Se acabó. La larga y popular vida de la Suzuki GSX-R1300 Hayabusa se ha terminado. Una de las últimas sport-turismo de altos vuelos ha llegado a su fin con la imposibilidad de ajustar su mecánica actual a las normativas de emisión de todo el mundo.
En Hamamatsu han decidido cerrar definitivamente las líneas de producción de la Hayabusa para poner, al menos de momento, punto y final a uno de los iconos entre las motos deportivas de calle.
El ocaso de una de las reinas de la velocidad
La Suzuki Hayabusa fue una de las reinas indiscutibles de la velocidad junto con pepinos supersónicos de finales del siglo XX y principios del XXI como las Honda CBR1100XX Super Black Bird, Kawasaki ZX-12R o la incombustible Kawasaki ZZR1400; motos cuyo único propósito era ser las motos de carretera más rápidas sobre la faz de la tierra.
Pese a que la normativa Euro4 aplicada a partir de 2016 en Europa acabó con la posibilidad de comercializar la Hayabusa en nuestro mercado debido a su mecánica Euro 3, el halcón de Hamamatsu se ha mantenido en venta. Dos años después, la moratoria de la Euro4 ha permitido que las unidades disponibles en Suzuki se siguieran vendiendo hasta el 31 de diciembre de 2018. Ahora, con este plazo prácticamente vencido, la Hayabusa abandona el mundo de las motos vivas comercialmente en todo el mundo.
En Suzuki han decidido no seguir comercializando el modelo ni siquiera en el resto de mercados con normativas de contaminación menos restrictivas, por lo que la producción de la ‘Busa ha cesado por completo. A partir de ahora las pocas unidades que queden por venderse serán las últimas de una estirpe que se remonta a 1999, la época dorada de las motos caza récords.
Durante meses hemos estado hablando de rumores sobre un posible relevo de la Hayabusa, con patentes provenientes de Japón que mostraban motores de 1.440 centímetros cúbicos, cajas de cambio robotizadas o incluso la posibilidad de introducir una nueva mecánica sobrealimentada que competiría directamente con las Kawasaki H2 SX.
Ante un futuro tan siniestro para una de las motos más icónicas del mercado puede haber un tenue rayo de esperanza. En Japón podrían haber vuelto a registrar la denominación para mantenerla en su cartera y, aunque podría ser una simple protección de propiedad intelectual para preservar su nombre, nos hace soñar con que desde Suzuki recuperen el concepto como ahora lo han hecho con la recientemente presentada Suzuki GSX-S1000S Katana.
De momento tenemos más o menos claro que ni en 2019 ni en 2020 veremos una nueva Hayabusa, pero como románticos que somos los de las motos nos gustaría pensar que para 2021 la firma japonesa nos sorprendiera con una reencarnación del modelo.
Comercialmente es complicado ver una justificación a este tipo de motos de tan altos vuelos pero si marcas como Kawasaki con las H2 de 231 CV, H2 SX y ZZR1400, Yamaha con las FJR1300 o incluso conceptos tan arriesgados como la KTM 1290 Super Duke GT y otras ruteras que coquetean con los 200 CV siguen confiando en este nicho, es porque interés sigue habiendo.
Han pasado 11 años desde la última actualización de la Suzuki GSX-R1300 Hayabusa y hoy sigue siendo una moto que en persona pone los pelos de punta en parado. Se merece una dosis de continuidad aunque sea como escaparate tecnológico de la marca, algo que hoy por hoy Suzuki no tiene.