La triste historia de Reinhold Roth, el mítico subcampeón de los 250 cc que lleva 30 años en estado vegetal

La historia de Reinhold Roth es una de las más tristes que se recuerdan en el Campeonato del Mundo de Motociclismo. Porque además de tragedia, que siempre es inseparable de las carreras de motos, también tiene dosis de incompetencia de esas que hacen hervir la sangre no solo a los moteros, sino a cualquier persona con entendederas.

Todo ocurrió en el último y fatídico Gran Premio de Yugoslavia de la historia, justo antes de que estallase la guerra civil y el país se dividiese en muchos trocitos. La carrera, que era en la actual Croacia, ya fue un caos organizativo. Y eso se llevó por delante la vida del mítico subcampeón de los 250 cc, Reinhold Roth.

Roth fue subcampeón con con 34 y 36 años y anunció su retirada en 1990

La carrera de Roth en el mundial comenzó bastante tarde. Debutó con 26 años de la mano de Yamaha en las categorías de 250 cc y 350 cc, y con resultados bastantes discretos. Nada hacía presagiar que Roth se iba a convertir en un piloto de leyenda. Pero así fue. Estábamos ante un piloto de florecimiento muy tardío.

Las siguientes temporadas tampoco fueron brillantes. Hasta el punto de que en 1981 incluso se quedó sin hueco en el mundial. Intentó correr en 500 cc con Suzuki y con Honda, pero no hubo resultados. Después de siete temporadas en el mundial, a veces compaginando categorías, su mejor resultado era un quinto puesto en una carrera en Hockenheim.

Pero el florecer iba a llegar en 1985, cuando ya tenía 32 años. Roth se olvidó de los 500 cc y volvió a bajar a 250 cc, la categoría que mejor le venía por sus condiciones. De nuevo, se puso a los mandos de una Yamaha, pero esta vez del equipo Römer Racing, y el crecimiento se notó. Verle en los puntos ya era más habitual, y en Silverstone terminó segundo.

Ese podio en la antepenúltima carrera del año lo desató todo. Para 1986 Roth se pasó a Honda. El primer año fue de adaptación, con resultados mediocres, pero el segundo empezó a ser competitivo. Tenía 34 años, pero por fin Roth estaba luchando de verdad por un mundial. Y casi lo gana, pero su compatriota Anton Mang fue más rápido.

A base de regularidad Roth estuvo en la batalla. Hizo siete podios en las ocho primeras carreras, y en la última de esta serie llegó la ansiada primera victoria. Fue en Francia, en el mítico circuito Bugatti de Le Mans. Por entonces parecía que Roth iba lanzado a por el título, pero no volvió a subirse al podio en toda la temporada y al final se quedó a 28 puntos de Mang.

El siguiente año volvió a cierta mediocridad. Estuvo lejos de sus resultados anteriores, con solo un podio en toda la temporada. Su carrera parecía que se estaba apagando. Pero quedaba un último resurgir. En 1989, tras un mal comienzo de temporada, Roth y su Honda volvieron a meterse en la batalla por el título.

Roth ganó en Assen y Brno, y terminó segundo en Hockenheim, Rijeka, Donington Park y Suecia. Apretó las tuercas a Sito Pons, que era el actual campeón en título de los 250 cc. Pero no pudo con él. Pons repitió corona y Reinhold Roth se tuvo que conformar con su segundo, y último, subcampeonato.

Un segundo año con la miel en los labios ya fue demasiado para Roth. El tiempo había pasado, y para una flor tardía como él aún más. Reinhold Roth ya tenía 37 años y anunció que disputaría una última temporada con Honda y al final de 1990 se iba a retirar. El año empezó con resultados planos, peores que los de su compañero Helmut Bradl. Y entonces llegó el fatídico Gran Premio de Yugoslavia.

Sufrió un terrible accidente en Yugoslavia al chocar contra un doblado que iba muy lento

El país estaba a punto de estallar en mil pedazos. Yugoslavia estaba al borde de la guerra, y eso se sabía. Y para colmo, el autódromo Grobnik estaba en Rijeka, es decir, en Croacia. El ambiente era de carrera crepuscular. Estaba bastante claro que ese era el último Gran Premio de Yugoslavia de la historia.

La organización estaba siendo un caos, también en cuanto a la Dirección de Carrera. Solo así se explica que permitiesen que el domingo se presentase en la pista con su Aprilia el australiano Darren Milner, que llevaba todo el fin de semana paseando su parsimonioso paso de tortuga por Rijeka y que el sábado clasificó a seis segundo de la pole.

Pero Milner salió a pista y pronto empezaron a doblarle. A cinco vueltas del final el grupo de cabeza alcanzó a Milner por segunda vez. Fue en el peor sitio posible, una chicane de alta velocidad. Martin Wimmer y Helmut Bradl vieron al australiano, que estaba ahí, medio parado en plena curva, y pudieron esquivarle. Roth, que venía a rebufo, no le vio hasta el final.

El impacto fue brutal. Roth chocó contra Milner, casi parado, a altísima velocidad. Y para colmo Álex Crivillé, que también venía a rebufo del alemán, chocó contra Roth por detrás. Ambos salieron despedidos contra las protecciones de paja, donde la moto de Crivillé le dio un último golpe a un Roth que ya estaba herido.

Roth estuvo casi dos meses en coma, y cuando por fin despertó se le diagnosticaron graves daños cerebrales y una hemiplejia que le dejaba en estado vegetativo. El paddock de Rijeka se derrumbó al ver como ese veterano bonachón con bigote que tanto querían, Reinhold Roth, salía en ambulancia del circuito.

El subcampeón del mundo de 250 cc había quedado en estado vegetal. Y ahora empezaba una nueva lucha. No solo suya, sino de otra persona, su mujer. Elfriede Roth llevaba doce años de relación con su esposo cuando su vida cambió en aquel fatídico Gran Premio de Yugoslavia. En una entrevista reciente con Speedweek, ha explicado cómo está su marido 30 años después.

Roth tardó siete años en decir una palabra, sufre hemiplejia y solo le han visitado Rainey y Cornu

Desde entonces Elfriede Roth no se ha separado de su marido, aunque reconoce que tardó muy pocos meses en perder la esperanza de que pudiera recuperarse. El proceso ha sido mucho más lento de lo que a ella le hubiese gustado. Tardó siete años en volver a decir una palabra, que según su esposa fue "mañana".

Ahora Roth puede utilizar frases cortas, a veces come cosas pequeñas él solo y sorbe de una pajita. "Si está bien, puedes comunicarte con Reinhold e incluso de una manera que tenga sentido", dice Elfride Roth. Su relación ahora es otra. Ella tiene otra pareja desde hace 14 años, pero nunca ha dejado de cuidar de Reinhold.

Ni siquiera cuando le diagnosticaron cáncer de colon hace quince años. Fue el momento en el que Elfriede Roth decidió que debía seguir con su vida, pero sin desatender la de Reinhold. "Ya no es una pareja, sino como un niño al que hay que cuidar". Hace poco el ex piloto de 250 cc estuvo ingresado con una neumonía. Pero volvió a salir adelante. "Fue otro milagro médico", dice su mujer.

De lo que más se lamenta Elfriede es de las pocas visitas que ha recibido su marido. Solo han ido a verle Wayne Rainey, también en silla de ruedas tras un accidente en Misano, y Jacques Cornu. Ninguno de sus compatriotas ha tenido un hueco para visitar a Reinhold Roth, el mítico subcampeón de los 250 cc al que el destino le jugó una mala pasada.

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