Hay estafas de todos los colores y sabores. Las hay más toscas pero eficientes, y otras mucho más sofisticadas. Si hace unas semanas en España se alertaba de la ‘estafa del motorista’, ahora hay otra mucho más delicada y terriblemente peligrosa porque es muy fácil caer en ella. Y si utilizas un parking habitualmente para aparcar la moto, puede que estés en peligro.
Es la estafa del código QR. Sacas tu móvil para pagar con comodidad, escaneas uno de estos patrones y acabas cayendo en la cuenta de que el parking te acaba de costar un dineral que seguramente no vuelvas a recuperar. Era una treta.
Es muy fácil caer en la trampa de un código QR falso; en España hay muchos casos
El código QR es una cómoda forma de acceder a distintos servicios: desde la carta de un bar hasta el catálogo de una marca de motos. Muchos comercios y servicios lo utilizan, y hasta se puede pagar en un parking donde has dejado tu moto simplemente escaneando el código y pagando en cuestión de segundos. Sin embargo, existe peligro, y grande.
“Tengan cuidado, esto ha sucedido en Greystones. Fue estafada y perdió 1.000 euros usando un código QR que escaneó para pagar el estacionamiento”, alerta la última estafa viral en internet.
Esta técnica, cuyo nombre formal es ‘quishing’, consiste en utilizar códigos QR falsos y superpuestos sobre el original para sustraer a las víctimas información como datos personales o contraseñas o simplemente sacar dinero mediante la instalación de un ‘malware’ que toma poder del dispositivo y lo deja en manos de los atacantes.
Aunque la víctima ya ha sido estafada y se ha quedado sin los 1.000 euros a causa del código QR, la compañía de parking ya ha empezado a retirar los QR como forma de pago de todas sus estaciones, así como también ha optado por retirar los carteles donde aparecen, para evitar que más gente siga escaneando y cayendo en la hasta ahora desconocida estafa.
Cómo evitar caer ante este tipo de estafas. Lo primero y fundamental: nunca fiarse de nada, ni siquiera de un código en un cartel oficial. Quizá lo más precavido hubiese sido rascar con la uña hasta comprobar que el código es una pegatina superpuesta; pero no todos caen en ello. Y si uno no quiere confiar en la tecnología, siempre seguirá habiendo lugar para el pago físico en una máquina. Y ahí es más difícil engañar a alguien.
En España no somos ajenos a este tipo de estafas. De hecho, en 2023 hubo una conocida estafa que afectaba al servicio de bicicletas de Madrid, BiciMad, y que al escanear el código para alquilarla, redirigía al usuario a una web fraudulenta que cobraba en libras. Y evidentemente, no había bicicleta, pero sí timo.