A Nürburgring no se le apoda el 'Infierno Verde' en vano; es uno de los circuitos más peligrosos del mundo, y si ya lo es en coches, en moto lo es más aún teniendo en cuenta sus desniveles y fragilidad del piloto sobre la moto.
Alguien que no le teme a un solo ápice del circuito alemán es Andy Carlile, uno de los mitos vivientes de las dos ruedas de Nürburgring. Ya en 2012 estableció el récord mundial en moto con una vuelta de 7 minutos y 10 segundos sobre su Yamaha R1 de serie, y hace poco volvió a hacer lo mismo pero en mojado. Una absoluta leyenda.
Más de mil vueltas a Nürburgring para ser el rey de las dos ruedas en el Infierno Verde
Es la prueba viviente de que no hacen falta miles de euros en preparaciones de moto para destacar, sino simplemente unas buenas manos. En 2012 batió el récord absoluto de Nürburgring con una Yamaha R1 del 2005 accidentada, siendo un piloto amateur.
El británico andaba justo de presupuesto, pero era amante de las motos. Así que hizo unas cuantas colaboraciones con la famosa revista Performance Bikes, se metió unos cuantos euros al bolsillo y en cuanto pudo, compró una R1 accidentada y la preparó con unas cuantas 'chuches' para gozar en calle y circuito.
Lejos de parecer una máquina de competición, lo único que le hizo a la moto fue ponerle suspensiones Nitron, escape Akrapovic de titanio, un Power Commander para optimizar el ajuste de la inyección y unas llantas BST de carbono para aligerarla hasta 11 kg.
El hombre todavía vive cerca del circuito y trabaja en él. Entonces, fue capaz de parar el cronómetro en 7 minutos y 10 segundos con una Yamaha R1 de serie que compró en 2007 por cerca de 4.000 euros. Rompió el récord del trazado de 7 minutos y 30 segundos, bajando 20 segundos. Eso es más rápido que el coche más veloz allí, un Mercedes-AMG GT-R (7:10.92).
Vale, bien, un hecho histórico. Lo más impresionante es que el inglés no se ha despegado del circuito alemán ni de las motos en estos más de diez años, suponemos que con varias vueltas más sobre su espalda. Por eso se marcó otro objetivo: batir otro récord aún más peligroso, el de hacer la mejor vuelta en mojado.
Su espíritu Yamaha sigue intacto, porque sigue teniendo una R1 aunque esta vez modificada para circuito (no sabemos si la misma). Sin ningún tipo de ayuda más que los neumáticos de lluvia, afronta la vuelta con sectores del circuito que están totalmente empapados hasta con charcos, mientras que otros están algo más secos por la rodada de otros vehículos.
A pesar de lo peligroso, Andy no se resiste a roscar el puño de su R1 y llevarla al límite para completar la vuelta más rápida de Nürburgring en moto y en mojado, parando el crono en 10 minutos y 7 segundos.