2023 parece el año más loco en lo que a récords se refiere. Pues hay otro que sumar antes de tomar las uvas y pasar a 2024, y que creemos que va a ser bastante difícil de superar: el de conseguir el récord mundial de velocidad para un scooter eléctrico... ¡A casi 200 km/h!
Seguro que te suena la marca de motos eléctricas Velocifero. Pues el propietario de la empresa, en una hábil estrategia de marketing, se ha subido a uno de los scooters de su gama y ha empezado a dar vueltas en el circuito de Monza hasta conseguir el récord mundial.
Un récord que su padre ya batió hace 54 años en el mismo circuito, y con el mismo fin
Qué mejor campaña de marketing que hacerse con un Récord Guinness, ¿verdad? Es la estrategia de Alessandro Tartarini, que metió su nombre y el de su empresa en los libros de récord, al mismo tiempo que quiso rendir un homenaje a su padre, Leopoldo.
Leopoldo Tartarini también figura en los libros de récords. De hecho, la idea de promocionar sus vehículos a través de los récords viene de él, cuando en 1969 batió el récord de velocidad con un vehículo de tres ruedas en el circuito de Monza. Además, el hombre fue piloto de Ducati y Benelli.
Su hijo volvió al mismo trazado 54 años después, con Velocifero ya funcionando a pleno pulmón y con 25 modelos en su gama. Entre las motos, bicicletas y scooters eléctricos estaba este prototipo eléctrico preparado para la ocasión, y que no tiene nombre por el momento.
Lo que sabemos de él es que tiene un motor eléctrico que ofrece el equivalente a 200 CV, producido y preparado por la empresa creado ex profeso para la ocasión. De hecho, el propulsor es tan grande que tiene que ir ubicado en el centro de la moto y no en la rueda, como estaba previsto.
En cualquier caso hasta allí fueron los jueces del Comité Olímpico Italiano (COMI), y certificaron el récord unos minutos después, cuando Alessandro llegó a los 198 km/h, y asombrando con una aceleración de 0 a 100 km/h en solo 3,27 segundos.
Un récord muy familiar
Como decíamos, su padre Leopoldo fue hace cerca de cinco décadas alguien muy importante en el mundo del motociclismo. Su carrera fue exitosa, en equipos de renombre como Ducati y Benelli. El drama fue mayúsculo cuando en 1955 su carrera como piloto se truncó en el Motogiro de Italia mientras pilotaba para Ducati; un accidente casi le deja en silla de ruedas.
La recuperación fue larga, muy larga. Aún tenía contrato con Ducati una vez se recuperó, pero no pudo pasar los exámenes de la Federación Italiana de Motociclismo para competir. No podía correr, pero sí seguir conduciendo motos.
Así que aprovechándose de su contrato con Ducati, decidió dar la vuelta al mundo en una Ducati como ejercicio promocional, junto a su amigo Giorgio Monetti. En ese viaje decidió crear su propia fábrica de motos, Italammezeta. Igual te suena, porque ahora se llama Italjet, y hacer scooters muy radicales.
De casta le viene al galgo. Y entre sus hazañas, la de irse a Monza en 1969 para batir algunos récords mundiales de velocidad y proporcionar su marca. De vuelta en 2023, su hijo ha hecho exactamente lo mismo.