La llegada de Tito Rabat al Campeonato del Mundo de Superbikes está despertando un revuelo enorme dentro del mundillo de las motos derivadas de serie. Pese a que no va a correr con un equipo oficial, sí que llevará una moto pata negra: la Ducati Panigale V4 R. Hay quien augura que podría dar más de una sorpresa.
Esta presencia de Rabat, campeón del mundo de Moto2, en el mundial de Superbikes ha reabierto el manido debate sobre el nivel de los pilotos de las motos derivadas de serie en comparación con los de MotoGP. Vamos a repasar la historia hasta nuestros días para comprobar qué hay de cierto en que los pilotos de MotoGP son muy superiores.
Biaggi y Kocinski son los únicos campeones del mundo en los dos terrenos
Pese a que muchos lo han intentado, el primer dato sorprendente con el que nos encontramos es que solo hay dos pilotos que hayan sido campeones del mundo en el entorno de MotoGP y también en Superbikes. El más conocido es Max Biaggi, y es de los pocos pilotos capaces de unir los dos mundos de las motos.
Biaggi fue cuatro veces campeón del mundo de los 250 cc, tres de ellas pilotando para Aprilia y una con Honda. Cuando dio el salto a la categoría reina parecía que iba a ser un campeón de leyenda, pero nunca lo logró. La figura de Valentino Rossi le eclipsó, así que Biaggi se tuvo que conformar con un subcampeonato en 500 cc y otros dos en MotoGP.
A los 35 años pasó al mundial de Superbikes y, lejos de lo que quedó en el imaginario colectivo, le costó. Biaggi pasó en sus tres primeros años por Suzuki, Ducati y Aprilia con un éxito muy relativo, ya que tan solo ganó tres carreras. No fue hasta su cuarta temporada, ya establecido en Aprilia, cuando fue campeón del mundo.
Biaggi ganó dos mundiales de Superbikes, el de 2010 y el de 2012, cuando ya tenía 39 y 41 años respectivamente. Fue en aquella época cuando se estableció el mito de que los pilotos de MotoGP eran muy superiores: en 2011, el año entre los dos títulos de Biaggi, ganó Carlos Checa con 39 años. El relato estaba escrito: los veteranos de MotoGP arrasaban en Superbikes.
Checa fue otro caso de gran piloto de MotoGP que tiene un éxito rotundo en Superbikes. Aunque también le costó. El español aterrizó en las motos derivadas de serie en 2008 y no fue hasta su cuarta temporada, con una poderosa Ducati 1098R, que no ganó el título. Hasta entonces había sumado cinco victorias en tres años.
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— Tito Rabat (@TitoRabat) January 14, 2021
Aunque en su periplo por MotoGP nunca fue campeón de ninguna categoría, Checa ganó un par de carreras de 500 cc, con bastante presencia en los podios entre 1996 y 2002. Sin duda, fue un buen piloto de MotoGP que dio el salto a Superbikes y triunfó, pero es un rara avis entre los que lo han intentado.
El segundo campeón del mundial de velocidad que lo pudo repetir en las motos derivadas de serie fue el mítico John Kocinski, quien se llevó el título de 250 cc en 1990 y luego fue capaz de ganar cuatro carreras de 500 cc. En 1996 se pasó a Superbikes para proclamarse campeón del mundo un año más tarde con Honda.
Se podría establecer una cuarta excepción a la regla si aceptamos a Sylvain Guintoli, el último campeón de Superbikes antes de que comenzase la tiranía de Jonathan Rea. El problema es que con un solo podio en siete temporadas, difícilmente se puede considerar al francés como un piloto de éxito en MotoGP.
Ganar en Superbikes llegando desde MotoGP requiere años de experiencia previa
En resumidas cuentas, desde que se crease el mundial de Superbikes en 1988 solo tenemos tres casos y medio de pilotos con éxito en MotoGP que ganasen el título de las motos derivadas de serie. En 2019 parecía que Álvaro Bautista se iba a unir a esa lista. Sus once victorias consecutivas al inicio de la temporada reabrió de lleno el debate de nunca acabar.
Bautista empezó arrasando con la brutal Ducati Panigale V4 R, así que inmediatamente hubo quien lo achacó todo a que un gran piloto de MotoGP como Bautista era muy superior. Sin embargo, Rea se revolvió y terminó ganando el mundial con una moto que, objetivamente, podemos decir sin temor a equivocarnos que era inferior.
