Honda Crossrunner: La prueba

La capacidad que tiene Honda para crear motos fiables y eficientes siempre ha sido argumento de peso a la hora de elegir entre dos motos las cuales una de ellas sea del gigante japonés. Por lo menos eso le ocurre a un servidor cuando alguna vez ha tenido que elegir. Viendo eso, podemos empezar a analizar esta nueva moto, la Honda Crossrunner, teniendo en cuenta dos cosas.

En primer lugar, la Honda Crossrunner parte de la base de la VFR800 con el motor bicilíndrico tetracilíndrico en V a 90º de 782cc. A partir de ahí, el concepto que ha querido crear Honda se va alejando poco a poco de la VFR aunque conservando algunas de sus características como el chasis o el parecido motor. Tomando como ejemplo el concepto Cross-over aplicado a los coches (BMW X6 o Porsche Cayenne entre otros) la marca japonesa ha querido crear un sector parecido enlazando una moto de enduro con una trail, también denominada por Honda como moto on/off. A esa mezcla le añadimos unas suspensiones de menor recorrido y una distancia libre al suelo más pequeña y ya tenemos el concepto Cross-over que buscábamos.

En segundo lugar, también hay que tener en cuenta que el concepto de la Crossrunner se aleja de ser una moto trail. De hecho, sería más acertado compararla con la F800 ST GS de BMW, con lo que nos salimos de moto trail (motos de menor cilindrada que permiten un uso más off-road) para meternos en este concepto Cross-over derivado del automóvil. Además, Honda ha conseguido construir una moto con un consumo envidiable: 21,5l de depósito en 348Km, todo un reto.

Cuando llegué a la prueba me encontré con una moto que en las fotos me había sorprendido mucho menos. Tengo que reconocer que en las fotos dije: “Mira, una más”. En directo me sorprendió gratamente a primera vista. Los rasgos son muy característicos de Honda, de carrocería estéticamente mirando al futuro, compacta, de una altura más razonable que una trail y una posición de conducción más ergonómica adaptable a una gran mayoría de usuarios. Se pueden ver rasgos característicos de la VFR 800 como los radiadores laterales, que dejan libre la parte frontal del motor, y ensanchan la moto de manera razonable. Me gustaron también los intermitentes, más pequeños y esbeltos, situados en la parte lateral frontal del morro, justo al lado del faro.

Llama también la atención el basculante monobrazo, más parecido al de la Honda CB 1000 R que al de la VFR 800, con el que se gana un mayor aplomo del tren posterior. Otra característica principal que adquiere esta Cross-over es el hecho de calzar un neumático específico, diseñado exclusivamente para esta moto como ocurre con la Ducati Diavel y su Pirelli Rosso II. En el caso de Honda, la Crossrunner equipa un Pirelli Scorpion Trail con medidas de 180/55×17, que se une al conjunto para mejorar la estabilidad y el manejo en toda situación y en todo momento.

Acorde con los últimos modelos de la marca el cuadro de instrumentos es completamente digital, así como todos los indicadores: tacómetro, velocímetro, kilometraje, temperatura motor, nivel de gasolina, hora, etc.

Una vez subido a ella, antes de empezar un recorrido de 151Km, me di cuenta que la posición de conducción, aunque para mi gusto demasiado erguida, permitía tener una gran visibilidad y sentir que lo tenías todo controlado. Parece una tontería pero hay muchas motocicletas del sector que al ser tan grandes y voluminosas, el manillar ancho y una posición del asiento demasiado alta te dan sensación de inseguridad y de no tener las cosas controladas en todo momento.

Algo en contra, que no me gustó demasiado es el diseño de los retrovisores. No por estética, que es lo que Honda defiende, sino porque no permiten una visión total de lo que pasa a tus espaldas. Son demasiado pequeños y tirados hacia dentro, con lo que mis propios brazos obstaculizaban mi visión.

Por último, también hay que mencionar la poca gracia que han tenido los diseñadores para tapar el espacio que aparece entre el manillar y el cuadro de instrumentos. De hecho, no está tapado. Quedan al descubierto los faros por la parte interior así como el cableado del sistema eléctrico de las luces, latiguillos y el cláxon. Algo raro viniendo de Honda.

Pues bien, en el momento que dimos el contacto a la nueva criatura de Honda y su V4 V-TECH empezó a funcionar, me imaginé el buen trabajo de los ingenieros en todas y cada una de las piezas para que ese motor sonara y fluyera tan suave y silencioso, como si de una moto eléctrica se tratara. Bueno, no tanto, pero algo así.

Mañana vamos a ver qué tal van los componentes principales de esta Cross-over que está sorprendiendo y encontrando más seguidores entre conductores que quieran circular seguros y con total comodidad.

Fotos | Honda

En Motorpasión Moto | Honda Crossrunner: Un concepto muy válido, Honda Crossrunner: camaleónica

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