Las enfermedades mentales son silenciosas; aunque muchas veces son perceptibles, otras tantas no lo son porque sus síntomas no suelen ser visibles. Depresión, trastornos, episodios puntuales... Su cura no es fácil.
Ante este delicado tema, un antidepresivo natural son las motos. Quienes compartimos pasión y amor por las dos ruedas bien lo sabemos. Y esta película nos recuerda que, para superar el camino que suponen las enfermedades mentales, mejor hacerlo en compañía: un viaje en moto, y un amigo.
Montar en moto puede ser un buen psicólogo
1 de cada 4 personas tiene o tendrá algún problema de salud mental a lo largo de su vida en España. Según los datos del Ministerio de Sanidad, el problema de salud mental más frecuente es el trastorno de ansiedad, que afecta al 6,7% de población (8,8% en mujeres, 4,5% en hombres).
Estas enfermedades silenciosas son difíciles de tratar y curar, pero en ningún caso imposible. Sin embargo, la moto puede ser un enorme alivio. Muchos montan en moto por diversas y variopintas razones, muchas prácticas y otras incluso espirituales.
Ir en moto genera dependencia, y eso es un hecho demostrado científicamente. Lo mismo que genera dependencia, reduce, por ejemplo, los niveles de estrés. Un paseo de 20 minutos arroja unos niveles un 28% inferiores en los marcadores de estrés, un ritmo cardíaco un 11% superior y una segregación de adrenalina un 27% superior, según este estudio.
Montar en moto es placentero, inhibidor y curativo. Repercute de manera positiva en nuestro estado psicológico, y hoy tenemos un precioso ejemplo gráfico que queríamos compartir con todos nuestros lectores.
Se trata de un corto llamado 'Ride to Heal', o rodar para curarse en castellano. "Es más que una simple película: es un recordatorio sincero de que, a veces, el camino hacia la recuperación se recorre mejor con otros", dicen sus creadores.
En cierto modo, nos cuenta algo mucho más trascendental de lo que ven nuestros ojos. Ejemplifican con algo tan doloroso como la muerte de una mascota, pero es aplicable a cualquier otro tipo de vicisitud.
En pleno sufrimiento, su compañero de ruta le pregunta que si quiere salir de ruta. El protagonista está a punto de responder primero que "no", pero tras meditarlo unos instantes, decide cambiar de opinión. Subirse a la moto fue duro al principio, pero satisfactorio y terapéutico al final. Una preciosa metáfora que nos enseña que montar en moto también puede ser y es un salvavidas.