Después de años de especulaciones y rumores, parece que empiezan a filtrarse las primeras informaciones concretas sobre la futura Honda CBR1000RR Fireblade. Una moto que lleva sin cambios significativos desde el año 2008, pero que en 2017, casi una década más tarde, quiere ser el contraataque de Honda para el Campeonato del Mundo de Superbikes.
Un paquete electrónico de vanguardia, suspensiones Öhlins semi-activas y una estricta dieta serán las tres piezas fundamentales sobre las que se asiente la futura Fireblade. Según la información que ha podido recopilar MCN de fuentes involucradas en el proyecto tanto en carretera como de competición apuntan a que el cambio va a ser radical.
El relanzamiento de la Fireblade
Tras el abandono y muerte de la Honda CBR600RR, Honda ha puesto a todo el departamento de desarrollo a trabajar en la nueva deportiva del ala dorada. Desde Japón apuntan a que los cambios van a ser significativos y que se han invertido mucho trabajo y recursos en crear una moto que se lo ponga difícil a sus rivales. La notable pérdida de peso en torno a unos ocho kilogramos hará mucho más fácil de manejar a la moto y quienes la han probado comentan que es más estrecha y agresiva.
Mientras que el modelo que aún hoy podemos comprar en los concesionarios es una moto potente pero dulce en su entrega, el Honda habrían intentado conseguir un tacto mucho más visceral, aunque manteniendo el compromiso entre prestaciones puras y comportamiento civilizado.
Aunque la Fireblade actual cuenta con unos buenos 180 caballos, están muy lejos de las cifras que mueven las poderosas Aprilia, Yamaha, Kawasaki, BMW o incluso Ducati, por ello es de esperar que el nuevo cuatro cilindros en línea de Honda suba de potencia, aunque no demasiado. Se estima que la entrega podría estar en torno a los 190 CV, aún por detrás de la competencia, pero buscando un comportamiento más ágil tirando de geometrías y ligereza.
Estéticamente la nueva superbike de Honda estará presidida por una gran toma de aire para el nuevo sistema de ram-air que es sólo la antesala de lo que está por venir en el interior. Una inyección completamente nueva y un motor con menos fricciones internas cambiarán por completo el tacto de la CBR1000RR. Toda la planta motriz va a ser nueva, desde la admisión hasta el escape. Una nueva línea de escape que cumplirá con la normativa Euro 4, lo que significa que será un poco más pesado que el actual.
Y siguiendo con las cosas que no se ven, pasamos a la electrónica. Quizá el punto débil del modelo actual, una flaqueza que se verá totalmente solventada con la adopción del paquete Bosch de última hornada, combinando el C-ABS de Honda con el ABS Bosch 9.1 MP y una nueva IMU (plataforma inercial) de seis ejes.
Control de tracción, modos de conducción, anti-wheelie, ABS en curva y reglajes de la suspensión en tiempo real pondrán a la Honda al nivel de las mejores deportivas actuales. Y lo mejor es que también contribuye a reducir el peso, pasando de los 10 kg del C-ABS actual a sólo 3,5 kg del nuevo ABS Bosch.
Bosch y Öhlins han colaborado estrechamente con la fábrica japonesa en el desarrollo de su nueva punta de lanza, lo que quiere decir que no sólo se han limitado a comprar el mejor equipo, sino a ir un paso más allá. En el caso de las suspensiones, el conjunto sería una evolución del Smart EC semi-activo que montó por primera vez la Ducati 1299 Panigale S.
Un desarrollo más afinado aún que mantendrá a la Fireblade pegada al asfalto en las fases de aceleración y frenada más comprometidas gracias al uso de la IMU, capaz de analizar y prever el comportamiento de la moto. Según los datos recogidos la centralita ordenará ajustes dinámicos en los reglajes de compresión, extensión y rebote.
Aunque serán fácilmente diferenciables, a nivel estético no habrá una revolución y la CBR seguirá siendo una CBR, pero con una cara más juvenil y agresiva. Quizá, y sólo quizá, podría tener un parecido con la Honda CBR250RR que también estamos a punto de conocer.
Vía | MCN