Sólo dos temporadas después de su llegada la Ducati 899 crece y se mejora. Los puntos débiles de esta deportiva de pura cepa italiana se mejoran para ofrecer Ducati 959 Panigale más disfrutable aún de lo que ya era. Es un concepto menos radicalizado que las 1299, más aprovechable fuera de circuito pero sin renunciar ni a una pizca de deportividad.
Cambios estéticos, aerodinámicos, nuevas geometrías y un motor más potente que cumple la normativa Euro 4 son sus cartas de presentación. La hemos podido probar por carretera abierta y es como el mejor postre italiano.
Una receta mejorada para paladares exigentes
La preciosa 959 Panigale en su color blanco perlado con llantas rojas me recuerda a una panna cotta con sirope de fresa que saborear lentamente. Hasta que te dan una llave que encaja en su cerradura, te subes a ella, la arrancas y sólo piensas en dar gas sin contemplaciones.
Las 1299 son motos fantásticas, tienen una potencia descomunal y sus prestaciones nos hacen vibrar con sólo verlas escritas sobre papel. La pequeña de las Panigale podemos decir que es la versión para humanos de una magnífica deportiva. No pierde su esencia, es exageradamente compacta y bella, pero se acerca más al concepto de deportiva asequible (dentro de lo que cabe claro).
La 959 es pura deportividad italiana entendida como sólo se entiende en Borgo Panigale. Las señas de identidad siguen vigentes en un chasis monocasco de aluminio y un motor Superquadro que hace las veces de parte estructural del conjunto.
La renovación de la pequeña Panigale viene motivada, de la misma manera que en las Hypermotard 939 que probamos recientemente, por adelantarse a la llegada de la normativa Euro 4. Aunque también se ha aprovechado para limar algunas asperezas del modelo anterior.
La principal novedad la encontramos el propulsor. Los dos cilindros dispuestos a 90 grados cubican ahora 955 centímetros cúbicos al alargar la carrera de 57,2 a 60,8 milímetros; el diámetro de 100 mm permanece inalterado. La compresión tampoco varía, manteniendo el ratio 12,5:1, pero las cifras sí lo hacen; la potencia máxima se eleva hasta los 157 caballos (9 más que la 899) y el par motor a 107,4 Nm (un 8% extra)
Lo que sí cambian son las válvulas, que pasan de tener un diámetro de 41,8 mm para la admisión y 34 para el escape, los cuerpos de inyección con dos inyectores por cilindro y el sistema de recirculación de gases. Cada inyector se controla de forma independiente con el Ride by Wire para mantener las máximas prestaciones con unas emisiones reducidas.
También son nuevos en las entrañas de esta belleza las bielas reforzadas, el cigüeñal y el sistema de lubricación de este. Los pistones son de nueva factura, además de una cabeza reestudiada, reciben un tratamiento DLC (Diamond Like Carbon) en los bulones.
Hay otros cambios internos como una nueva cadena de la distribución que se han pensado también para cumplir con las exigencias de la Euro 4 en cuanto a sonoridad mecánica. Pero lo más destacable de las modificaciones necesarias para pasar la nueva normativa que entra en vigor dentro de nada es el sistema de escape.
El 2-1-2 que antes tenía una salida doble por la quilla ahora adopta una salida mucho más convencional. Se mantiene el sistema, pero el escape de acero ahora sale por el lateral derecho con un silencioso doble rematado en negro.
Supongo que la Euro 4 va a traernos sustos como este, pero también creo (aunque lo desconozco) que hay otras soluciones menos radicales para adaptar un diseño precioso sin penalizar tanto en el apartado estético. No llega a la aberración de la versión japonesa, pero en fin...
Tecnología y equipamiento de alta cocina
Pese a no recibir actualizaciones de importancia, el apartado tecnológico sigue estando en lo más alto. Tenemos Ducati Traction Control (DTC), Ducati Quick Shift (DQS), Engine Brake Control (EBC), modos de conducción (Race, Sport y Wet). Todo gracias al sistema Ride by Wire.
El ABS Bosck 9MP actúa sobre el equipo de frenos Brembo según las especificaciones de cada modo de conducción. En Wet tendremos una intrusión máxima, el Sport la suficiente como para permitir una conducción deportiva segura en carretera y en el Race se ajusta al mínimo y se desconecta de la rueda trasera, pero manteniendo el "anti-invertidos".
Hay pequeñas variaciones en la geometría para perfeccionar el comportamiento de esta deportiva. La distancia entre ejes se ha crecido ligeramente, pasando de 1.426 milímetros a 1.431 (+5 mm) en busca de una mayor estabilidad y el punto de anclaje del basculante con el chasis se ha rebajado 4 milímetros.
Otras muchas cosas no cambian. Las suspensiones son Showa BPF de 43 milímetros delante y Sachs detrás (con su peculiar posición horizontal en el lateral izquierdo) ambos multi-regulables, también firma Sachs el amortiguador de dirección y los frenos Brembo con pinzas monobloque M4.32 muerden discos semiflotantes de 320 milímetros en el eje delantero. Las bombas de embrague y freno mantienen su funcionamiento radial.
La aerodinámica también ha sido retocada para proteger un poco más al piloto con un frontal ligeramente más ancho y los retrovisores tienen unos brazos dobles nuevos para reducir las turbulencias. El espacio dejado por el escape ahora se ha cubierto con una prolongación del carenado.
Con respecto a la 899, las entradas de aire bajo los faros han sido rediseñadas por completo para aprovechar mejor el flujo de aire, al igual que pasa con el conjunto de colín/asiento. Los pasos de aire son mayores y el asiento del pasajero queda mejor integrado.
Una delicia en color blanco impoluto a la que casi da pena usar para que no se ensucie. Pero seamos sinceros, nos encanta y no podemos evitar ponerla a prueba. ¡Vamos allá!
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