Bautista es el penúltimo caso de piloto que llega con un buen palmarés de MotoGP al mundial de Superbikes. Fue campeón de 125 cc en 2006, subcampeón de 250 cc y un piloto con varios podios en MotoGP. Lo que hizo en Superbikes está lejos de fracasar, fue subcampeón a la primera y tiene tiempo por delante para llevarse el título con la Honda CBR1000RR-R, pero sucumbió ante Rea.
Rea es la demostración empírica del nivel altísimo que hay en el mundial de Superbikes. Ducati no para de invertir en su moto y en pilotos de élite, pero el norirlandés sigue acumulando títulos con esa Kawasaki Ninja ZX-10RR que ya tiene tufo a desfasada. Son seis títulos seguidos, el piloto más laureado de la historia, y sin apenas huella previa en MotoGP.
El de Bautista es el ejemplo más claro, pero hay más pilotos con gran reputación de MotoGP que han sucumbido ante Rea. El último, Scott Redding, subcampeón de Moto2 y con un par de podios en MotoGP pero incapaz de batir a Rea con la Ducati Panigale V4 R de la temporada pasada. Es joven y está en el lugar adecuado, pero de momento le ha tocado hincar rodilla.
Yendo atrás, incluso nos encontramos con un campeón del mundo de MotoGP que lo intentó en las Superbikes. El añorado Nicky Hayden lamentablemente no pudo tener una carrera larga en las motos derivadas de serie debido al accidente de tráfico que le costó la vida, pero antes, en un año y medio, habría logrado una victoria y tres podios más. Muy lejos de arrasar, como se le confiere a un campeón de MotoGP.
Tampoco tuvieron éxito campeones de Moto2 como Toni Elías o Stefan Bradl, quienes ni siquiera lograron subirse al podio en Superbikes y se fueron tras una temporada. Fonsi Nieto llegó a ganar una carrera en Losail, pero fue solo un fogonazo en mitad de cinco años bastante medianos en las motos derivadas de serie.
Mucho más próspera ha sido la carrera de Marco Melandri, que tuvo un leve renacer en 2020. El italiano, campeón de 250 cc en 2002 y subcampeón del mundo de MotoGP en 2005, ganó 22 carreras en el mundial de Superbikes y fue subcampeón en 2011, su temporada de debut, pero nunca pudo asegurarse el título.
Pese a ello, el de Melandri sí se debe considerar un caso de éxito en Superbikes por las victorias y el legado: ganó carreras con las cuatro marcas con las que corrió. También tuvo una aventura Álex Barros, quien en 2006 se pasó a las Superbikes con una Honda y llegó a ganar una carrera, pero acabó sexto en la general.
En el capítulo de anécdotas entran aventuras como las de Freddie Spencer en 1995, disputando seis carreras, o la de Marco Simoncelli en 2009, quien corrió dos pruebas en Imola y se subió al podio en la segunda. Ese mismo año también lo intentó Shinya Nakano, subcampeón de 250 cc, pero las lesiones le impidieron correr a gusto y lo dejó antes del final de temporada.
Bayloss, Spies o Edwards fueron dignos pilotos de MotoGP tras ganar el WSBK
Llegados a este punto hay una conclusión evidente: haberlo hecho bien en MotoGP, incluso siendo campeón del mundo de alguna de las categorías, no te garantiza el éxito en Superbikes. Hay ejemplos para todo. Pero si echamos un vistazo a quienes han hecho el camino inverso nos quedará una mejor perspectiva.
Hay cuatro casos de pilotos que tras ser campeones del mundo de Superbikes cambiaron a las MotoGP y tuvieron éxito. El caso más reciente es el de Ben Spies, quien se proclamó campeón de las motos derivadas de serie en 2009 y ni corto ni perezoso se embarcó en MotoGP para el humilde plan de ser el sustituto de Valentino Rossi en Yamaha, como compañero además de Jorge Lorenzo.
Como era de esperar, Lorenzo le batió con holgura, pero Spies logró ganar una carrera en Assen y se subió seis veces al podio. Nada mal para una carrera que solo duró tres temporadas, hasta que Rossi regresó a Yamaha. Spies fue inferior a la súper élite de MotoGP, pero se codeó con la clase media-alta sin problemas.
