Historia de las motos deportivas, segunda generación

Ayer nos dejamos a la Honda CB 750 Four reinando en su parte del planeta, hoy vamos a ver que motos se fabricaban en Europa y empezaronn a dar forma a la leyenda de las grandes deportivas europeas. En la ultima parte del post volveremos la vista hacia Japón una vez más para recordar dos motos que marcaron lo que será la evolución de las motos en el resto del mundo hasta nuestros días.

En Italia se fabricaban motos deportivas sin concesiones a la galería. Sacaron las MV Agusta 750S, las Ducati 750 SS y las Laverda SFC 750. Motos de gran cilindrada, con motores de cuatro tiempos, chasis y suspensiones casi de gran premio. La MV Agusta se vio lastrada por un halo de moto cara y complicada que no vendió más de 2000 unidades en todos los años que estuvo en producción.

La Ducati si que era una moto deportiva tal y como lo entendemos hoy. Su motor provenía de la versión turística, pero por un precio “razonable” podías actualizarlo a las especificaciones que habían llevado a Paul Smart y Bruno Spaggiari a vencer en la carrera internacional Imola 200. Laverda consiguió con la SFC 750 un punto intermedio, en el que una moto de competición podía ser adquirida para usarla a diario, pero no era tan barata como la Ducati ni tan exclusiva como la MV Agusta.

BMW reaccionó un poco tarde y a su manera, con la BMW R90S que después derivaría en la BMW R100RS. Sorprendentemente BMW nunca entró al trapo de la batalla que se estaba librando entre los fabricantes europeos (principalmente italianos) y los japoneses. A pesar de todo estas motos siempre han puntuado muy alto en las listas de motos deportivas a lo largo de toda su historia.

La leyenda italiana de finales de los setenta fue la Moto Guzzi 850 Le Mans I. Una moto que partió de la base de la exitosa Moto Guzzi V7 pero que con su motor engordado hasta los 850 cc daba 71 CV y permitía superar los 200 km/h. Además existía un kit de competición que aumentaba la potencia en 7 CV y la velocidad punta en 15 km/h más. Esta moto entró en la leyenda a pesar de sus escasos y poco sonoros éxitos en la competición. Muy al contrario de MV Agusta y Ducati, que arrasaban en las pistas con pilotos de renombre.

Casi sin darnos cuenta nos presentamos en la década de los ochenta, con dos modelos japoneses que marcarán las siguientes generaciones de motos Deportivas. En 1982 se presenta la Suzuki Katana, producto de las mentes de Hans Muth y Jan Fellstrom. Famosos diseñadores de coches que recibieron el encargo de “vestir” la Suzuki GS1100E que le estaba dando muy buen resultado a la marca en el mercado. El motor de la Suzuki Katana daba 108 CV y era capaz de alcanzar los 225 km/h. Por primera vez una moto se diseñaba pensando en la estética y no en la funcionalidad de su carenado.

Para acabar de rematar la categoría, en 1987 Honda presentó un mito que casi ha llegado hasta nuestros días, la Honda CBR 600 F. Una pequeña moto de solo 600 cc pero con un motor capaz de dar 85 CV y girar a 11.000 rpm. Lo más parecido a una moto de GP que podías comprar en el concesionario al lado de casa. Su carenado envolvente inspiró a la competencia. Inmediatamente Honda empezó a cosechar éxitos en el prestigioso campeonato AMA en USA. Con esta moto se sentaron las bases de lo que más adelante se conocería como Supersport.

En esta cronología seguramente me habré dejado muchas motos exitosas en el tintero, pero estoy seguro de que las que aparecen lo hacen por méritos propios y merecen ser incluidas en la lista de Motos Deportivas. A partir de aquí vamos a seguir contando la evolución de este tipo de motos pero centrándonos en los dos grandes productores de motos, Japón y Europa.

Línea temporal extraída del catálogo de la exposición El Arte de la Motocicleta

Fotos vía | MV Agusta 750 S; Ducati 750 SS y Laverda SFC 750; BMW R90S; Moto Guzzi Le Mans 850 I; Suzuki Katana; Honda CBR 600 F En Moto22 | Especial motos deportivas

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