Intenta no emocionarte con este reencuentro entre un hombre y su moto 60 años después

Entre los cientos de artículos que escribimos, hay algunos de ellos que son tan especiales nos tocan la fibra más sensible. Es el caso de hoy, una muestra de puro amor por el mundo de las dos motos sin importar la edad, y que más allá de lo físico, hay una relación trascendental entre un motero y su moto.

El señor Zandbelt cumplió 90 años, y aunque su cuerpo ya no le permite montar en moto, su espíritu por las dos ruedas sigue intacto. Tan intacto como la moto que dejó 60 años atrás cuando tuvo que emigrar a Canadá... Ya puedes adivinar la sorpresa de cumpleaños, y el emotivo reencuentro con su vieja DKW.

Tuvo que dejar su vieja moto en Alemania, pero 60 años después le espera una sorpresa

DKW, de Dampf-Kraft-Wagen, o en alemán, 'coche movido por vapor'. Fue una histórica fábrica de motos y coches fundada en 1916 por un ingeniero danés en Sajonia (Alemania). En la primera mitad del siglo XX, DKW fue una de las marcas más importantes del mundo de las dos ruedas, hasta el punto de que fue el fabricante que más motos produjo a nivel mundial antes de la Segunda Guerra Mundial.

La historia dura 10 minutos, y el protagonista es Vince Zandbelt, que quiere hacerle un regalo muy especial a su padre. Y lo hará con una tremenda contextualización y cariño.

Su padre cumplió 90 años recientemente. Natural de Alemania, tuvo que emigrar a Canadá hace más de 60 años, con una vida ya prácticamente hecha en el país germano. Atrás dejó familia, amigos, su propia historia... Y una moto, que es la protagonista de esta historia.

Era una DKW con la que el señor Zandbelt pasó indescriptibles momentos y recuerdos. La moto le acompañó incluso el día que se casó con su esposa (y madre de Vincent), y otros muchos momentos memorables como rodar con amigos y familiares. Su hijo se ocupa de recordarle poco a poco con fragmentos la historia de su padre con esa moto, a lo que su padre sonríe, e incluso se le escapa alguna lágrima. El 'boom' está por llegar.

Al emigrar, tuvo que dejar la DKW atrás. Pero con él se llevó muchos recuerdos en forma de fotos. La dejó en manos de un familiar, que la vendió a un tercero que la usó durante unos pocos años. Y después de eso, todo el mundo le perdió la pista a la moto alemana, pero por suerte, el familiar que la vendió guardó el contacto del tipo que la restauró.

Resulta que acabaron localizando al dueño de la moto, que conservaba los papeles originales de la moto, y hasta una matrícula que entregan al padre, pero eso era solo el aperitivo de lo que estaba por venir.

Detrás de la escalera escondía el verdadero regalo: la DKW original y totalmente restaurada del hombre, que se reencuentra con ella 60 años después.

Su reacción es lo más cercano a la bondad pura: una mirada llena de amor, recuerdos y un rostro plagado de lágrimas al que su hijo ni siquiera se resiste. No era una DKW más, era SU DKW.

Tanto conmovió la historia que incluso un club de motos local le nombró miembro honorífico y vitalicio a lomos de su vieja DKW.

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