Son las 3 de la mañana. El sueño y el silencio se ha adueñado de la ciudad. Las calles están desiertas. Las puertas del garaje se abren y una tenue luz proveniente de las luces de emergencia permanentes (la tormenta que ha pasado ha dejado toda la ciudad sin iluminación) apenas son capaces de alumbrar la estancia más allá de donde nos encontramos. Al fondo, un casi imperceptible destello nos llama la atención y con ello, unas siglas impresas en lo que parece una silueta de una moto. ¿Yamaha MT-09?
Nos aproximamos lentamente. No queremos despertar el nuevo modelo naked de la marca de los diapasones del letargo en el que aparenta estar. Seguramente esta será la única ocasión que tendremos para verla relajada y así poder admirar todos los detalles, que nos contó Luis el verano pasado, antes de que despertemos juntos a media ciudad.
Yamaha MT-09, una naked con genes de supermotard
Un rápido vistazo general nos revela que la ausencia de plásticos es una de las señas de la Yamaha MT-09. Apenas dos pequeños aditamentos en los laterales del depósito de combustible así como otros dos que ocultan el subchasis trasero. El resto lo muestra con todo su orgullo, sin esconder nada y sin dejar nada a la imaginación.
Como el chasis de tipo diamante de aluminio que soporta un propulsor de tres cilindros. Sí, habéis leído bien, tres cilindros. Algo que Yamaha no había puesto en la calles desde sus modelos XS 750 y 850 de los años 70. Pero no es una configuración de motor que tenga olvidada porque ahí están los tricilíndricos que usa en las motos de nieve y motores fueraborda de la marca.
El tricilíndrico completamente nuevo cubica casi 850 cc, desarrollando unos nada desdeñables 115 cv a 10.000 revoluciones con un buen par (como todo motor con esta configuración se precie) de 87,5 Nm a 8.500 vueltas.
¿Por qué esta configuración de motor? Por lógica. Hasta la gente de Yamaha lo tiene claro. La anterior estrategia de motores de cuatro cilíndros de 600 y 800 ahora no tiene lógica. La gente ya no busca prestaciones puras a altas velocidades sino sensación de conducción además de potencia y par de forma inmediata a la más leve insinuación del puño del acelerador.
Además son motores todoterreno que manteniendo la suavidad de los cuatro cilindros, adquieren un carácter más contundente a bajas vueltas. Siguen sirviendo para ir cómodamente por ciudad pero ya no es necesario buscar la parte alta del cuentavueltas para que el motor dé lo mejor de si mismo.
Yamaha MT-09, parte de ciclo para contener el tricilíndrico
Rápidamente se nos ha ido la mirada a la parte trasera de la Yamaha MT-09. Allí luce desafiante un basculante asimétrico realizado en aluminio que salvando las distancias, recuerda vágamente a los de tipo banana que montaban las Aprilia.
Este basculante tan particular obliga al amortiguador trasero que, mediante bieletas, adopte una posición prácticamente horizontal. La suspensión trasera, con un recorrido de 130 mm es regulable tanto en precarga como en rebote.
Delante también se nos va la mirada pero en este caso a la horquilla invertida. 137 mm de recorrido y regulación en rebote son las armas con las que este modelo pretende dar guerra en el asfalto.
Más abajo rápidamente observamos las eternas pinzas monoblock radiales que tan buen resultado les ha dado a Yamaha. Cuatro pistones para morder sendos discos de 298 mm de diámetro por un disco de 245 mm detrás con una pinza sencilla.
De nuevo nos encontramos con una laguna típica en las motos japonesas como los latiguillos. Son de alto rendimiento pero no metálicos, algo que no acabamos de entender cuando muchos scooter actualmente los equipan de serie.
Neumáticos 120/70-17 y 180/55-17 serán los encargados de transmitir todas nuestras reacciones al asfalto.
Yamaha MT-09, cuadro de mandos desplazado
Partiendo de una hoja en blanco, Yamaha no ha dejado estándar ni la posición de la instrumentación o del clausor de la cerradura de contacto. En vez de la ubicación habitual, el cuadro de mandos es asimétrico se encuentra desplazado hacia la derecha y en el hueco que se genera se ha colocado el contacto.
Este cuadro es completamente digital y cuenta con indicador de marcha engranada además de un cuentarevoluciones por barra, ordenador de a bordo con las medidas de kilómetros totales, dos parciales, consumo instantáneo y medio, hora, etc. Además nos señala en qué configuración de motor estamos rodando: STD, A o B de la que hablaremos cuando salgamos a ciudad.
El manillar es muy ancho, de tipo cónico y bastante elevado. Seguro que la postura que adoptaremos sobre ella no dejará de ser relativamente particular, pues según hemos visto han querido buscar un control máximo de la rueda delantera.
Las luces de emergencia del garaje empiezan a oscilar, su batería se agota. Pero nosotros ya hemos girado la cerradura de contacto y el haz del foco se abre paso hasta la salida del garaje. Por delante, la negra noche que ha cubierto su manto sobre la ciudad nos espera.
Continuará...
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