Desde hace algún tiempo, nos faltaba algo en la gama de Ducati. Después de completar su gama de motos gordas, 2017 parece el año de la vuelta a la razón, un back to the basics que se confirma con la irrupción entre otras de la Ducati Monster 797. Este nuevo modelo simplifica su concepto pero mantiene los genes de la familia Monster intactos, y te vamos a contar cómo es después de haberla conocido en la presentación internacional por las carreteras de Niza.
Con la desaparición de las Monster 696 y 796, la fábrica de Borgo Panigale se quedó allá por 2014 sin su moto de Troya, la moto icónica que todos los jóvenes deseaban como primera moto y los experimentados buscaban como una moto sencilla pero con muy buenas cualidades y un diseño a la altura de la familia más longeva de la casa italiana. Aquellas motos y antes la Monster 695/620 eran un punto de partida en la gama vital.
Ducati Monster 797, el escalón necesario
Sí, es cierto que la Ducati Monster 821 vino a "cubrir" el hueco, pero en realidad no se trataba de un modelo sustitutivo, sino de uno complementario situado entre el enorme hueco que iba de las Monster 696/796 a las Monster 1200. Ahora, con la 821 asentada en el mercado y con la reciente renovación de la Monster 1200, la Monster 797 vuelve para hacer las delicias de los conductores que no necesitan las prestaciones ni buscan la tecnología de la 821.
Así pues, la menor de la familia con más solera del catálogo de Ducati quiere recuperar su puesto de honor entre las motos más vendidas del mercado como lo fueron sus antecesoras, y lo hace poniendo sobre la mesa la misma receta con la que triunfaron aquellas: motor cumplidor, parte ciclo elaborada y diseño de casta.
Por fuera no podemos hacer otra cosa más que afirmar que esa moto que tenemos delante es una Ducati Monster. La filosofía de diseño empleada busca el impacto con una silueta inconfundible donde el chasis, el asiento y el depósito son las piezas protagonistas en el perfil de una moto que bebe las aguas manadas de la Monster 900 parida por Miguel Ángel Galuzzi en 1993.
Tan de familia quiere ser esta 797 que el depósito y el faro son exactamente los mismos que los utilizados en la Monster 1200, dos piezas clave en la primera impresión. Las bellas líneas que conforman el tanque de 16 litros se rematan con un cierre funcional que sujeta el depósito al chasis justo en la parte frontal, un elemento tomado y reinterpretado de las primeras motos de la saga.
Dando vueltas alrededor, a medida que nos vamos fijando en los pequeños detalles que componen este todo, nos damos cuenta de que el resultado final es un conjunto bien acabado. Desde la rueda delantera hasta el portamatrículas las 797 es toda una Monster por derecho propio que encandilará a muchos aficionados.
Los grupos ópticos abrazan la tecnología LED, en el delantero encontramos una luz de día central formada por diodos y que separa dos faros con bombillas tradicionales. Mientras, en la parte trasera un faro full LED queda escondido bajo la pieza del colín en un acabado discreto y muy acertado. Los intermitentes son de bombillas tradicionales con cristales blancos.
Como antaño, la estructura tubular del chasis, que utiliza un entramado específico, se extiende hacia atrás en una sola pieza que también forma el subchasis sobre el que se monta el ya típico asiento de dos plazas corrido. Bajo y bastante plano, el asiento de piloto y pasajero se convierten en una parte más de la carrocería y deja bien ocultas bajo sus formas unas asas para que el pasajero se agarre. Un poco escondidas y bajas, eso sí.
En un guiño a la época moderna de las Monster, Ducati ha decidido recuperar para esta 797 un basculante de aluminio inspirado en las formas triangulares que tanto gustaron en la ya desaparecida 696, aunque en este caso con el anclaje del amortiguador al chasis en la parte izquierda.
La filosofía Desmodue
En el apartado técnico nos encontramos soluciones tan agradables como la recuperación del motor Desmodue más allá de la familia Scrambler. Así pues, el bicilíndrico a 90 grados refrigerado por aire, 803 centímetros cúbicos, Euro 4 y dos válvulas por cilindro nos ofrecerá los mismos 75 cv y 68,9 Nm de par motor que en las neoclásicas.
Acompañando al propulsor tenemos un embrague APTC de accionamiento mecánico con funcionamiento asistido y función anti-rebote, acelerador por cable tradicional y una línea de escape 2 en 1 de muy reducidas dimensiones que se asoma discretamente por la parte derecha.
Las curvas de potencia y par son prácticamente planas, lo que hacen del motor empleado en la 797 un compendio perfecto entre rendimiento y usabilidad, con más del 80% del par motor disponible a partir de 3.500 revoluciones por minuto y una línea de potencia sin baches, muy progresiva.
La elección de este motor no ha sido algo casual. El Desmodue es un icono dentro del mundo ducatista y su fiabilidad, buenas prestaciones e imagen inconfundible dotan a la Monster 797 de un carácter del que pocas o ninguna pueden presumir. El enraizamiento de los motores de dos válvulas y refrigeración por aire en el árbol genealógico de Ducati llega bien hondo.
Dotación por encima de la media
A diferencia de en la Monster 821, aquí encontramos unos componentes electrónicos mucho más sencillos. No hay acelerador electrónico y aunque el cuadro de mandos viene a ser el mismo no encontraremos modos de conducción, ni regulación del ABS, ni control de tracción, ni complejos menús. De hecho la sencillez del cuadro sorprende al no disponer de la información habitual a la que Ducati nos tiene acostumbrados en estos mismos cuadros usados en otras motos.
Más allá de las revoluciones, velocidad, un parcial y los testigos, echamos en falta un indicador de marcha engranada, nivel del depósito de combustible o la posibilidad de poder operar el segundo parcial, ya que sólo nos ofrece el dato de velocidad media (desconocemos el por qué de la elección de este dato en concreto).
Oculto bajo el asiento lo que sí tenemos es un conector USB con el que podremos cargar el smartphone y a través del cuadro la posibilidad de acceder vía Bluetooth al Ducati Multimedia System preinstalado con el que operar el manos libres, los intercomunicadores o el audio.
Como es habitual en la genética de la familia, la tenemos una parte ciclo que va sobrada para garantizar que nos podremos divertir sin echar en falta mejores componentes. Los frenos con discos de 320 mm y pinzas radiales Brembo se anclan a una horquilla invertida Kayaba acompañada por un monoamortiguador Sachs en el tren trasero.
Las medidas de las ruedas también acompañan, utilizando llantas de aleación de cinco radios dobles calzadas con neumáticos Pirelli Diablo Rosso II en medidas 120/70 ZR17 y 180/55 ZR17 respectivamente, que mañana por fin os contaremos qué tal ruedan por el asfalto de Niza. Mientras tanto, os dejamos con la primera galería para que podáis ver todos los detalles de la Monsterina.
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