La última parte de la prueba con la Triumph Street Triple sólo tiene una cosa de mala: que como todo lo bueno se acaba. No sólo es una moto que funciona bien, suave, con aptitudes deportivas y concesiones al turismo, sino que además es bonita (aunque para gustos están los colores).
El salto respecto a la generación anterior se basa en pequeñas modificaciones que no son a penas perceptibles pero que hacen pasar a la Street Triple de ser una moto buena a una moto mejor aún. Hay que dar un voto de confianza a los cambios porque quizá no te guste el escape por abajo (uno de los cambios más importantes), a mí al principio tampoco me convencía, pero no desentona, contribuye al mejor rendimiento y suena de maravilla.
No hablamos el miércoles de los consumos que pudimos sacarle a la británica y, aunque podrían estar mejor, no están nada mal. Hay que tener en cuenta que es un modelo que te pide marcha, no se puede estar quieta, es muy juguetona por geometrías y al motor le gusta darte alegrías, por lo que un consumo medio de 5,2 litros a los 100 kilómetros está dentro de la media. Si somos suaves y conducimos tranquilamente en solitario, sin meternos demasiado por núcleos urbanos, es fácil bajar de los cinco litros.
Con un precio para la Triumph Street Triple con ABS que roza los 8.000 euros es una opción muy a tener en cuenta para quienes quieran una moto para usar a diario y que los fines de semana quieran calzarse el mono de cuero y salir a hacer una buena carretera de curvas o hacer incursiones en circuito. Es tan apta para montar unos neumáticos turísticos como para gastarse el dinero en unos pegajosos de doble compuesto a los que sacar pelotillas por los flancos.
En caso de que el uso que yo diera a la moto fuera acompañado habitualmente miraría otras opciones que fueran más agradecidas con el pasajero, pero como no soy de los que montan a dúo de forma regular me plantearía seriamente a la Triumph Street Triple como una opción por sus altas dosis de polivalencia y diversión. Puede que sí ahorrase un poco más para hacerme con la versión R y hacer excursiones regulares en circuito. No es que con ésta no se puedan hacer, pero eché un poco en falta un tacto más deportivo rodando al ataque.
Si eres uno de esos nuevos poseedores del carnet A2 no echarás en falta nada, pero si ya tienes una larga experiencia sobre motos quizá eches en falta esa pequeña patada final que sí tiene la Street Triple R cuando nos aproximamos a la línea roja o las suspensiones más firmes y frenos con mayor mordiente. De todas formas volvemos a lo de siempre, mientras sepas lo que quieres y te cuadra con tus requisitos no te vas a arrepentir salvo que le des un uso inapropiado, es una moto muy agradecida capaz de colmarte de satisfacciones.
Motor:
Tipo: Refrigeración líquida, 12 válvulas, DOHC, 3 cilindros en línea
Cilindrada: 675 cm³
Potencia max. dec.: 95 cv a 10.500 rpm
Par max. dec: 68 Nm a 9.750 rpm
Embrague: Multidisco en baño de aceite, de accionamiento mecánico
Cambio: 6 velocidades
Transmisión: Cadena
Delantera: Horquilla invertida KYB, barras de 41 mm, 110 mm de recorrido
Trasera: Basculante de aluminio con monoamortiguador KYB, 125 mm de recorrido
Delantero: Doble disco de 310 mm con pinzas de Nissin de 2 pistones, ABS de serie
Trasero: Un disco, pinza Brembo de 1 pistón, 220 mm de diámetro con ABS de serie
Delantera: llanta de 3,50x17" fundición de aluminio, 120/70 ZR17
Trasera: llanta de 5,50"x17 fundición de aluminio, 180/55 ZR17
Longitud total: 2.055 mm
Distancia entre ejes: 1.410 mm
Altura asiento: 740 mm
Depósito de combustible: 17,4 litros
Consumo medio verificado: 4,7 / 5,3 litros
Peso en orden de marcha: 183 kg
Motor: 8,5
Suspensiones: 8
Frenos: 7,5
Estética: 8
Comodidad del piloto: 8,5
Comodidad del pasajero: 6
Valoración media: 7,75
A favor: polivalencia, manejabilidad y motor
En contra: frenos y suspensiones justos para conducción deportiva, comodidad del pasajero
Nota: La Triumph Street Triple fue cedida por Triumph Motocicletas España S. L.. Los gastos de gasolina han sido asumidos por el editor. Para más información consulta nuestra política de relaciones con empresas.
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