Viendo fotitos como esta, uno siente una envidia sana (o no) de la habilidad que tienen algunos con las manualidades. Yo siempre he sido un completo desastre, por eso quizá, al ver esta nueva BMW K 1600 GT en madera, me quedo alucinado. El autor de semejante obra de arte es Vyacheslav Voronovich, que como habréis adivinado no es nacido por estos lares. Concretamente, es ucraniano, y no os creáis que esta es la única moto que tiene en su colección (podéis ver luego la galería).
De entrada hay que advertir, porque puede dar lugar a confusión, que la moto no es a tamaño real (eso ya sería demasiado hasta para nuestro amigo Voro) sino que están realizadas a una escala 1:12, lo que no está nada mal. Vyacheslav ha soñado desde niño con poder tener una motocicleta, pero como no ha tenido la oportunidad decidió juntar sus dos pasiones: las motos y la talla de miniaturas en madera. Así es como hace ya más de un año empezó con estas obras de arte, que se han ido perfeccionando con el tiempo.
Entre sus primeras creaciones, en las que confiesa que tardaba una eternidad en comparación a lo que tarda hoy, se encuentra la Honda CBR1000RR o la Suzuki GSX-R 600, porque son dos marcas que adora. Como os podéis imaginar, cuida hasta el último detalle y selecciona cuidadosamente los diferentes tipos de madera con los que trabaja. Además, admite que los mayores problemas los encuentra en retrovisores, manillares o los discos de freno, donde la precisión debe ser absoluta. Y por cierto, lo que más me ha sorprendido, ¿sabéis que herramienta es imprescindible para este trabajo? Pues cuchillas de afeitar desechables, que dice que son inmejorables para el tratamiento de la madera.
En fin, que viendo las fotos casi parece fácil, y dan ganas de ponerse con las cuchillitas y la madera, pero dudo mucho que me saliera algo ni mínimamente parecido. Lo que sí es innegable es que son una auténtica maravilla y que no quedarían nada mal en la estantería de casa. Venga, a disfrutar con el trabajo del amigo Vyacheslav…
Vía | Two Wheels Blog
En Motorpasión Moto | Guenevere Schwien o como convertir las motos en obras de arte