Esta historia de amor acabó con el motor de un coche Volkswagen trasplantado en una moto BMW

Lo reconocemos. Las motos clásicas nos encantan, son la ensencia por la que amamos tanto este mundo de las dos ruedas. La parte romántica que sentimos cuando nos ponemos a los mandos de motos que tienen más de 50 años es indescriptible. Pero además, si la moto tiene una historia y encima es buena, hace que nos gusten todavía más las clásicas.

Es el caso de esta BMW de hace 52 años que fue propiedad de un hombre al que le gustaba cacharrear entre tanques, coches y motos. En esa misma moto decidió cambiar el motor y sustituirlo por otro mucho más potente que pertenecía a un coche, y todo por un viaje de novios.

La luna de miel: la excusa perfecta para preparar la BMW

La BMW Volkswagen Fikobike es la creación de Lee Fikes, un hombre dedicado al mundo del petróleo que tenía una BMW R60 con un motor de 600 centímetros cúbicos.

Por aquel entonces, hablamos del otoño de 1967, se casó y quería pasar su luna de miel en la península de Yucatán (México). Pensó que con ese cubicaje no tendría suficiente para viajar a gusto con su mujer como copiloto, así que decidió cambiar el motor de su moto por algo más potente.

En su búsqueda dio con un motor muy conocido por entonces y que resultaría muy práctico si tenía algún problema en México (por el tema de las piezas y recambios). Se trataba de un motor de cuatro cilindros de Volkswagen, el mítico que utilizaba el Beetle (un coche que siempre recordaremos, además de por su peculiar estética, por su sonido inconfundible), y que encajaba a la perfección en la BMW.

Con esta nueva mecánica tenía más del doble de la cilindrada que la BMW R60 con 1.500 centímetros cúbicos. Sin embargo, no le resultó suficiente con meter el motor de un coche en una BMW, sino que además hizo algunas modificaciones para que el corazón de cuatro ruedas fuese todavía más fino. Una de ellas, por ejemplo, fue añadir una tapa de válvulas Thomas Tomahawk que ayudaba a refrigerar mejor el motor.

A Fikes le gustaba trastear con las mecánicas de los vehículos y tenía conocimientos para ello. Llegó a trabajar con un tanque M4 Sherman, un vehículo acorazado que el ejército estadounidense utilizó en la II Guerra Mundial.

Con ese deseo irrefrenable de cambiarlo casi todo en su moto, además del motor también añadió unos nuevos faros, velocímetro, tacómetro, indicador de la presión y temperatura del aceite, y un medidor de la temperatura de la culata firmado por Harley-Davidson que colocó en el manillar.

La BMW que vemos en las fotos conserva los frenos delanteros y traseros de tambor con dos zapatas delante y una detrás. Tampoco se ha cambiado la suspensión delantera con una horquilla Earles ni la trasera, que utiliza un amortiguador doble. El portabultos también es el original.

Y así, con esa moto preparada, Fikes y su mujer disfrutaron de su luna de miel. Cuando volvieron a su hogar, todos los vecinos reconocían a esta BMW por su característico sonido (alguno lo identificaba con el motor de un Offenhauser Indy al ralentí). Sin embargo, todo acaba y la moto se vendió a otro propietario que ha hecho un buen mantenimiento de la moto hasta ahora, momento en el que han decidido subastarla a través de la casa RM Sotheby´s a finales de septiembre.

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