstruos de cero, como esta.
Tito y Wilfried son los dos hermanos que regentan el taller. En el 2003 conocieron que en su ciudad natal iban a tirar abajo unos barracones del ejército soviético. Así que se les ocurrió la idea de hacer su propia moto con restos de vehículos que también serían despojados.
Una vez allí consiguieron algunas piezas, pero lo más radical, eje vertebrador de este proyecto fue el motor de un T-55. Seguro que a nadie le suena, excepto a los amantes de la historia militar. El T-55 fue un tanque militar soviético, y aunque parezca surrealista, así nació la idea de crear una moto a partir de un tanque que ni siquiera funcionaba.
Esta bestia de 38.000 centímetros cúbicos tiene 580 CV de potencia. Es prácticamente un camión, con sus 5,8 metros de largo y sus 2,8 metros de ancho. 5 toneladas de moto que la hicieron entrar en el Libro Guinness de los Récords como “la motocicleta más pesada del mundo”.
Es todo un 'Frankenstein' porque está hecha con piezas de aquí y de allá. Ruedas de Jeep; faro que no es un faro, sino un foco de vigilancia de un puesto fronterizo de la Guerra Fría; un chasis formado a partir de otros vehículos; un cohete en la parte trasera; grandes botes de combustible; máscaras de gas; granadas de mortero; cajas de municiones...
Más de 100 kilos de alambre de soldadura y 5.000 horas después, el proyecto echó a andar. Pero era tan grande que uno solo no podía llevarla, así que tuvieron que hacer un sidecar con la caja de transporte de un misil soviético para poder acoger al otro conductor con su propio volante. Evidentemente no está homologada para circular por la calle.
No la verás por la calle, pero sí en ferias y exposiciones. Verla en funcionamiento es todo un acontecimiento, y es capaz de reunir a cientos de personas al ritmo del V12 bombeando mientras los dos hermanos, ataviados par ala ocasión, intentan girarla, no con poca maña.