Elon Musk y su particular visión de futuro ha ido impregnando la industria del automóvil. Gurú o no, sus suposiciones han ido cobrando fuerza poco a poco. El CEO de Tesla acaba de anunciar también la muerte de la conducción. Y las motos se conducen.
Pero hay algo contra lo que no podrá: precisamente con las motos. Como decía la canción de los 'Sex Pistols': "God Save the Queen" (Dios salve a la reina), "God Save the Bikes" (Dios salve a las motos).
Pasión versus movilidad
Elon Musk se ha atrevido a decir que la conducción del futuro estará dominada por los vehículos autónomos con tecnología de última generación. No habrá pedales, ni volantes, ni nada. Todo será autónomo. Pero, ¿y las motos?
Directamente ha comparado los vehículos de gasolina con los carruajes de caballo como medio de transporte; y en esa comparativa ha mencionado que, como los carruajes, quedarán reducidos a un nicho.
Tal vez tenga razón, o tal vez no. Pero la conducción de las motos no morirá. Básicamente porque Elon Musk todavía no ha puesto las manos sobre ellas, ni las pondrá. Y por supuesto, porque convertir una moto en autónoma equivaldría a su desaparición y sentido. Para eso, uno se sube a un coche.
Las motos ya no son solo movilidad. Son pasión, disfrute, conexión humano-máquina. ¿Qué sentido tendría si no una Honda CBR1000RR-R? ¿O una Kawasaki ZX-10R? O la nueva Yamaha R9. Son máquinas irracionales para la movilidad, pero pasionales. Por eso va a ser complicado cargarse la conducción en las motos, porque el humano es prácticamente insustituible ya que lo que se busca es el disfrute; quitarle los manillares o las marchas eliminaría el componente pasional, que es el motivo de vida de las motos. Y ya hemos visto que las marcas de motos eléctricas están fracasando. Esa fórmula no funciona en las dos ruedas.
Por otra parte, cuando hablamos de moto y movilidad, directamente evocamos a los scooter. Es posible convertir un scooter en autónomo, pero es una batalla en la que nadie quiere meterse por infinidad de motivos, y principalmente porque no ofrece ningún ápice de seguridad el crear una moto autónoma. Recordemos que en un coche, el escudo humano es el único que protege en caso de caída.
Pero, ¿por qué Elon Musk no mete sus zarpas en las motos con el éxito de Tesla? Bueno, coches, robots, cohetes y hasta la Inteligencia Artificial. Sin embargo, de las motos no quiere saber nada, y hay un curioso motivo para ello.
No es del todo hermético. Sus continuas apariciones en podcasts, medios de comunicación y en redes sociales han dejado al desnudo una figura para nada desconocida. Y si algo sabe todo el mundo de Musk es que es muy personalista con las decisiones empresariales que toma. Es muy de convicciones personales aplicadas al negocio.
Sus decisiones personales influyen en los negocios, y por eso mismo nunca habrá una moto de Tesla: por una decisión personal. Y eso que en su vida las motos tuvieron un peso especial, porque desde joven era un apasionado de las dos ruedas, habiendo montado primero en motos de offroad, y luego con las de carretera.
En 1988 todo eso cambió. Entonces Musk tenía 17 años, y montaba en moto de carretera. Su vida cambió ese mismo año, cuando dejó de montar en moto. Un camión se lo llevó por delante y casi muere en el accidente; aunque sobrevivió, decidió aparcar las motos para siempre. Y así fue, y será.