Probamos la Yamaha MT-10 SP: una moto desnuda de 160 CV con un carácter salvaje y precisión de deportiva

Nota de Motorpasion Moto

Hay motos con carisma, otras destacan sobre el resto, y unas pocas rompen las métricas para postularse como monturas aptas sólo para unos pocos. La Yamaha MT-10 SP es una de estas últimas y no por ser una moto exageradamente cara o difícil de llevar, sino porque es una creación que no encajará con los gustos de todo el mundo y no por ello deja de ser una montura impresionante.

Motor, chasis y parte ciclo derivan directamente de la todopoderosa Yamaha YZF-R1, pero en esta versión MT-10 SP la reina de las Master of Torque se postula como una moto capaz de asombrar tanto en carretera como en circuito.

Yamaha MT-10 SP: inspirada en la R1M

Al mercado europeo y especialmente al mercado español le gustan las motos naked; motos sin carenado, manillar ancho, posturas relativamente relajadas y, como en este caso, una buena dosis de deportividad.

Durante los últimos años esta tendencia del mercado ha llevado a los fabricantes a crear motos desnudas cada vez más radicales y los de Iwata fueron unos de los que arriesgaron más al crear esta Yamaha MT-10 SP, que no es más que una moto deportiva con una postura de conducción diferente y unos pocos cambios más.

Sí que es cierto que estéticamente no tiene mucho que ver con una deportiva. La carrocería brilla por su ausencia, aunque eso no quiere decir que no tenga personalidad, todo lo contrario; le sobra. El frontal está presidido por una máscara que parece sacada de la saga 'Transformers' y no sabríamos decir si es un Autobot o un Decepticon. Una mirada baja y ancha que intimida.

A medida que viajamos hacia la parte trasera nos damos cuenta de que es puro músculo allá donde la mires, y es por culpa de la herencia de la R1. El depósito es ancho y voluminoso, pero además se enfatiza con unos laterales que se lanzan hacia el frontal y que se corresponden con las admisiones de aire.

En la zona media destaca el chasis de aluminio de doble viga acabado en negro y toda la parte mecánica al descubierto, luciendo con orgullo el motor, el sistema de refrigeración y una línea de escape calcada a la de la deportiva de la que deriva.

En la parte trasera el conjunto de subchasis y asiento ha sido modificado y ahora se introduce un asiento corrido de una sola pieza con más espacio para el pasajero y un piloto trasero que ya conocemos de otras integrantes de la familia MT. También llama la atención el masivo basculante trasero de aluminio, en este caso sin pintar.

Como guinda del pastel y al igual que se hace en las YZF-R1M, esta Yamaha MT-10 SP utiliza un esquema de colores específico que realzan el estilo deportivo y agresivo de la moto, combinando los tonos gris y azul emblemático del fabricante nipón.

Pese a que es una moto que data de 2017 (en realidad 2016, que fue cuando se lanzó la MT-10) el conjunto luce moderno y extremadamente agresivo gracias a un diseño atemporal, pero ya empieza a pedir que en Iwata lancen una actualización del modelo. Aunque sólo sea para que pueda cumplir la normativa Euro5.

Alma de MotoGP para una maxinaked deportiva

Nos ponemos a los mandos de la Yamaha MT-10 y nos encontramos ante una moto que si bien es naked, deja bien claras sus intenciones deportivas desde el primer momento con una postura encogida y echada sobre el tren delantero. Las estriberas están altas, el culo también y el manillar aunque es de doble altura deja el cuerpo tendido hacia delante.

Un poco más allá del manillar precisamente se encuentra un cuadro de mandos totalmente digital. Es una pantalla TFT a color tomada de la YZF-R1 y que nos muestra una cantidad ingente de información, además de ser la herramienta para manejar las diferentes configuraciones tanto de visualización como de modos de conducción o el ajuste electrónico de las suspensiones que se utiliza en esta versión SP.

Pero nos puede la impaciencia, así que arrancamos el motor de esta Yamaha MT-10 SP y ¡boom! Ahí está. Uno de los sonidos más contundentes de las motos actuales hace acto de presencia desde el ralentí. Un ronroneo tosco, ronco y grave que desgarra con ligeras aceleraciones en vacío.

Empezamos a movernos con la más prestacional de todas las Master of Torque y se muestra como una moto compacta. La rueda delantera parece empujada contra los radiadores y se siente una moto muy ligera desde que se rompe el estado de reposo. Lo que no es tan ligero es el embrague, con asistencia, funcionamiento anti-rebote y accionamiento por cable que es un poco duro.

