Las Suzuki son una de las motos favoritas para modificar, tanto en chasis propio como en ajeno. Los motores de la marca japonesa son de lo más fiables y divertidos, y hay quienes se aprovechan de ello para hacer preparaciones tan absurdas como molonas.
Sin ir más lejos, esta, la de hoy. Es un kart, pero bajo su chasis se esconde el motor de 750 centímetros cúbicos de una Suzuki GSX-R K6... Un par de datos preliminares nos ayudan a hacerte de contexto: se pone a 246 kilómetros por hora y suena como un auténtico demonio.
La temeridad de ponerse a casi 300 km/h por la calle
Para los neófitos en la materia, los motores de kart suelen ser de 125 centímetros cúbicos y dos tiempos, automáticos, monocilíndricos y sin caja de cambios. Son los más comunes, pero los hay de mayor cilindrada y potencia, naturalmente. Pero lo de hoy es otro tema.
Es el proyecto de un croata al que le gustan demasiado las motos. Además de 'stunter' del mundo de las dos ruedas, también le gusta darle a la llave inglesa, y esta creación está dando la vuelta por todo el mundo, aunque ya tiene sus años.
El 'GSX-R GO KART', como lo ha llamado oficialmente, es una bestia que tiene el corazón mecánico de una vieja Suzuki GSX-R K6 que pasó a mejor vida. Sin embargo, su motor seguía intacto. Así que no se le ocurrió mejor idea que implantarlo en el chasis del pequeño aparato.
Kart Suzuki
Total, que el propulsor de cuatro cilindros y 750 cc rinde 155 CV de potencia. En una moto ya son muchos, pero en un kart son demasiados debido a lo ligero del chasis. El enorme propulsor sobresale de la estructura multitubular del pequeño kart, y es una máquina de guerra.
El croata no tiene mucho problema en enfundarse un casco y sacarlo a la calle. Lo de las leyes ya para otro día, pero decide ponerlo a prueba en pleno barrio residencial, y como máximo, ha conseguido ponerlo a 246 kilómetros por hora; un peligro con ruedas.
"GTA en la vida real", dice en las redes sociales donde el vídeo ha llegado a más de un millón y medio de personas. Es pura ambrosía disfrutar del ronroneo del motor japonés encajonado en ese pequeño chasis y ruedas minúsculas.
Los vídeos están llenos de comentarios sarcásticos, a pesar de lo peligroso de ponerse a casi 300 kilómetros por hora con este aparato en la calle. Por supuesto, con semejante potencia los trompos están garantizados, y a casi 300 km/h no es lo más deseable. "Diferentes formas de morir", le ponen.