Nos vamos alejando poco a poco de las carreteras comarcales, esas casi desiertas ya donde en esta época del año te cruzas con más tractores que coches, y tomamos cualquiera de las innumerables autopistas o autovías que rodean la capital. La Harley-Davidson V-Rod Muscle en este 2013 no ha cambiado más que en colores, ninguna mejora mecánica es necesaria para rodar con ella todo lo que queramos. O podamos, porque el consumo nos limitará un tanto el disfrute de esta long and low.
Harley-Davidson V-Rod Muscle: aplomo y porte
El cuadro de mandos, que parece sacado de un Porsche 911, está presidido por la esfera del cuentakilómetros que a su vez aglutina todos los chivatos y un pequeño display con cuentakilómetros parcial, total, reloj horario y trip de reserva cuando se enciende el chivato del surtidor. A su izquierda tenemos el tacómetro con la zona roja comenzando a 9.000 revoluciones (¡aiba la ostia!), y a su derecha un indicador del nivel de combustible.
Este indicador creo que hubiera sido mejor sustituirlo por un nivel de temperatura del motor, no es nada agradable ver cómo la aguja baja a cada momento y es algo que cuando vamos rodando con ella nos hará pensar en dónde pararemos a repostar y nos roba parte del encanto de la experiencia de conducción a lomos de esta V-Rod Muscle.
Estoy casi seguro de que si mientras circulamos pudiéramos mirar la aguja veríamos cómo va descendiendo. Con un depósito de 18,9 litros puedes hacer a ritmo tranquilo a lo sumo 230 kilómetros, por lo que el consumo homologado de 6.3 litros a los 100 kilómetros es un tanto fantasioso. De hecho, apurando para repostar, cuando el trip de reserva aún decía que quedaban unos 30 kilómetros para la tragedia ya empezaba a dar tirones.
En su defensa hay que decir que en orden de marcha la moto pesa unos 310 kilogramos, sumando el peso del piloto y lo poco o mucho que lleves encima, la masa total ronda los 400 kilos. Si a esto añadimos que aprovechar al máximo los tramos de aceleración es algo muy placentero con esta Muscle pues blanco y en botella. Estirar las marchas nunca fue tan emocionante en una Harley-Davidson.
Una vez vamos en ruta a un ritmo de 120 kilómetros por hora el aire a penas es molesto, quizá por lo curvado de mi postura, y la sensación de seguridad es totalmente abrumadora. Como decía ayer con toda esta masa en movimiento, la inercia y el efecto giroscópico generado las largas rectas y curvas amplias son su terreno predilecto.
Las grandes curvas de incorporación a las autopistas son un tremendo gustazo, la sensación de ir tan sumamente cerca del suelo inclinado viendo tanta porción de moto por delante es una sensación diferente a los que estamos acostumbrados a las motos convencionales.
Las suspensiones hacen un gran trabajo pese a trabajar con un ángulo más próximo a la horizontal de lo normal por culpa de la gigantesca longitud. Absorben los baches satisfactoriamente, pero como el perfil de las ruedas es bajísimo hace que los notemos de forma bastante seca. No tanto en la horquilla, sino a través del doble amortiguador trasero. En asfaltos de buen firme es una maravilla no se mueve salvo que encontremos un bache pronunciado o una bañera en plena curva.
Tanto peso y tanta distancia entre ejes hacen que la moto proteste si circulamos rápido y algún imprevisto hace que las suspensiones tengan que digerir tanto trabajo. La Muscle intentará salirse hacia el exterior de la curva y recuperar parte de la verticalidad, pero menos de lo que cabría esperar en un aparato tan enorme. No asusta nunca, ni hace extraños con la dirección, así que mientras no nos metamos por carreteras que estén hechas polvo.
Esta H-D V-Rod Muscle tanto por sensaciones como por sonido parece que estemos montados en una locomotora de mercancías. El empuje es brutal y cuando acelera un bonito y ronco sonido de admisión nos regala los oídos. A cualquier régimen tendremos par de sobra para salir disparados, los adelantamientos se hacen con total tranquilidad olvidándonos de en qué marcha estemos circulando. Puede ser que este modelo haya perdido un tanto del sabor de las antiguas Harley-Davidson, pero es un modelo que aúna modernidad y facilidad de uso.
Harley-Davidson V-Rod Muscle: para lucirse a dúo
Como bien me apuntaron intercambiando impresiones en el concesionario esta moto está hecha para hacer cortos viajes, y lucirse con una bella dama sentada en la parte trasera de terracita en terracita. Como podéis apreciar, las estriberas del pasajero están situadas más adelante incluso de donde se posicionará nuestro trasero, posicionando sus rodillas en los laterales de nuestras caderas y conformando una postura muy natural y nada forzada. Ésto unido a la posición del asiento que permite un acceso muy sencillo, sitúa la cabeza de nuestro acompañante un pelín por encima de la nuestra y un mullido realmente generoso hará la estancia del copiloto muy confortable.
Si os volvéis a fijar en las estriberas del acompañante se sitúan directamente encima de los silenciosos, por lo que en verano quizá se puedan calentar los pies más de lo necesario. De hecho si el pasajero no sitúa los pies perfectamente horizontales es probable que algo de la goma de las suelas se quede pegada en los escapes.
Curiosamente y en contra de lo que cabría esperar, al llevar a alguien en el asiento trasero la moto me pareció más aplomada aunque casi todo el peso recayera sobre el neumático trasero. Aun así, a plena carga en ningún momento hay nada que roce ni se aligera la rueda delantera. Esto delata su carácter rutero y que está destinada a ser usada en compañía.
El viernes haremos resumen de cómo es esta H-D V-Rod Muscle y podréis ver una amplia galería. Espero que os guste.
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