La gallina vieja está de vuelta y con ganas de seguir haciendo caldo. Su hambre de victoria no se ha diluido a sus 37 años y las ansias por seguir siendo mejor que sus rivales le pueden. Quizá por eso, este 2016 haya querido dejar todo atado nada más empezar la temporada y centrarse en volver a ganar. Para eso se ha quedado en MotoGP en vez de "jubilarse".
Ayer Valentino Rossi cerraba un fin de semana perfecto ganando el Gran Premio de España 2016. Dominó en los libres, se llevó la pole, dominó todas las vueltas de la carrera, marcó la vuelta rápida con un soberbio 1'40.090 en la tercera vuelta y cruzó el primero la línea de cuadros. ¿Va a ser 2016 el año de la reafirmación del veteranísimo?
16 años en lo más alto
Hace ya 16 años que Rossi debutó en la categoría reina. Algunos puede que os acordéis, otros quizá os pilló demasiado jóvenes, pero fue durante la temporada 2000 subido a la Honda NSR 500 amarilla pintada de Nastro Azurro. Su experiencia en el máximo exponente del motociclismo casi tiene edad para sacarse el carnet de conducir.
Durante todo este tiempo corriendo al más alto nivel ha conseguido la gesta de sumar siete títulos mundiales, el primero de ellos, el del año 2001 tiene el mérito extra de ser el último ganado por una moto de dos tiempos. Mismo hito, pero a la inversa, en 2002 cuando ya sobre la Honda RC211V ganaba su segundo título en la categoría, el primero de la era MotoGP.
En 2003, con su tercer campeonato (quinto en total junto con los de 125 y 250 cc) bajo el brazo los mentideros del paddock se incendiaron al saberse que Valentino se marchaba de Honda y para irse a Yamaha.
Por entonces, Rossi ya se había convertido en un icono para cualquier aficionado, un ídolo de masas que buscaría el más difícil todavía yéndose a Yamaha para convertir una M1 desahuciada en una moto ganadora en el 2004. Su avidez de victoria fue elogiada por todos, incluso tachada de locura o suicidio deportivo al dejar el todopoderoso paraguas de HRC para iniciar una posible travesía por el desierto.
Pero nada más lejos de la realidad. Rossi, junto a su inseparable técnico Jeremy Burgess, convirtieron la moto azul en una moto con la que llegar a la primera carrera de la temporada 2004 y ganar dejándonos a todos boquiabiertos. Cruzó la línea de meta 210 milésimas por delante de su archienemigo Max Biaggi para regalarnos la que probablemente sea la imagen más mítica y emotiva del motociclismo moderno: el beso a su M1 apoyada contra los neumáticos. Os acordáis, ¿verdad?. Es esta.
En total fueron siete los años que Il Dottore militó en las filas de Yamaha alternando años de euforia con crisis de resultados. En 2010 una fractura de tibia y peroné en Mugello delante de todo su público desató un año para el olvido y que terminó desembocando en otro terremoto.
Intentando repetir la gesta del 2004 y engrandecer aún más su leyenda (y su bolsillo con el contrato más loco de la historia de MotoGP por 12 millones de euros al año), Valentino decidió tratar de convertirse en el piloto italiano por excelencia marchándose a Ducati. La fábrica de Borgo Panigale le acogió con los brazos abiertos, pero ni todo el talento del italiano, ni los conocimientos de Burgess, ni la dedicación de Ducati consiguieron enderezar dos años de penumbra.
Durante dos temporadas en las que lo intentaron todo: cambiar su estilo de pilotaje, adoptar diferentes configuraciones, incluso cambiar por completo todo el concepto de la Desmosedici. Nada dio resultado y el único rayo de luz asomó en el Gran Premio de Francia 2011 donde firmó su único podio con la marca de Borgo Panigale.
La vuelta a Yamaha, vuelta con los mejores
Lleno de ganas por volver a triunfar, en 2013 retornaba a la marca que más alegrías le ha dado. Volvía a Yamaha con un plan a dos años vista; la primera temporada sería una fase de adaptación, recuperando sensaciones, volviendo a tomar el control de la M1 que le hizo campeón en cuatro ocasiones y apuntándose a las peleas en los puestos de cabeza.
Pero ha estaban las nuevas generaciones dando guerra. Talentos puros a los que casi doblaba en edad. ¿Podría plantar cara?.
Cerró el año con cinco podios y una victoria que le aupaban hasta la cuarta plaza general. Había vuelto, estaba en plena lucha con el resto de los cuatro fantásticos. Ahora ya sabía que sería capaz de defenderse de las nuevas generaciones, que no era el momento de jubilarse.
Durante las temporadas 2014 y 2015 ha luchado con los mejores, ha dado el máximo desoyendo cada afirmación de que era el momento de dejar el paso a los más jóvenes. Se niega a retirarse porque sabe que puede seguir ganando. Su corazón le dice que debe seguir ganando.
Pero lo mejor estaba por llegar, porque al inicio de este 2016 ha sido el más listo de la parrilla. Al ser el primero en renovar por Yamaha se han notado las tablas que se gasta a la legua. Ha formado un vínculo irrompible con Yamaha, más valioso aún que los títulos de Jorge Lorenzo. Valentino Rossi y Yamaha son uno más allá de cuando el italiano decida terminar su carrera en MotoGP. VR46 lleva el merchandising de la marca y ésta a su vez le cede todas las motos del campamento de Tavullia. Son uña y carne.
La marca de Iwata hasta ha dejado escapar al campeón en título para asegurarle el sitio a un Valentino Rossi veterano que en la cuarta carrera de 2016 ya se postula de nuevo como firme candidato al título de MotoGP. Hasta hay quien dice que ha forzado la marcha de Lorenzo a Ducati para allanarse, aún más, el camino en 2017.
¿A por el décimo título?
Han pasado nada menos que diez Grandes Premios desde que el italiano se subiera a lo más alto del podio el 30 de agosto de 2015 en el GP de Inglaterra. Ocho meses después, Valentino vuelve a ganar como en sus mejores tiempos, escapándose de todos y sin dar opción a nadie. De esta manera tan magistral suma su victoria número 113.
Una victoria que no va a ser la única en este año. Una victoria que anuncia que, como él dijo, "gallina vieja hace buen caldo". Ya en 2015 la corona se disputó hasta la última carrera del año, lo que quiere decir que está en forma tanto mental como físicamente.
Creo que ha sido el fin de semana perfecto. Desde el viernes por la mañana hemos ido muy rápido y hemos trabajado muy bien. La moto, en carrera, ha ido fantástico así que debo agradecer al equipo entero el trabajo que han realizado. He tenido un buen ritmo y he hecho una buena salida así que he podido tirar. Sinceramente, tiene un sabor especial ganar de esta manera.
Por lo pronto, queda todo 2016 y dos temporadas más de contrato con la marca de Iwata. Tres oportunidades para que Valentino Rossi intente ganar su décima corona, aún tiene papeletas para conseguirlo.