La misma zona en la que estuvieron Troy Bayliss y Colin Edwards. El australiano, tricampeón de Superbikes, aceptó embarcarse con Ducati en el proyecto de MotoGP cuando los de Borgo Panigale abrieron el equipo. Bayliss ya tenía un título de Superbikes, así que le atrajo el nuevo reto. Y no lo hizo mal.
Logró tres podios en su primera temporada y acabó sexto en la general. Años más tarde, en 2006, se llevó aquella memorable victoria en Cheste, la única que consiguió en MotoGP y en la única carrera que participó de aquella temporada. Fue el año de su segundo título de Superbikes, y en 2008 caería el tercero.
También en 2003 llegó a MotoGP el americano Colin Edwards, después de haber ganado los títulos de 2000 y 2002 en Superbikes. Su carrera fue mastodóntica, de doce temporadas consecutivas corriendo en MotoGP sin lograr ninguna victoria. Quizá es uno de los mejores pilotos que no lo han logrado. A cambio, hizo doce podios, uno por año, y siempre fue un digno piloto de la zona media.
El último campeón en Superbikes en hacer carrera en MotoGP fue Scott Russell, quien se llevó el título de 1993 con Kawasaki y después se marchó a la categoría de 500 cc con Suzuki, cuando ya contaba 31 años. Solo estuvo una temporada y media, pero aún así subió dos veces al podio, en Suzuka y Brno.
Por supuesto, también hay ejemplos de todo lo contrario. James Toseland y Neil Hodgson también intentaron hacer una carrera en el mundial de MotoGP, pero sus actuaciones fueron muy mediocres y apenas duraron dos y un año respectivamente en la categoría. En el caso de Hodgson conviene aclarar que incluso antes de ir a Superbikes había hecho un año de 500 cc bastante flojo.
No es campeón del mundo de Superbikes, pero en los últimos años hemos podido disfrutar en MotoGP del último ejemplo de que la diferencia de niveles es un mito. Cal Crutchlow llegó tras una temporada en Superbikes en la que ganó tres carreras. Después de diez temporadas en MotoGP, lo deja con otros tres triunfos y 19 podios.
También vimos en el pasado a Chris Vermeulen, subcampeón del mundo de Superbikes con Honda que luego pasó a MotoGP con Suzuki y se llevó aquella recordada victoria en Le Mans bajo la lluvia. Y es que hasta Jonathan Rea tuvo su pinito con MotoGP. Fue antes de ser campeón de Superbikes, en 2012 y sustituyendo a Casey Stoner en Honda. Acabó octavo y séptimo, nada mal.
Los fuera de serie están en MotoGP, con permiso de Rea, pero el nivel medio es similar
Después de toda esta lluvia de datos, de pilotos que han ido y que han venido, la conclusión es clara: el nivel medio de MotoGP es muy similar al nivel medio de Superbikes, y un piloto que consigue buenos resultados en un lado generalmente también los logra en el otro. Pero ni los de MotoGP arrasan en Superbikes ni los de Superbikes se la pegan en MotoGP.
La excepción, claro, son las súper estrellas. Los pilotos especiales, tocados por una varita mágica, generalmente corren en MotoGP. Primero, porque es donde mejor se paga, y segundo, porque es el mayor escaparate. A las marcas siempre les interesará más tener a Marc Márquez, Jorge Lorenzo, Valentino Rossi o Mick Doohan donde más se les vea, es decir, en MotoGP.
E incluso para eso hay excepción, la que representa Jonathan Rea, que gracias a tener el apoyo de una marca sin presencia en MotoGP como es Kawasaki ha podido hacer una carrera muy bien remunerada en el mundial de motos derivadas de serie. Como Carl Fogarty, sus apariciones en MotoGP fueron pocas y prometedoras, pero dejaron la duda del qué hubiese pasado si...
En 2021 Tito Rabat promete ser el gran atractivo de la categoría de Superbikes. Junto a Álvaro Bautista, son los dos campeones del mundo del entorno de MotoGP que aspiran a quitarle el trono a Rea. Uno con la Ducati Panigale V4 R y el otro con la Honda CBR1000RR-R. Pero el campeón vende muy cara su piel, y por nivel no va a ser.
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