La moto como "terapia" y "batalla". Esta mujer superó un cáncer de mama y gastó su segunda vida en montar en moto

Moto 1 2025

Pasar un cáncer es volver a nacer, para muchos. Un momento de redención, de volver a tener una segunda oportunidad con la vida. Hay quienes después de pasarlo se ponen muchas metas: abrir un negocio, cumplir un sueño... Y otros, lo que hoy nos ocupa, prefieren simplemente subirse a una moto a rodar.

Por ejemplo, Samantha, una superviviente de un cáncer de mama muy agresivo que cambió drásticamente sus planes de vida. Ahora ella y su pareja han vuelto a vivir gracias a las motos (y a la medicina, como es obvio).

La moto como terapia

Samantha Brooman fue diagnosticada en marzo de 2024 con un cáncer de mama muy agresivo y raro. Hasta ese día, su única intención era formar una familia y vivir una vida muy diferente a la que vive ahora encima de una moto. Pero la noticia llegó; y ella y su pareja no podrían tener hijos.

Se dieron cuenta de que formar una familia no sería posible; no podrían tener hijos, y eso que lo intentaron con muchísimos tratamientos de fertilidad, lo que les causó muchos contratiempos... Y también desamores. Así que se refugiaron en la moto, como muchos otros.

Su viaje motero empezó precisamente en un festival motero en Inglaterra. Allí les despertó el amor por las dos ruedas. Samantha salió de allí decidida a sacarse el carnet de moto y se compró una 125 cc a través de eBay. Como a muchos les pasa, no tardó en subir de cilindrada.

Así que se sacó el A2, y luego el carnet A para conducir la moto que realmente quisiera. Falló dos veces, pero acabó sacándoselo, y para el año siguiente, ya tenía preparado el carnet y la moto. Esta vez se presentó al festival como motorista en todo derecho.

Entonces ya había completado también la mitad de su quimioterapia, y a pesar de ser un cáncer totalmente invasivo, acabó superando la batalla. Encontró su refugio en las dos ruedas.

"Llevé a Connie (su moto) a todos los análisis. La he montado durante todo mi tratamiento. He ido a varios lugares con ella y Mike. Diría que estar en la moto y en el Festival ABR me dio la batalla cuando la quimioterapia y el cáncer me lo habían robado todo", dijo.

Las motos dan la vida. O al menos, te ayudan a hacerla más llevadera. Samantha es el ejemplo, pero quienes nos leen y hasta quien suscribe tiene historias realmente sanadoras encima de una moto. Esperemos que a nadie le llegue el día de tener que recurrir a ellas como Samantha; pero también reconforta saber que en ellas está la salvación.

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