Durante los primeros metros y aunque sea en los modos de conducción más dóciles (en total tiene cuatro) nos encontramos con una moto que es de todo menos aburrida. La conexión entre el puño del gas y la rueda trasera es inmediata y aunque haya mucha electrónica disponible no se percibe tan evolucionada como en algunos modelos más modernos. ¿Esto es malo? No necesariamente.

En esta Yamaha MT-10 SP tenemos un motor derivado directamente de la R1, pero recortado. Son 998 centímetros cúbicos repartidos entre cuatro cilindros en línea y dotados de cigüeñal Crossplane, con encendido irregular. Son 160,4 CV y 111 Nm de par motor disponibles a demanda del puño derecho y esta cierta carencia de electrónica hace que esas cifras se sientan como tal.

Es decir, que si bien motos mucho más potentes son más rápidas pero no dan la sensación de correr, en esta MT-10 SP es todo lo contrario. Con 160 CV las sensaciones se acentúan y te pueden llegar a poner los pelos de punta. Basta con pasarse ligeramente con la apertura del gas para que la rueda delantera quiera mirar al cielo antes de lo que estamos acostumbrados últimamente.

Es una moto con carácter, mucho carácter. Las reacciones del motor son secas y extremadamente contundentes reclamando una dosis de manos superior a la habitual. A cambio, el motor CP4 nos ofrece una capacidad de aceleración y recuperación demoledora al que sólo podemos criticar una estirada cuyo final llega pronto, sabiendo que puede dar mucho más de sí. Ahora bien, el sonido rodando cerca de la línea roja es un espectáculo incluso con el escape de serie.

Con un peso de 210 kg con todos los llenos hechos, puede que no sea la naked de litro más ligera del mercado, pero se siente suficientemente liviana para hacer cambios de dirección rápido y, sobre todo, precisos.

Pudimos entrar con ella al Circuito del Jarama y ver de qué es capaz la Yamaha MT-10 SP, y las mismas impresiones que tuvimos en carretera se constataron en el trazado con un rendimiento perfecto para un usuario que quiera usar la moto en carretera, pero también hacer tandas esporádicas en pista.

Durante toda la jornada no sentimos el más mínimo atisbo de imprecisión en el tren delantero. Ni en fases de aceleración cuando tiende a aligerarse con facilidad ni en frenadas, en las que la parte ciclo mantiene el tipo con decisión. El límite en este caso lo encontramos antes de tiempo en los neumáticos, pues calzaba unos Bridgestone Battlax S20 Evo con un compuesto demasiado duro especialmente para una jornada con bajas temperaturas.

El equipo de frenos como no podía ser de otra manera está a la altura de las expectativas, con una pareja delante de 320 milímetros mordidos por pinzas radiales de cuatro pistones. Un equipo que salvo por la bomba de freno es calcado al de su alter ego deportiva y que sólo desfallece un poco bajo un uso intenso extremadamente intenso. Más que suficiente para el perfil de cliente de esta moto. El ABS no nos resultó intrusivo ni siquiera rodando en circuito.

Las suspensiones en esta variante SP son un conjunto inédito y semiactivo con regulación electrónica. La horquilla delantera invertida NIX30 de 43 mm y el monoamortiguador trasero TTX36 están firmados por el fabricante sueco Öhlins, y son de lo mejorcito que nos podemos encontrar en el mercado.

El sistema tiene unos ajustes preestablecidos (tres modos fijos y dos de ajuste automático) que podemos seleccionar desde los menús, pero su funcionamiento se va ajustando en función del uso que esté recibiendo la parte ciclo. Así, son capaces de mostrar siempre un buen compromiso entre comodidad, información y firmeza.

Es cierto que no llegan a ser unas suspensiones totalmente cómodas para el día a día y denotan un marcado carácter deportivo, pero sí permiten un uso polivalente. Su mejor cara aparece cuando apretamos el ritmo y notamos cómo el conjunto Öhlins lee perfectamente el asfalto, digiere las fases de aceleración o deceleración y nos da un nivel de seguridad envidiable cuando estamos trazando las curvas.

Rodando en tramos de autopista lo que ves es lo que hay. Pese al deflector de la máscara delantera no hay protección aerodinámica alguna salvo que peguemos el casco al depósito. Lo mejor es mantener un crucero a velocidad razonable hasta llegar al tramo de curvas de destino. Además, a velocidad constante hay vibraciones perceptibles.

