El cuartel general de KTM España fue el elegido para arrancar la prueba y aunque en un primer lugar nos subimos a la KTM 1290 Super Adventure para una breve toma de contacto por la autopista y así poder utilizar una de las novedades que incorpora, el control de crucero, y al cual haremos referencia en su momento, el primer centenar de kilómetros lo hicimos a lomos de la KTM 1050 Adventure.
Como os podréis imaginar, sobre una moto que parece hecha para mi tamaño, me encontraba completamente a mis anchas, literalmente. Pero lo bueno es que fijándome en alguno de mis compañeros más bajos, también se manejaban bien con ella en parado y ergonómicamente llegaban perfectamente a todos los sitios sin que se apreciase una postura forzada a los mandos.
KTM 1050 Adventure: un elefante a dieta por ciudad
Las ciudades no suelen ser muy amigas de las motos trail debido a su tamaño y a su altura, la cual complica las maniobras a baja velocidad si, o bien no sabes jugar muy bien con los pesos, o porque llegues justo al suelo. Pero a pesar de que no podemos decir que nos hayamos metido con la KTM 1050 Adventure en la urbe propiamente dicho sino en travesías de 50 con rotondas, polígonos industriales y similares, si nos sirvió para hacernos una idea de us comportamiento.
Lo primero es el tacto de los mandos. Todo se maneja de una forma muy suave empezando por la maneta de embrague, siguiendo por la del freno que es perfectamente dosificable y el cambio, que accionamos con soltura.
Estrecha entre las piernas y con el ancho manillar, moverla es un auténtico juego de niños. Y si eres grande y aprovechas el alto centro de gravedad que consigues subido a la KTM 1050 Adventure, entonces ya ni te cuento. Control absoluto de todo lo que ocurre a tu alrededor.
Además no se siente excesivamente ancha como otras trail, en las que la forma del depósito suele dar la impresión de estar llevando una moto muy grande. Aquí tiene su justa medida y ergonomía para esconder las piernas pero sin que resulte aparatoso.
Muy cómoda de suspensiones, los lomos de asno o pasos de peatones elevados los puedes tomar a full gas. Sin preocupaciones que la WP se lo van a tragar literalmente todo. Mientras ves como el resto de la circulación reduce el ritmo para no dejar los bajos o ver aparecer una copela por el capó del coche, tu los pasas con una sonrisa de oreja a oreja por debajo del casco. Sí, soy un macarra, pero a 50 km/h, no confundamos.
A pesar de que somos conocedores que ha sido una de las quejas que se ha lanzado sobre su hermana mayor, la 1190 Adventure, nosotros la verdad es que no nos hemos percatado de un calor excesivo que suba hacia nuestro pecho. Con unos 20 grados ambientales, notamos el calor normal de cualquier moto, si bien es cierto que los bicilíndricos de KTM siempre se han desmarcado por ser bastante calurosos en ciudad con tráfico lento. Es posible que la KTM 1050 Adventure, con menos potencia y por lo tanto menos calor a disipar, lo lleve un poco mejor.
Pero como no estamos hablando de un scooter, me imagino que lo que verdaderamente os apetece es saber cómo se desenvuelve en carretera, ¿no? Pues vamos a ello.
KTM 1050 Adventure: divertida y más rápida de lo que podríamos pensar
Ya en carreteras despejadas, es momento de darle caña a la pequeña Adventure. Los primeros kilómetros los hicimos con la cúpula en su posición más baja, pero apenas nos protegía así que aprovechamos que ahora se puede ajustar con una mano para llevarla a la posición más alta y así ir perfectamente escondidos detrás de ella. Y estamos hablando de que mido 1,90 así que disipadas todas las dudas sobre su protección.
La carretera se va retorciendo delante nuestro y voy justo detrás del guía que nos marca la ruta que han escogido. Unos kilómetros más adelante está el grupo con las KTM 1290 Super Adventure por lo que no nos estorbaremos unos a otros con la diferencia de 65 cv entre una montura y otra.
Circulamos con la KTM 1050 Adventure en modo carretera, es decir, 95 cv con una entrega progresiva y una configuración del control de tracción conservadora. Sin tocar nada aumentamos el ritmo a medida que el guía se empeña en dejarnos atrás y observamos como la diez cincuenta es un auténtico peso pluma entre curvas. Los cambios rápidos de dirección se hacen casi con la mirada y únicamente una suspensión blanda hace que tengamos algún que otro cabeceo a la entrada de las curvas.
