Honda CRF250M, prueba (conducción en circuito)

Después de hacer ayer el gamberro por el Skate Park de Manresa, es hora de cambiarse el casco por uno más acorde para el lugar donde vamos a probar la Honda CRF250M. El lugar elegido fue el Karting de Sallent, considerado como el karting de alquiler con la pista más larga de España. Y reconozco que larga era un rato.

La prueba tuvo tintes dantescos cuando el sábado, justo estando preparado para salir, el cielo decidió abrir el grifo y descargar con todas sus ganas. Visto el panorama, era una tontería salir por lo que se aplazó hasta el día siguiente en busca de una meteorología más benigna.

Por suerte así fue y pudimos probar la Honda CRF250M como se merecía aunque eso si, con cierta precaución ya que estaba absolutamente prohibido caerse. No era de recibo siniestrar una moto y hacer que el resto de probadores que asistían a la presentación internacional se quedasen sin poder rodar con ella.

Honda CRF250M, dos vueltas de aclimatación y ¡GAS!

Lo primero que hicimos fue dar sendas vueltas detrás de uno de los guías de Honda, Campeón Alemán de Supermotard. De esta forma, calentaríamos los neumáticos y conoceríamos la pista, evitando algún galletón por exceso de fogosidad en las primeras vueltas. Tras ello, cuatro vueltas completas para poder hacer una pequeña toma de contacto de la Honda CRF250M, y por supuesto, para divertirse sobre ella.

Colocado en su asiento notamos una postura familiar, muy supermotard. No demasiado radical ya que su altura es contenida para que sirva al mayor número de usuarios independientemente de su altura, pero si estás habituado a ellas sabrás de lo que hablo.

La palanca del cambio viene regulada para poder conducir con calzado con protecciones, pero no con botas de MX/SM por lo que era difícil meter la puntera. Todo lo contrario de los austriacos, que se empeñan en colocar de fábrica la palanca con demasiada distancia para un calzado normal y casi siempre hay que regularla para ir cómodos.

Aunque desplaces tu posición hacia adelante, el manillar no se encuentra demasiado retrasado por lo que la postura seguirá siendo cómoda. En cuanto a los mando y piñas, la verdad es que ni me fijé en ellos ni los usé por lo que no os puedo contar mucho sobre ello.

Tras las dos primeras vueltas salgo de nuevo a pista y lo primero que noto es, primero, las pocas vibraciones que transmite para ser un monocilíndrico y luego su entrega de potencia, completamente plana y constante.

Respecto al primer punto, las vibraciones, sólo se hacen patentes cuando llevamos el motor muy arriba. En alguna zona y para evitar cambiar, apuraba hasta el sobre-régimen y ahí si se notaban, pero no es algo que se vaya a hacer constantemente por carretera.

Sobre la entrega de potencia, tienes el mismo empuje desde la parte baja del cuenta revoluciones hasta arriba del todo. Y cuando metes otra marcha, sigue igual. Además, sube con alegría, gracias a su carrera corta.

Honda CRF250M, pasamos a modo supermotard

Con margen eso si, pero pasamos a modo de conducción supermotard, que para eso lleva el apellido "M". Es hora de mover el cuerpo al lado contrario, dejarlo erguido y tirar la moto en busca del suelo. Pero con precaución, con precaución.

Se siente muy ligera, no tanto como una moto de supermotard pero si proporcionalmente a su potencia. Algunos ayer decían que es una moto muy pesada, que había que quitarle kilos. Si a esta moto le quitas kilos, deja de ser una moto fácil de llevar y con la que se pueda aprender y pasa a ser algo nervioso que necesita manos expertas y seguramente más cara.

¿Habéis llevado una 250 de enduro con 115 kilos y un poco más de potencia? Efectivamente, es divertida, pero si sabes. Si no, puede llegar a ser peligrosa y asustar a la gente. Y aquí no estamos hablando de una moto así.

Después de un par de vueltas y de haber puesto a prueba el freno delantero, sigue sin mostrar ningún síntoma de fatiga por lo que está perfectamente dimensionado para carretera. En circuito, puede que le llegase a faltar un poco de potencia. El trasero perfecto, dosificable y con tacto.

El cambio de la Honda CRF250M es super-suave, al igual que el embrague. E incluso te puedes permitir el lujo de empalmar marchas “a capón” que entrarán perfectamente. Llegados a la curva, un par de marchas abajo y a regular con el embrague. No hay demasiada retención pero sí suficiente para que el tren trasero rebote y soltamos del todo la maneta. Con un par de vueltas más, ya hubiese podido hacer alguna derrapada divertida a la entrada.

Que más os puedo contar. Bueno sí, que el asiento no es que sea demasiado cómodo, pero sí muy estrecho para llegar bien al suelo y con bastante almohadillado. Al menos para lo que estoy acostumbrado en una moto como esta.

Las estriberas están alta así que no hay peligro de pegar con ellas en el suelo. Por estar altas lo están hasta las del pasajero aunque no os puedo contar más de lo que ocurre en la parte de atrás porque tampoco hubo ocasión ni de subir se a ella.

En el cuadro, eché de menos un cuenta revoluciones aunque se cambia perfectamente con la oreja (es un decir, no lo toméis al pie de la letra). Eso sí, se ve perfectamente en un par de ocasiones que le eche un ojo cuando pasaba a entrar en terreno de las tres cifras en la recta de atrás.

Poco más os puedo contar de esta breve toma de contacto. Únicamente recordaros que mañana pondremos el resumen, la galería y la ficha técnica y junto a ello, un vídeo que hemos preparado con la Honda CB500X y la propia Honda CRF250M, tanto en carretera como en circuito.

Continuará...

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