El equilibrio en la oscuridad

Después de hacer muchos kilómetros sobre la Yamaha MT-10 SP entendemos por qué este tipo de moto tiene tanto éxito en el mercado. Sí, la posición de conducción es agresiva, pero ni de lejos tanto como en una R1. El asiento está situado a 825 mm, es ancho y con mullido suficiente y, además, el cuerpo queda mejor integrado que en la Superbike.

El pasajero no tiene tanta suerte y, sí, tiene un alojamiento algo más permisivo que en una R1 pero ni por asomo es una butaca cómoda. El mullido es escaso y los estribos están realmente altos. Además la distancia entre el asiento del pasajero y el depósito nos pareció demasiado amplia.

En cuanto a usabilidad la MT-10 SP nos pareció una moto apta para todo. Se puede ir a trabajar con ella, hacer unas curvas para divertirse a la vuelta de la jornada y el fin de semana escaparse a circuito y rodar con garantías. Un balance interesante entre la deportividad y ciertas concesiones al confort, como un control de velocidad de crucero.

Ahora bien, como decíamos antes no es una moto para todos. La MT-10 SP es una montura a la que le gusta ir rápido y así te lo hace saber a través de sus reacciones y que al mismo tiempo necesita unas manos que sepan manejarla con garantías. La entrega de potencia puede hacer que el neumático trasero deslice si nos excedemos con el gas.

Con todo esto, el consumo final haciendo un uso variado nos arrojó unas cifras que se situaron muy por encima de los 8 litros a los 100 km, lo que al final te deja con una autonomía un tanto reducida. Suprimiendo la conducción en circuito, el consumo arrojó unas cifras de 7,5 litros, lo que tampoco es una cifra especialmente austera.

El precio de la Yamaha MT-10 SP es de 18.499 euros, es decir, 2.600 euros más cara que la MT-10 a secas. Un precio bastante elevado si tenemos en cuenta que otras motos del mismo segmento pero más modernas como la Aprilia Tuono 1100 V4 Factory cuestan 16.999 euros, 15.750 euros para la BMW S 1000 R o los 19.900 euros de la última evolución de la KTM 1290 Super Duke R.

Yamaha MT-10 SP 2019 - Valoración

7.1

Motor 9
Vibraciones 7
Cambio 8
Estabilidad 7
Agilidad 7
Suspensión delantera 9
Suspensión trasera 7
Freno delantero 7
Freno trasero 6
Comodidad piloto 7
Comodidad pasajero 5
Consumo 6
Acabados 8
Estética 6

A favor

  • Motor desbordante
  • Calidad de los acabados
  • Frenada potente
  • Suspensiones top

En contra

  • Vibraciones perceptibles
  • Brusquedad en relaciones cortas
  • Precio elevado
  • Estética particular

Yamaha MT-10 SP 2019 - Ficha técnica

Motor
Tipo de motor Cuatro cilindros refrigerado por agua, cuatro tiempos, DOHC
Cilindrada 998 cc
Diámetro x carrera 79,0 x 50,9 mm
Relación de compresión 12:01
Potencia máxima 160,4 CV a 11.500 rpm
Par máximo 111,0 Nm a 9.000 rpm
Sistema de lubricación Cárter húmedo
Tipo de embrague Húmedo, Multidisco
Carburador Inyección de combustible
Sistema de encendido TCI
Sistema de arranque Eléctrico
Sistema de transmisión Seis velocidades
Transmisión final Cadena
Chasis
Chasis Deltabox de aluminio
Sistema de suspensión delantera Horquilla invertida Öhlins de 43 mm con regulación electrónica, 120 mm de recorrido
Sistema de suspensión trasera Monoamortiguador Öhlins con regulación electrónica, 120 mm de recorrido
Freno delantero Doble disco hidráulico, Ø 320 mm
Freno trasero Disco hidráulico único, Ø 220 mm
Neumático delantero 120/70 ZR17 M/C (58W)
Neumático trasero 190/55 ZR17 M/C (75W)
Dimensiones
Longitud total 2.095 mm
Anchura total 800 mm
Altura total 1.110 mm
Altura del asiento 825 mm
Ángulo de avance del pivote 24º
Avance del pivote 102 mm
Distancia entre ejes 1.400 mm
Peso en orden de marcha 210 kg
Capacidad del depósito de combustible 17 litros
Precio 18.499 euros

La unidad de pruebas ha sido cedida por la marca. Para más información, consulta nuestra guía de relaciones con empresas. El equipamiento utilizado durante la prueba ha sido: Casco HJC R-PHA 11, botas Rainers 999, mono REV'IT! Quantum y guantes REV'IT! Spitfire

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