Pero lo que suele ser algo raro para los profanos en la marca, aquellos que ya peinamos canas sobre las motos austriacas sabemos que es parte del ADN en muchos de sus modelos. Un primer recorrido vivo de las suspensión con poca retención hidráulica en comprensión para luego pasar a otra fase del recorrido en el que la horquilla permanece firme y le puedes exigir sin ningún problema.
Detrás y a la salida de las curvas también nos obsequia la KTM 1050 Adventure con algún que otro movimiento en aceleración, algo que no hace otra cosa sino que demostrar lo pegajosos que son los Metzeler Tourance Next que equipa de serie a pesar de ser teóricamente mixtos.
Pero parece que unos kilómetros más adelante se han empeñado en dar caza al anterior grupo y como si de una carrera de Moto3 se tratase en la que nos hayamos quedado descolgado, aumentamos más todavía si cabe el ritmo para dar caza a la cabeza de carrera. Ya sólo quedamos nosotros dos y como no conozco la carretera, tengo que hacer lo imposible por no perder su referencia así que toca ponerse serio y conectar el modo Sport.
Seleccionamos la configuración deportiva, soltamos gas unos instantes para que la centralita ajuste todos los parámetros y volvemos a abrir gas a fondo, notando ahora que la respuesta del acelerador ride-by-wire es mucho más contundente y la conexión con la rueda trasera ha mejorado todavía más.
Como siempre el primer síntoma de que ya estamos conduciendo de forma más que seria es la aparición de sequedad en la boca. Podría decirse que ese es mi límite en carretera, cuando el cerebro está tan concentrado en lo que hago que ni de salivar se acuerda. Bueno, creo que tampoco de pestañear y creo que la mayoría de funciones no necesarias (como por ejemplo el crecimiento del pelo y las uñas) quedan también suspendidas de forma temporal.
Empezamos a forzar la entrada en la curva, frenando muy tarde aunque tampoco es que el asfalto esté para muchas alegrías ya que el día anterior llovió mucho e incluso llegó a granizar en algunas zonas, y se puede observar como la rueda levanta finas partículas de polvo.
El ABS trasero nos advierte del limitado agarre saltando prácticamente en todas las curvas pero por el contrario, delante no hay ni el más simple atisbo de deslizamiento. Con un tacto bueno en ciudad, tenemos que apretar la maneta con un poco de contundencia si queremos parar la KTM 1050 Adventure cuando rodamos a ritmos que seguramente están ya fuera del alcance de trail similares de otras marcas, pero siguen respondiendo muy bien y no muestran síntomas de fading.
A pesar de que entro con todo y mantengo una más que decente velocidad en el paso por curva fruto de una estabilidad intachable, a la hora de abrir gas la distancia entre el guía y yo aumenta en la mayoría de las curvas de segunda. Por cierto, el cambio es muy similar al de las Adventure anteriores y no tan suave en carretera como el de la 1190. Hay que acompañar a la palanca hasta arriba y sin dudas porque si no, es fácil fallar algún cambio. ¡Y eso son décimas!
Cada vez abrimos gas con mayor violencia y antes hasta que el control de tracción nos recuerda primero que está ahí para ayudarnos pero no para hacer milagros y segundo, que seguimos encima de una trail. Eso sí, en modo deportivo hay que ir muy rápido y cuando corta la potencia a la rueda trasera, lo hace cuando ya hemos empezado a redondear el giro a la salida por lo que permite jugar mucho con la parte trasera en los virajes lentos.
Después de unos cuantos pequeños avisos, la carretera se abre y las curvas se quedan atrás. Aunque ahora hay unas bonitas rectas que permiten explorar el empuje del motor, cuya mejor entrega lo hace entre las 5.000 y las 8.000 vueltas. Jugando con el cambio en esta zona, la KTM 1050 Adventure es condenadamente rápida para sólo 95 cv. Y si hablamos de velocidad punta, los dígitos uno, dos y cero pero en otro orden aparecen con relativa facilidad en el cuadro de instrumentos.
Curiosamente a lo lejos se pueden ver las últimas unidades del grupo de las 1290, así que nuestro ritmo ha debido ser bastante... divertido. Paramos a esperar al resto de componentes que ruedan con nosotros y aprovecho para charlar con el guía sobre la carretera por la que hemos circulado e intercambiar mis primeras impresiones sobre la KTM 1050 Adventure. Le digo que mira que me había esforzado pero me costaba mantener la distancia a la salida de las curvas, y es en ese momento cuando él me dice que al contrario, que la diez cincuenta anda mucho si tenemos en cuenta que el iba con la 1190 que tiene cincuenta caballos más.
¿Cómo? Pues entonces, todavía me he quedado más que satisfecho del rendimiento de la hermana pobre con todos mis respetos de la gama Adventure. ¡Mi má!
Continuará...
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