Hace unos días Santi, uno de nuestros lectores, nos mandaba una pista en Twitter. Los compañeros del site Superbike Planet escribieron un artículo respecto a las declaraciones de Héctor Barberá sobre el futuro de las Ducati Desmosedici del equipo Pramac en 2013. Héctor ha considerado oportuno recalcar que, quizás, su trabajo ha sido mejor que el de Ben Spies durante este 2012, piloto que formará parte de la escudería verde la próxima temporada, y que merece más la oportunidad ducatista que el tejano. Una afirmación que en el mundo anglosajón ha sentado como un puñetazo en la boca del estómago. Un mundo, por cierto, enorme y muy importante – por algo nos tragamos el muermazo de Indianápolis –.
Borracho de arrogancia. Así es cómo han visto al piloto de Dos Aguas en Estados Unidos después de leer sus palabras. Han recordado que Ben Spies es un piloto campeón del AMA, del mundo y ganador de carreras en MotoGP. Mientras que Héctor, simplemente, no lo es.
Hasta aquí no hay ningún problema, sólo es un americano defendiendo a su piloto. O una persona que simplemente cree que Ben merece más esa Ducati que Héctor, una opinión tan válida como todas. La duda surge cuando sigues leyendo esas líneas y te encuentras con este comentario en cuestión:
“Es también otra muestra del sentimiento anti-Americano y la falta de respeto por los pilotos entrenados fuera del sistema de MotoGP”
Veamos. En primer lugar, no son precisamente los americanos los más indicados para acusar de “anti-nada” a nadie, y mucho menos en el mundo del motociclismo. Nadie se quejó cuando la categoría reina se basaba en el dominio continúo de pilotos de Estados Unidos: Kenny Roberts, Randy Mamola, Kevin Schwantz, Freddie Spencer, Eddie Lawson, Wayne Rainey… No lo recuerdo porque según el caso, ni había nacido. Sin embargo, lo que sé es que nadie se pregunta si el domino de estos pilotos fue malo para el entretenimiento, tal y como hacen ahora con los pilotos nacionales. Todo lo contrario, aun no he oído ni una sola mala palabra sobre sus figuras, porque son eso, grandes figuras de la historia del deporte del motor.
Consiguieron esos números gracias en gran parte a las infraestructuras que en su país hacían posible el desarrollo de grandes talentos. Ni España, ni Italia, ni muchos de los países europeos estaban entonces en condiciones de poder si quiera acercarse a ellos. Nosotros estábamos o acabábamos de salir de una dictadura y en el viejo continente los daños de la Segunda Guerra Mundial en tantas generaciones estaba aún muy presente.
No hay ningún sentimiento anti-americano, simplemente estamos recogiendo los frutos de un enorme esfuerzo de administraciones, organizaciones, federaciones, profesionales del sector y aficionados que durante décadas lo han dejado todo por el motociclismo. Si en 2012 somos una potencia deportiva, es gracias al trabajo duro. No obstante, no debemos caer en el “no saber ganar”.
Cuando nuestros compañeros del norte del continente americano se refieren al “sistema de MotoGP” es indudable que se están refiriendo a la fuerte relación existente entre el CEV y el campeonato del mundo. Ambos, casualmente, llevados por la misma empresa, Dorna, también de nuestro país pero de corte internacional con oficinas en Japón. El Campeonato de España de Velocidad debe tener como objetivo el desarrollo de los jóvenes pilotos nacionales y ofrecer espectáculo con los pilotos que ya se han consagrado.
Algo que sin duda hace, el CEV funciona a las mil maravillas como escuela y cuna de pilotos. El problema reside en que, por suerte o por desgracia, haber corrido en nuestro país se ha convertido en un requisito indispensable para entrar en el campeonato del mundo. ¿Por qué España tiene que ser una obligación para un piloto que compite a nivel internacional?
Nos hemos creado la necesidad de correr en las pequeñas categorías del CEV para poder entrar a MotoGP. Pero me pregunto, ¿dónde dijo Dorna que cerraría las puertas al resto del mundo para favorecer su, entonces pequeño, campeonato nacional? ¿son los pilotos del CEV “tan mejores” que el resto? Quizás, me pasa por la cabeza, lo que ocurre es que no se dan oportunidades de progreso a pilotos que no pasen primero por el aro nacional. Y aunque pasen, a veces no vale con ganar – Hola, Kev Coughlan –. Nos basamos en que somos unos privilegiados por tener el clima que disfrutamos y los circuitos que tenemos. Aunque este pilar se me cae al suelo cuando pienso en los nubarrones negros que han acompañado al calendario de MotoGP hasta en el desierto de Losail.
Y entonces puedo entender el cabreo americano con las palabras de Héctor Barberá, un piloto que “sólo” tiene el título de campeón de España de 125cc en 2002, pero que corre en la mejor selección del planeta. Para Héctor, un campeón del mundo de Superbikes en el año de su debut sin conocer los circuitos y con una única mala temporada está por debajo en la lista de VIPs de la categoría reina. No le culpo, de alguna manera nos hemos subido tanto a la parra que consideramos la pequeña de nuestras categorías el mejor punto de un curriculum y un Campeón del Mundo de 500 se puede permitir el lujo de no saber de dónde viene Kenan Sofuoglu.
Nos miramos tanto el ombligo, nos creemos tan superiores y dueños del mundo de las dos ruedas, que tenemos el valor de llamar “Europeo” a una carrera celebrada en el circuito de Albacete.
Que nadie me entienda mal, estoy muy orgulloso de muchas de las características del CEV, pero hay otras de las que me avergüenzo. Por mencionar, me acuerdo del no-prestigio que tiene alguien como Carmelo Morales, porque en vez de haber repartido cera con molinillos de 125cc o tractorcillos de 250cc lo ha hecho con las mil o en Moto2.
Quizás, el paso lógico antes del Campeonato del Mundo, sería uno de nivel europeo en el que poder participar en 12 de los actuales 18 Grandes Premios y dejar la puerta abierta a australianos, americanos, sudafricanos… De hecho lo hubo, con categorías de 125cc, 250cc, 600cc y Superbike. Con pilotos como Juan Borja, Alex Hofmann, Daniel Amatriaín, Luis d’Antin, Arnaud Vincent, Régis Laconi… o Max Biaggi. ¿No os gustaría este campeonato de vuelta? En las últimas cuatro temporadas los pilotos de nuestro país han ganado diez de las 15 carreras europeas disputadas.
Quizás, y sólo es una sugerencia, estaría bien y daría cabida a todos esos equipos que están pidiendo entrar en el mundial pero no tienen sitio.
Seamos buenos ganadores y demostremos que nuestros mejores pilotos no necesitan ningún tipo de favoritismo para subirse a lo más alto del mundo.
Pd: hay vida más allá de MotoGP: Superbikes, British Superbikes, Tourist Trophy, Flat Track, Ice Racing, Motocross, Supermoto, Freestyle…
Foto vía | Ducati Corse
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