Visita Factoría y Museo Ducati primera parte. La fábrica de sueños

No hay mucho trasiego de gente en el aeropuerto de Girona-Costa Brava aunque es verano y se trata de un fin de semana. Parece un día normal y corriente. Tampoco hace mucho calor para estar a principios de julio. Anuncian por megafonía que los pasajeros del vuelo con destino Bologna debemos despegar en breve y nos dirigimos a la puerta de embarque. El avión acelera para elevarse y nos agarramos al asiento como buen aficionado que se agarra a sus semi manillares pero no sin cierto resquemor por no poder hacer este viaje en moto.

Pero más vale pájaro en mano que ciento volando por lo que hay que ser positivos, cambiar el chip y aprovechar el tiempo ya que disponemos de los dos días de un fin de semana para ir a Bologna y visitar toda una fábrica de sueños como es la Factoría y el Museo Ducati en Borgo Panigale. Y pensando, pensando, ha pasado poco más de una hora y el piloto anuncia por los altavoces de cabina que luce el sol en la comarca Emilia Romana y el aterrizaje se espera sin complicaciones en el aeropuerto Guglielmo Marconi.

Una vez en el aeropuerto el polígono industrial dónde se encuentra la Factoría de Ducati y su Museo, están muy cerca de éste, por lo que podemos desplazarnos tomando un bus que nos ocupará poco más de un cuarto de hora de trayecto. Las visitas a la Factoría y el Museo Ducati se hacen de lunes a viernes, los sábados solo el museo, y conviene gestionar una cita previa por internet. En nuestro caso tenemos la última hora del viernes a las cuatro de la tarde y hemos aterrizado a las dos por lo que es inviable pasar primero por el hotel que hemos reservado en la misma Bologna. En el mismo aeropuerto podemos comer algo rápido como trozos de pizza que ellos denominan “al taglio” o al corte para hacer tiempo antes de dirigirnos a Borgo Panigale.

Una vez delante de la entrada de la Factoría Ducati, nos sorprende ver un camión trailer con las puertas abiertas en las que pudimos ver las primeras Ducati StreetFighter fabricadas y listas para enviar a los distribuidores. Una chica que hará de guía sale a recibirnos pero antes debemos pagar por la visita. Hubo un tiempo en que no se pagaba por ver la Factoría Ducati pero ahora si se debe pagar aunque hay precios reducidos si se visita en grupos o si se tiene una motocicleta Ducati presentado la Ducati Card a la entrada. Por suerte, los miembros de los DOC (Ducati Owners Group), no deben pagar, al igual que menores de diez años y discapacitados con acompañantes. Es importante informarse antes a tal efecto.

Cuando no se va en grupo, lo que hacen es formar ellos mismos los grupos si coincide gente a la misma hora y asignar un guía para todos ellos. En nuestro caso coincidimos con un matrimonio de origen argentino pero con residencia en Bologna que amablemente casi nos tradujeron al Castellano todo lo que la guía explicaba en Italiano, aunque hay que decir que se entiende perfectamente. Así antes de ver realmente la zona de fabricación nos hacen pasar a un Ducati Café dónde podemos tomar algo, nos advierten que no se pueden hacer fotos dentro de la Factoría y en unos 15 minutos nos vendrán a buscar.

Aunque aquí os mostramos otra fotografía de lo que ellos denominan su Ducati Café pero de tiempo atrás. Es simplemente la cafetería de la fábrica que antes tenía otra decoración con murales a lo MotoGP pero que según la estrategia de marketing de la marca con los Ducati Café, ahora ha cambiado su decoración. El local y la ubicación es la misma. Y tras apurar el café ya podemos entrar dentro de la zona de trabajo mientras la guía nos explica algo que veremos a la postre en el museo y es que Ducati no empezó fabricando motos si no electrodomésticos como aparatos de radio y hasta afeitadoras.

En concreto, nace como una empresa de aparatos de radio y radiotecnia en general que traslada sus instalaciones a Borgo Panigale en 1935 sufriendo un bombardeo en la Segunda Guerra Mundial. Pero vuelven a levantar cabeza y hacia 1946 comparten la producción junto con Siata (Sociedad Italiana de Aplicaciones Técnicas de Auto Aviación), de un pequeño motor de un cv de potencia para acoplar a bicicletas. Nace entonces el Cucciolo o traducido literalmente, cachorro de perro, con el que Ducati comienza a adquirir experiencia y soltura en el sector de la mecánica.

Mientras las guía nos explica todo esto, ponemos rumbo a las cadenas de montaje de motores en las que en ese momento eran ocupadas por propulsores de 1200cc refrigerados por líquido y por otros desmodue de aire de 796cc. Hay que decir que tienen bastante flexibilidad y pueden aprovechar para montar diferentes motores en la misma linea según los pedidos que reciban. También nos enseñan con orgullo la parte dónde se hacen las piezas de la Desmosedici RR pudiendo ver componentes como los árboles de levas que cuestan más de 6000 euros como repuesto.

Después pasamos a una zona dónde se monta el resto de la moto y nos comentan el sistema usado para modelos como la Ducati 696 en el que se utilizan cajones con todo el material para que uno o dos empleados puedan terminar todo el ensamblaje de la moto. Es muy curioso ver el sistema de trabajo en la misma fábrica. Os dejamos un video ya que, como mencionamos antes, no es posible hacer fotografías en la zona de montaje y en breve la segunda entrega.

Fotos | Alberticu
Video | Canal Youtube DucatiMotorHolding
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