Al igual que ya hemos visto en ocasiones como Barcelona, Austria o República Checa, Jorge Lorenzo demostró en el Gran Premio de San Marino ser capaz de ser rápido con la Ducati Desmosedici GP17 tanto en seco como en mojado. La moto número 99 salía desde la quinta posición de parrilla, y nada más apagarse el semáforo se puso a liderar la carrera.
A partir de ahí Lorenzo comenzó a abrir hueco al frente de la prueba sobre un asfalto italiano completamente empapado. Haciendo gala del mejor ritmo en pista durante el primer tercio de la prueba, el mallorquín lograba abrir un hueco que sobrepasó la barrera de los 4 segundos hasta que un highside en la vuelta 7 ponía punto y final al sueño de su primera victoria con Ducati.
Una oportunidad de oro desaprovechada
La caída de Lorenzo tuvo lugar cuando comenzaba a acelerar el ritmo, pasando de rodar en 1:48 medios y bajos a situarse por debajo de la barrera del 1:47. En la vuelta que se fue al suelo continuaba con la progresión marcando un primer parcial una décima más rápido que el de la vuelta anterior, y más rápido que el mejor parcial de toda la carrera marcado por Márquez en su ataque final del último giro: 30,183 frente a 30,188.
"La caída ha sido una verdadera lástima. La moto iba muy bien y estaba pilotando relativamente tranquilo, sin arriesgar mucho y gestionando los neumáticos, pero en un momento he perdido la concentración y se ha acabado todo", se lamentaba Lorenzo, sabedor de que se le había escapado una oportunidad de oro para demostrar su potencial sobre la moto italiana.
Explicando el por qué de la caída Lorenzo asume toda la culpa porque "justo antes estaba pensando qué configuración electrónica debía poner y en ese momento he perdido unas décimas de segundo la concentración, he usado el freno trasero un poco diferente en esa curva y ha sido suficiente para salir volando".
El propio piloto es el que peores conclusiones saca de lo ocurrido en San Marino. "Ha sido una pena porque estaba en condiciones de poder ganar la carrera con relativa distancia", afirmaba, pero al mismo tiempo es consciente de que "las carreras son así y hay que aceptarlo, a veces suceden estas cosas".
Siendo honestos, Lorenzo no lucha por el mundial este año, lucha consigo mismo y con su adaptación a la Ducati. Esta temporada todos sus esfuerzos tienen que ir encaminados a buscar los límites, mejorar y, si encuentra el límite demasiado pronto y se cae, levantarse y seguir trabajando sabiendo hasta dónde puede llegar.
Tras la visita a Misano y el nuevo cero en el campeonato, Jorge Lorenzo cae a la novena posición con 90 puntos y se pone en el punto de mira de un Jonas Folger con 84 en su casillero.
Fotos | Ducati Press