Medio circuito. Esa es la diferencia entre ser un genio o un necio, entre ser ganador o perdedor, entre ser campeón o subcampeón. Media vuelta es lo que le faltó a Jorge Martín para ganar el Gran Premio de Australia y volver a agarrar con fuerza el mundial de MotoGP. Martín lideró 316 de las 324 curvas de Phillip Island, pero le faltaron las ocho más importantes.
El neumático blando no aguantó a Jorge Martín, y la pregunta que todos se hace es por qué el madrileño apostó por esa goma. Un error no forzado que deja a Pecco Bagnaia al borde de valerle con segundos puestos para asegurar su segundo entorchado de MotoGP. Así fue la debacle de Martín, vuelta a vuelta.
No es cierto que quien no arriesga no gana: Zarco no arriesgó y ganó
"Desde fuera es fácil ver cuál era la goma buena", decía Martín tras la carrera. Desde dentro parece que también lo era, ya que toda la parrilla salvo él y Marc Márquez optaron por el neumático medio, el acertado. Y Martín también sabía que esa era la elección correcta, pero le entró pánico al cuerpo a cuerpo.
Solo así se puede explicar que entre el neumático blando, con el que había tenido un ritmo medio en los libres de 1:29.3, y el neumático medio, con el que había tenido un ritmo medio en los libres de 1:29.3, eligiese el blando, que evidentemente se iba a desgastar antes. Martín quería escaparse al principio y evitar el cuerpo a cuerpo en un grupo apretado.
El caso es que casi le sale bien la jugada. En su punto álgido Martín llegó a tener 3,5 segundos de ventaja sobre Brad Binder. Era la vuelta 15, y nadie sospechaba el desplome de campeonato que se iba a producir solo doce vueltas después. Martín se quedó sin ruedas y ahí se le escapó medio mundial.
En la vuelta 20 Martín aún poseía 3 segundos de ventaja, pero la debacle fue rápida. En la vuelta 21 la diferencia ya era de 2,4 segundos, en la 23 de 2,1, en la 24 de 1,7. Hasta ahí, a Martín todavía le salían las cuentas. Estaba perdiendo cuatro décimas por vuelta, así que aún le daba para entrar en meta primero con todo el grupo pegado. Pero la debacle fue a más.
En la antepenúltima vuelta Martín perdió medio segundo, bajando a solo 1,2 su ventaja. El drama vino en el penúltimo giro, cuando el '89' se dejó ocho décimas más. Johann Zarco pasó por meta a 0,4, y a esas alturas el resto de la historia ya estaba escrita. Todo el grupo pasó a un Martín que quedó relegado a la última posición.
Fueron las curvas rápidas del último sector las que machacaron a Martín. Respecto a su mejor giro, el madrileño llegó a perder hasta 1,2 segundos por vuelta solo en el cuarto sector. La mejor prueba es cómo le pasó Binder en la última curva, prácticamente como si Martín llevase ruedas de agua, por pura aceleración.
Por momentos de la carrera Martín llegó a rodar líder con Pecco Bagnaia en la quinta posición, lo que dejaba el mundial en solo cuatro puntos de diferencia. Pero al final el segundo puesto de Bagnaia combinado con el quinto de Martín eleva la diferencia a 27. No es definitiva, pero sí significativa.
Martín sigue pareciendo el más rápido de MotoGP, pero la falta de experiencia esta vez no le jugó una buena pasada. El "si no arriesgas no ganas" no cuela: Johann Zarco no arriesgó y ganó. A partir de ahora, como diría Carlos Sainz, toca aplicar el 'Stop Inventing' y dedicarse a lo que sabe: ir más rápido que Pecco Bagnaia.