Y después de años de movimientos financieros, se acabó. Giovanni Castiglioni como propietario de MV Agusta ha culminado su mayor obsesión durante los últimos meses al sacar definitivamente a Mercedes-AMG del accionariado de la marca de Varese después de tres años.
Ahora, y después de un proceso iniciado en 2016, Castiglioni y la familia Sardarov de origen ruso han adquirido el 25% en manos del fabricante de coches alemán para adquirir el 100% del capital y mantener el control absoluto sobre su empresa a través de MV Agusta Motor S.p.A.. Pero hay más.
"Somos italianos, y estamos orgullosos"
Durante las últimas temporadas MV Agusta se ha centrado en diversificar su oferta, pasando de tener sólo las deportivas F3 de tres cilindros y F4 de cuatro cilindros y la familia de naked Brutale, a sumar las Rivale, Brutale Dragster, Turismo Veloce y algunas ediciones especiales como la RVS de influencias scrambler o un espectacular one-off llamado MV Agusta F4Z.
Como consecuencia de una política de reestructuración financiera y estratégica, la marca afirma que los números positivos han vuelto a las cuentas de la firma italiana y que ahora es momento de empezar a mirar al futuro. Un futuro para el que ya están desarrollando una nueva plataforma de cuatro cilindros que "será un primer modelo innovador que verá la luz durante 2018".
Tratándose de MV Agusta, esta nueva plataforma de cuatro cilindros sería una base modular sobre la que construir una nueva gama. En primer lugar podría tratarse de una evolución de las actuales F4 de litro, conservando su estructura de cuatro cilindros en línea y llevando su mecánica un paso más allá para crear una nueva familia de Superbike y maxinaked al más puro estilo de Varese.
Otra opción podría tratarse del abandono de los propulsores de tres cilindros para su gama media, actualmente con variantes de 675 y 800 centímetros cúbicos. Una nueva mecánica de acceso que trataría de dejar atrás los numerosos problemas de fiabilidad encontrados en las F3, especialmente de carreras, que han acabado llevando a la desesperación a Jules Cluzel y PJ Jacobsen en Supersport.
Una tercera posibilidad, menos viable aunque plausible, es que MV Agusta se lance de cabeza a recuperar los laureles de las carreras y decida optar por la vía arriesgada, abandonando la configuración en línea de sus motores y desarrollando un nuevo propulsor V4 con el que tratar de ganar en el Campeonato del Mundo de Superbike en un movimiento similar al de Ducati.
En realidad esta última opción se tocaría con la primera, pudiendo configurar una nueva base alrededor de la que configurar una gama completamente renovada. Porque no nos engañemos, aunque hay que reconocer que los diseños de MV Agusta son espectaculares y mantienen esa esencia italiana tan diferenciadora, les hace falta un soplo de aire fresco.
Una renovación que depende del poderío económico
El problema para MV Agusta (como nos ocurre a todos por otra parte) es una cuestión monetaria. La marca de Castiglioni se ha esforzado por sacar adelante la empresa y por lo que parece finalmente lo han conseguido, pero por el camino se ha quedado parte de la reputación con mecánicas no demasiado fiables y una electrónica que daba más problemas de la cuenta.
Sus ventas han acabado por resentirse, especialmente al posicionarse deliberadamente como una marca "súper premium que produce joyas de dos ruedas" tal y como reza su comunicado y con la que sus propietarios se han encontrado con elementos que no estaban a la altura de las expectativas.
Ahora bien, MV Agusta está empezando a calar en mercados tan adinerados como el ruso (especialmente tras la entrada de Black Ocean) y el asiático, dos perfiles de compradores con dinero para gastar pero que no realizan demasiados kilómetros y son menos sensibles a las averías.
Si el impulso que están supuestamente recibiendo durante los últimos meses es el suficiente marcará la deriva que esa misteriosa plataforma de cuatro cilindros acabe por tomar. Si hay dinero suficiente no hay duda de que se atreverán con un proyecto arriesgado como siempre ha hecho MV Agusta.
Si en cambio no consiguen reunir los fondos para autofinanciar el desarrollo acabaremos por tener una nueva revisión de algo que ya conocemos ahora.