Si ayer nos centramos en lo que podemos ver antes de arrancar la Honda X-ADV, hoy toca el turno de comprobar de qué es capaz este modelo tan, digamos, peculiar. ¿Es un scooter trail? ¿Es una moto polivalente sin embrague? No sabríamos encasillarla bajo un concepto único pero lo que está claro es que nos moríamos de ganas por probarla.
Tiene muchas papeletas para convertirse en la moto de muchos potenciales clientes porque toca muchos palos diferentes y, como verás a continuación, lo hace de una forma solvente y, especialmente divertida. Porque para pasarlo bien 54 caballos son más que suficientes si están envueltos en un conjunto tan bien resuelto.
La magia del embrague ausente
Arrancamos el motor y nos regala los oídos un sonido de escape que es considerablemente más ronco y evocador que el de la Integra. Engranamos la posición D desde la piña derecha y empezamos a movernos con suma fluidez. No hay embrague, no hay pedales, sólo un puño derecho con el que elegiremos la forma en la que nos queremos desplazar, si más rápido o más despacio. Fácil, ¿verdad?
Para un uso tranquilo, de entorno urbano o para quien prime la confortabilidad, el modo D es una garantía de éxito con una transmisión que cambia pronto de marchas aprovechando el par motor disponible. Modo scooter 100%, todo el manejo se hace desde el puño derecho y ambas manetas para actuar sobre los frenos.
Al igual que en los modelos conocidos hasta el momento, el cambio automático DCT de la Honda X-ADV utiliza unos modos de conducción que se dividen en D para un tacto confortable, suave y progresivo, y tres niveles de modo S, que aprovechan mucho más las capacidades del bicilíndrico dejándole girar cada vez más alto de vueltas, siendo el S-3 el modo más puntiagudo de los tres.
También está la opción de utilizar el modo manual y cambiar de marcha desde los botones de la piña izquierda, o anticiparnos a los cambios de los diferentes modos automáticos si tenemos alguna sugerencia especial que hacerle al DCT. Para esta cuarta generación, se ha adaptado directamente del estrenado en la Africa Twin con detección de inclinación que aproxima mucho, pero mucho, su comportamiento con el de cualquier motorista humano, incluso en zonas de ascensos y descensos.
Pero tenemos ganas de ver de qué es capaz la Honda X-ADV, así que seleccionamos la posición S del DCT. La única diferencia entre los tres niveles disponibles es la altura a la que cambian de marcha engranada, y para una conducción alegre el S-3 es el modo perfecto. Tanto es así que podrás emprender tu ruta preferida y limitarte únicamente a dar gas, frenar, girar y volver a dar gas hasta que se te acaben las curvas.
En cualquiera de los modos seleccionados, la evolución del DCT es muy notable y ya se acerca peligrosamente al comportamiento 100% natural, por lo que precisamente aquello que criticábamos en cambios automáticos menos evolucionados empieza a diluirse. Tanto circulando de manera relajada como al ataque, la electrónica es capaz de reconocer que tipo de conducción estamos realizando y amolda sus reacciones.
Anteriormente, con la Integra, sí que llegamos a tirar de botones para subir o bajar alguna marcha en circunstancias puntuales que el humano sí puede prever (una entrada a curva que requiera un extra de retención por ejemplo) pero ahora su actuación es tan buena que ya apenas hace falta hacer correcciones o usar el modo manual, ni siquiera en conducción al ataque.
Redefiniendo las fun-bikes
Sí, porque la Honda X-ADV también sabe ir rápido y es muy divertida. Su facilidad de uso y buen hacer de la caja de cambios favorecen un uso más fun cada vez que te pones a sus mandos, aunque lo mejor de todo es la sensación de seguridad que te infunde esta peculiar moto a través de un conjunto bien aplomado.
Tanto el chasis como las suspensiones se comportan de manera más que digna aunque les exijas más de lo que por concepto parecería en un inicio y no apreciamos flaneos criticables en unos trenes con un recorrido relativamente largo y tarado trail. Es un ejemplo claro del buen juego que da el equilibrio entre potencia contenida con una parte ciclo de muy buen nivel.
Para ser completamente honestos, las suspensiones tiran a durillas en un uso exclusivamente urbano, pero si salimos de la ciudad cobran todo su sentido. Al fin y al cabo tienen que lidiar con un peso sobre la báscula de 238 kg en lleno. En zonas medias y rápidas con asfalto en buen estado el tacto es muy bueno y el chasis se mantiene por el sitio sin rechistar, incluso permite frenar sin retorcerse dentro de la curva, pero en zonas muy lentas o en parado sí que se siente un poco perezosa.
Adentrándonos en carreteras rotas, con el asfalto sucio y en mal estado ambos trenes se muestran igual de bien resueltos digiriendo todo a su paso sin transferir el estrés del asfalto al conductor. Tranquilidad absoluta y comportamiento neutro que permite seguir "gamberreando" por esas carreteras de interior desiertas.
El equipo de frenos utilizado en el tren delantero con discos de 256 mm y pinzas de anclaje radial tiene una fuerza de mordida y una dosificación magníficas. En este tipo de motos con el freno trasero tan a mano (nunca mejor dicho) suelo apoyarme bastante en el tren posterior, y termina por bloquear antes de la cuenta y hacer saltar el ABS.
También nos atrevimos con una pequeña ruta por pistas, un uso para el que la X-ADV está totalmente preparada por sus suspensiones, llantas, postura y también neumáticos de tipo trail especialmente diseñados por Bridgestone con mayor profundidad en el dibujo que el utilizado para los neumáticos de serie de la Africa Twin. Sólo el peso pasa algo de factura provocando algún tope de suspensión al pasar baches profundos a ritmo fuerte.
Hay que dejar claro que no es una moto trail, así que no esperes poder meterte en trialeras, pero sí que es un buen concepto de moto ultra-polivalente con la que puedes tanto hacer una ruta de curvas enlazando dos partes con un tramo de tierra entre medias, llegar a tu destino sin despeinarte y meter el casco bajo el asiento como un marqués.
Se nos acaba el espacio, así que mañana te seguiremos contando aún más de todo lo que encierra la X-ADV, el concepto más rompedor de Honda.
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