Los robos en moto siguen siendo un problema en España, y cada vez son cometidos con más descaro. Los ladrones ya ni siquiera esperan a robarte la moto del garaje de casa durante la noche mientras duermes o estás de vacaciones; es que ahora te la roban delante de tus narices.
En Sevilla han detenido a un hombre por robar una veintena de motos con un método tan desconocido como habitual: probarlas y no volver nunca como ellas. Y eso es una lección para toda la vida.
Dos alternativas: firmar un contrato o llevarla a un taller
En Sevilla, la Guardia Civil ha detenido a un hombre que había llegado a causar una alarma social entre los profesionales del motor. En estos robos, el autor siempre operaba de la misma manera: valiéndose de las redes sociales y las páginas web de compraventa.
Todo aparentaba normalidad; las víctimas quedaban con él en un determinado lugar en la zona de Sevilla para enseñar la moto. Algunos, incluso, menciona el Instituto Armado, se desplazaban cientos de kilómetros para la venta. Y entonces llegaba el momento de la indignación.
El hombre pedía a los compradores probar la moto ante el interés de comprarla, una escena muy habitual en el mundo de la segunda mano. Se subía, se iba a dar una vuelta... Y jamás volvía. Huía de la moto con el lugar y sus dueños nunca más volvían a verla.
La Policía Judicial de la Benemérita se puso manos a la obra para investigar al presunto delincuente. Llegaron a localizar al supuesto autor de los robos y acabó detenido, no sin antes "oponer una fuerte resistencia con la ayuda de familiares que se encontraban en el lugar". Ahora se le acusa de robar más de 20 motocicletas. Y ha acabado en la cárcel.
Lo que les ha pasado a esos 20 vendedores de moto que se quedaron sin ella es una lección para todo el mundo; en pocas ocasiones podemos confiar en alguien que no conocemos, y para evitar que sucedan este tipo de situaciones, no se puede dejar probar una moto a nadie que no conozcas.
Al menos no sin un contrato firmado y el dinero en mano. Este es el procedimiento más habitual si la persona insiste en probarla. Con un contrato rubricado y el dinero en mano o transferencia instantánea, ya no existe peligro de quedarse sin nada, porque legalmente, la moto ya está vendida y tienes el dinero.
Otra opción muy recurrente es la de llevar el vehículo a un taller para someterlo a una inspección que siempre paga el comprador.