WSBK 2019: La alternativa a MotoGP marca su mínimo de participación con 18 pilotos
Ya tenemos las listas de inscritos para el Campeonato del Mundo de Superbike en 2019. Un total de 18 pilotos participarán regularmente en esta categoría. Con estos 18 pilotos, 2019 pasa a convertirse en el en que menos pilotos habrá en la parrilla de Superbike.
A pesar de haber llegado a este mínimo histórico no es acertado pensar que la categoría pasa por sus peores momentos, pero hay que tener presente qué factores han hecho que la parrilla de Superbike para 2019 sea más reducida que en años anteriores.
Un piloto menos que en 2018
Con estos 18 pilotos inscritos, la de 2019 será la parrilla más escueta en la historia del WSBK en la que han desaparecido equipos privados sin apoyo de fábrica en favor de un aumento de implicación de las marcas a nivel oficial en WSBK. Además los intentos de la organización por dar emoción a la categoría en algunos aspectos han propiciado que para los equipos privados permanecer en el Campeonato del Mundo de Superbike sea más costoso.
La pasada temporada el número de pilotos inscritos fue de 21, aunque finalmente solo participaron 19, pues Gabriele Ruiu y Roberto Rolfo, que iban a correr con la Suzuki GSX-R1000 del Grillini Racing se quedaron fuera al ser detenido por delitos de chantaje y blanqueo de dinero el jefe de la estructura, Andrea Grillini.
De cara a 2019 Kawasaki tendrá en la parrilla cinco motos de las seis que tuvieron en 2018. Yamaha tendrá cuatro monturas, una más que la pasada temporada, Honda seguirá teniendo tres, Ducati tendrá cuatro en lugar de tres, las dos Aprilia del Milwaukee Aprilia y la MV Agusta, desparecerán y BMW tendrá dos motos en lugar de una.
Jonathan Rea sigue siendo el rey
Si bien la tiranía de Jonathan Rea y Kawasaki han hecho perder cierto interés a los aficionados, sigue habiendo un claro interés deportivo por parte de las marcas para poner en pista motos derivadas de la serie que puedan erigirse como una alternativa a la hegemonía de Akashi.
De la misma manera que Rea está convirtiéndose en un monstruo del WSBK, al mismo tiempo está elevando el nivel del certamen forzando a los demás fabricantes y al resto de pilotos a esforzarse aún más por mantenerse en la élite de Superbike, atrayendo a nuevos pilotos.
Aunque el nivel del campeonato es cada vez más alto y más atractivo, es el propio campeonato el que está jugando en su contra creando un clima un tanto hostil y que pone en riesgo una parrilla cada vez más escueta.
Las marcas están creando un rival para Jonathan Rea
Jonathan Rea ha dominado los últimos cuatro años debido a su enorme talento, pero también gracias al ambicioso proyecto de Kawasaki que ha realizado una montura competitiva. Para 2019 vamos a ver el intento de tres marcas por tener un proyecto en Superbike que pueda competir con Kawasaki.
BMW va a llevar al WSBK su nueva BMW S 1000 RR que presentó en el EICMA en noviembre, a la que subirán Markus Riterberger y su fichaje estrella: Tom Sykes. Por otra parte, Ducati lleva su primera Superbike tetracilíndrica, la Ducati Panigale V4 R a la que subirán el veterano Chaz Davies y Álvaro Bautista. Además Honda vuelve atener apoyo de fábrica en Superbike asentada en la estructura del Althea.
El hecho de que dos marcas como BMW y Honda hayan entrado de forma oficial pero apoyándose en equipos ya existentes hace que haya dos equipos privados menos: BMW en el SMR que llevaba dos Aprilia y Honda en el Althea que pasa de tener una BMW privada a dar soporte logístico al nuevo equipo oficial de Honda. Además hay tres equipos que directamente no estarán como el caso de MV Agusta, que se centrará en Supersport y en su nuevo proyecto en Moto2, o de equipos privados como el Guandalini o el Triple M, que han decidido no seguir en 2019.
Los cambios establecidos por la organización
Durante los últimos años hemos visto cómo Dorna se ha esforzado por crear un formato atractivo para el público. Primero con la inclusión de la parrilla invertida en 2017, con los límites de revoluciones en 2018 y para 2019 con una tercera carrera al sprint, pero estas modificaciones constantes del reglamento generan un entorno inseguro para que los equipos con menos recursos puedan establecer un plan para asentarse en el WSBK a largo plazo.
A pesar de que la organización ha puesto en marcha medidas como la limitación de rpm para favorecer la igualdad entre las monturas en la categoría lo cierto es que en la práctica no estas expectativas no se han cumplido.
Cuando se limitan las rpm de un equipo privado que no está luchando por los primeros puestos, a nivel de resultados la situación se recrudece para ellos que sufren estas trabas a pesar de no estar despuntando en la categoría.
Por otra parte, el hecho de disputar tres carreras cada fin de semana da un plus de emoción y repercusión (que al final es lo que todos quieren) al campeonato pero en el otro lado de la balanza los costes por cada prueba se multiplican, con el riesgo añadido de una exposición superior a las caídas.
La medida propuesta por parte de la organización de celebrar tres carreras por fin de semana tiene un inconveniente añadido. En Superbike solamente tienen una moto, por lo que si esta se rompe durante la primera carrera del domingo los mecánicos no tendrían tiempo de arreglarla para la última prueba del fin de semana y si se trata de un equipo modesto con menos medios técnicos aún lo tendrían más complicado.
Todo esto genera inseguridad para los equipos y esa inseguridad siempre se traduce en menor inversión, propiciando que las estructuras más modestas del WSBK se piensen dos veces el hecho de seguir en una categoría que cada vez es más exigente a nivel económico y compitiendo contra equipos con un fuerte respaldo de las marcas.