Conquistar el título mundial de Moto3 no es ninguna garantía de cara al futuro
Con la gira asiática encima, todavía resuena la resaca del Gran Premio de Aragón, donde hubo dos sucesos relacionados con Moto3: uno, por supuesto, la consecución del título por el sudafricano Brad Binder. La segunda, que el que fuera campeón hace dos temporadas, el español Álex Márquez, subió por primera vez al podio de Moto2 al finalizar segundo por detrás del británico Sam Lowes.
La experiencia de Álex indica a Binder que debe disfrutar al máximo el título conquistado, porque no le asegura nada para el futuro. Bien lo saben otros dos campeones de la categoría, Danny Kent y Sandro Cortese, que prueban la dificultad del salto de categoría y la nula garantía de hacerlo con el título bajo el brazo. Y sí, Maverick Viñales es la excepción, que no hace sino confirmar la regla.
Sandro Cortese (2012): Perdido en la inmensidad
2012 fue el año de creación de Moto3, que llegaba para sustituir a la única categoría que se había mantenido de forma ininterrumpida desde la creación del Campeonato del Mundo de motociclismo en 1949, la de 125cc. La firma austriaca KTM creó un bólido insuperable, y el alemán de 22 años, Sandro Cortese, aprovechó la ocasión para llevarse el título de forma totalmente indiscutible.
Cuatro años han pasado desde entonces. Cuatro años de Cortese deambulando por Moto2, siempre en el equipo Dynavolt Intact (creado para él) y con un par de podios en 63 carreras como mediocre bagaje. 2014 fue su mejor año, con el noveno puesto final, mientras que en este 2016 ocupa la 18ª posición de la general y sólo ha logrado meterse en el top ten una vez en todo el año. Decepcionante.
Maverick Viñales (2013): El talento presuroso
KTM seguía sin rival en la categoría, pero en su segundo año diversificó sus mejores máquinas entre tres equipos: la del Red Bull KTM Ajo la heredó Luis Salom, el Estrella Galicia puso la suya en manos de Álex Rins, y el Team Calvo confió en Maverick Viñales. Los tres españoles brindaron un espectáculo memorable y, con sólo 18 años, el de Rosas se proclamó campeón en Valencia.
Catapultado por el éxito en un año difícil, Maverick deslumbró en su año de estreno en Moto2. Su innato talento le permitió escapar del arduo proceso de adaptación a la categoría y se convirtió en subcampeón en su primera temporada. No quiso esperar para pelear el título y saltó directamente a MotoGP, donde en su segundo año ha saboreado tanto las mieles del podio como las de la victoria.
Álex Márquez (2014): Obsesión por el cajón
Honda irrumpió en la categoría para combatir a KTM, con el Estrella Galicia como punta de lanza. Aunque era Rins el favorito para pelear el título con el australiano Jack Miller, flamante fichaje de Aki Ajo, sería el joven Álex Márquez el que haría gala de una mayor regularidad para imponerse a ambos. También con 18 años, superó en precocidad a su predecesor por apenas unos meses.
Saltó a Moto2 confiado para ser compañero del vigente campeón, Tito Rabat. Pero las cosas no salieron según lo esperado y acabó el año 14º, con dos cuartos puestos como mejores actuaciones y, sobre todo, con el agravio comparativo del gran año de Rins, subcampeón. En este 2016 por fin ha logrado subir al podio, que después de 31 carreras sin lograrlo se había convertido en obsesión.
Danny Kent (2015): La inercia inadecuada
Leopard se había convertido en el patrocinador del Kiefer Racing, y pronto demostró que venía para ganar. Puso tres Honda en pista y firmó como jefe de filas a Danny Kent, que el año anterior había retornado a Moto3 tras una difícil experiencia en la categoría intermedia con el modesto Tech 3. A sus 21 años, y no sin gran suspense final ante la remontada de Miguel Oliveira, conquistó el mundial.
El salto a Moto2 se produjo con el mismo Leopard, decidido a expandir su desembarco mundialista. Para colmo, ficharon de compañero al propio Oliveira. Tras 14 carreras, no se puede hablar de éxito: ocupa la 21ª posición con apenas 28 puntos y no ha pasado del sexto puesto cosechado en la cita inaugural en Qatar, aprovechando el carrusel de sanciones por jump start de los grandes favoritos.
Brad Binder (2016): ¿Qué podemos esperar?
Tenemos a Maverick Viñales con sus cuatro victorias y un ratio de un podio cada dos carreras. A Danny Kent que ni siquiera ha olido el top 5. Y, en un término medio, a Sandro Cortese y Álex Márquez, que de momento promedian un podio cada dos temporadas. Con ese desolador panorama, considerando al de Suzuki como algo excepcional, ¿qué podemos esperar de Brad Binder en 2017?
En principio, no mucho. Como hicieran tanto Viñales como Márquez, subirá a un equipo que sabe lo que es ganar el título de Moto2: el Ajo Motorsport. Y tendrá de compañero a Oliveira, que también está teniendo una temporada discreta. Dado que no se le presupone más talento innato que al luso, lo normal sería un primer año difícil y en el que no se asome mucho al top ten, pero ¿quién sabe?
Fotos | KTM Images, Repsol Media, Honda